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Reglas Del Hogar
Honra A Tus Padres - Parte 5
Paul Tinoco Huaraca
(Centro De Vida)
Duración: 00:05:30 Minutes
Listens:
7
Aired on Oct 11, 2019

Escritura

Colosenses 3:20

Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor

En nuestro texto vemos tres cosas en cuanto a la obediencia a nuestros padres, en primer lugar, es un mandamiento, no una opción. Alguien dijo no todos somos padres, pero si todos somos hijos por consiguiente este mandato es para cada uno de nosotros. no es una opción que podamos analizar, meditar o debatir sino es un mandamiento que tenemos que obedecer. la palabra obedecer significa literalmente “escuchar desde abajo “en otras palabras debemos de tener un corazón sumiso y atento a la voz de nuestros padres y responder de manera positiva a sus palabras. En segundo lugar, notamos el alcance de la obediencia. ¿debemos obedecer a nuestros padres solo en aquello que nos parece correcto? ¿nuestra obediencia se limita a un día por la semana o es algo que debiera ser parte de nuestras vidas? Dice el texto “hijos obedeced a vuestros padres en todo” esto significa en todo momento, en toda ocasión, en toda circunstancia, en absolutamente todo lo que nuestros padres nos digan.  Y en tercer lugar vemos la razón de nuestra obediencia ¿Cuál debiera ser el motivo correcto por el cual debemos de obedecer a nuestros padres? Dice el texto “porque esto agrada al Señor”. Todo hijo debe de obedecer a sus padres no solo por el amor, la gratitud o la estimación que tenga hacia ellos, sino especialmente por amor y reverencia a nuestro gran Dios. ¿Recuerdan lo que pasó cuando Jesús fue bautizado?   Los cielos fueron abiertos, el Espíritu de Dios descendió en forma de paloma y hubo una voz de los cielos que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia. En esta escena notamos como el corazón del padre se llenó de sumo gozo ante la obediencia de su amado hijo. Creo que lo mismo sucede cada vez que obedecemos con alegría las palabras de nuestros padres, no solo ellos disfrutan de la obediencia, sino también nuestro amado Dios se goza en ello. Sé que hacerlo no será una tarea fácil, a veces tendemos a obedecer, pero lo hacemos de mala gana o a medias. Se cuenta que en un hospital de niños había un pequeño que se había ganado la reputación de portarse extremadamente mal con las enfermeras y los empleados. Un día una visitante que sabía del terror que era aquel muchacho le ofreció un trato: “Si te portas bien por una semana,” le dijo, “te daré diez centavos cuando regrese.” Una semana más tarde estaba junto a su cama. “Voy a decirte algo,” le dijo. “No les voy a preguntar a las enfermeras si te portaste bien. Debes decírmelo tú mismo. ¿Te mereces los diez centavos?” Luego de una pausa, una pequeña voz saliendo de las sabanas dijo: “Deme medio centavo.” A veces somos así muchos de nosotros, nos cuesta obedecer, es más fácil aprender de memoria el quinto mandamiento que ponerlo por obra. Se cuenta que cierto día el escritor Mark Twain se encontró con un negociante sin escrúpulos en Boston que se jactaba diciendo que nadie jamás lograba salirse con la suya una vez que él había decidido hacer algo. Dijo: “Antes de morir voy a hacer un peregrinaje a la Tierra Santa. Voy a escalar el Monte Sinaí; ¡y cuando llegue a la cumbre voy a leer los Diez Mandamientos en voz alta a todo pulmón!” Sin impresionarse, Twain respondió: “Tengo una mejor idea. Quédate en Boston y obedécelos.” Podemos conocer el mandamiento de memoria, pero si este mandamiento no es puesto en acción no sirve de mucho. Dios desea que todo hijo tenga un corazón sumiso y obediente a sus padres, creo que no hay amor mejor expresado que el amor puesto en acción. Dios los bendiga. Corpus Unum

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