Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.

Todo hijo está llamado a obedecer a sus padres, la palabra obedecer significa literalmente “escuchar desde abajo” en otras palabras debe de escuchar con suma atención y responder de manera positiva a lo que se escucha. ¿Cuál debiera ser el motivo correcto de nuestra obediencia? Dice el texto “obedeced en el Señor” que significa por causa del Señor o porque esto agrada al Señor. Todo hijo debe de obedecer a sus padres no solo por el amor, la gratitud o la estimación que tenga hacia ellos, sino especialmente por la reverencia al Señor Jesucristo quien es el que nos da este mandamiento. ¿Qué piensa Dios en cuando a la desobediencia a los padres? Él lo ve como algo vil y depravado. En la carta de Pablo a los Romanos la desobediencia a los padres está en la misma lista donde se encuentran pecados como la avaricia, la fornicación, la perversidad y los homicidios, pecados que delante de Dios son dignos de muerte. ¿sabían que una de las señales de los últimos tiempos es que existirán por montones hijos desobedientes a los Padres? 2 Timoteo 3:1-5 dice “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita.” Algo interesante de este texto es que muchos que practican estos pecados, tendrán apariencia de piedad, es decir aparentaran espiritualidad y moralidad, pero todo será una farsa. Si usted amado amigo dice ser creyente, pero vive en constante desobediencia a sus padres, no se engañe, usted no es más que alguien que aparenta conocer a Dios, pero con su vida demuestra todo lo contrario. Como hijos de Dios tenemos el deber y la responsabilidad de honrar a nuestros padres y una forma de hacerlo es obedeciendo todos sus mandatos. ¿y que si ellos nos piden hacer algo que va en contra de la palabra de Dios? solo en este caso podemos romper la regla y hacer nuestras las palabras de Juan y Pedro quienes dijeron: “Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios” Se cuenta que Henry Havelock, un prominente militar, cierto día tuvo la visita de un amigo y mientras ellos estaban conversando su amada esposa le interrumpe repentinamente y le pregunta: “¿Dónde está Enrique?” –refiriéndose al hijo de ambos, a quien ella no había visto en toda la tarde. El coronel se puso en pie, y repuso: “¡Ah, pobre muchacho! Está en el puente de Londres… y con este frío que está haciendo. Le dije que me esperara hoy a las doce en ese lugar, y con tantos asuntos que he tenido que atender, olvidé la cita.” El momento en que decía esto el coronel Havelock eran las siete de la noche; se levantó inmediatamente, ordenó que llamaran un carruaje, y al salir para liberar a su hijo de esa molesta espera en el puente de Londres, para excusarse ante su amigo visitante se volvió hacia él y le dijo: “Como usted ve, señor, esta es la disciplina de la familia de un soldado”. Después de una hora el coronel regresó con el pobre Enrique, quien parecía haber pasado por la experiencia de esa tarde con muy buen humor. Dios nos ayude no solo a obedecer a nuestros padres sino a hacerlo con agrado y alegría, sabiendo que cuando obedecemos a ellos, obedecemos a Dios, quien es digno de toda gloria y todo honor. Dios los bendiga. Corpus Unum.