Escritura
Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición.
El dinero en sí mismo no es malo, es neutral. Es como el cuchillo uno puede utilizarlo en la preparación de alimentos o en cortar un pedazo de carne, así como puede ser utilizada en un asalto o un asesinato. Todo depende de cómo lo utilizas y que significa ella para ti. Lo que se condena aquí no es el dinero en sí mismo, sino el deseo intenso por adquirirlo, en otras palabras, el amor al dinero. ¿Cómo una persona puede saber que tiene amor al dinero? En primer lugar, la persona tiene como máxima prioridad en su vida el acumular riquezas. Trabaja horas y horas, días y días, con tal de cumplir el sueño americano. La familia, los amigos e incluso Dios están en segundo plano, todo en su vida gira alrededor del dinero. En segundo lugar, aquella persona que ama el dinero nunca se siente contenta con lo que posee, siempre quiere más, y más y más. si hace un mes adquirió la casa de su sueño hoy las chispas se acabaron y desea una nueva casa. En tercer lugar, los que aman el dinero les cuesta trabajo desprenderse de él. Estos son los que dan migajas para la obra de Dios, pero están dispuestos a gastar miles de dólares en un negocio, en una casa o en un viaje de vacaciones. Y en cuarto lugar, los que aman el dinero estarán dispuestos a hacer cualquier cosa para obtenerlo, incluso pecar contra su prójimo y Dios. El amor al dinero te puede llevar a hacer trampas con los impuestos, a robar en el trabajo, a pedir prestado sin la intención de devolver, a dar 800 gramos de grano cuando tu cliente ha pagado por un Kilogramo, el amor al dinero te puede llevar a mentir, a engañar, a sobornar e incluso a matar. ¿Qué consecuencias trae el desear enriquecerse a toda costa? El texto lo dice “caen en tentación y lazo y en muchas codicias necias y dañosas” aquellos cuya pasión descansa en las riquezas son como un animal que cae en una trampa víctima de sus propios deseos. Sin embargo, este no es el máximo problema, el problema serio es que su amor al dinero los hunde en destrucción y perdición. La búsqueda intensa y apasionada de riquezas arruina la vida espiritual de una persona. Llevándola no solo a la destrucción del cuerpo sino también a la perdición del alma. ¿Qué podemos hacer hacerle frente a la codicia y al amor al dinero? Aquí les dejo algunos principios que le pueden ayudarte. En primer lugar, debemos reconocer que Dios es el dueño de todo lo que tenemos y nosotros solo somos administradores. ¿Qué tan bien estamos administrando las cosas que Dios nos dio? En segundo lugar, debemos cultivar siempre un corazón agradecido. Todo lo que tenemos, sea poco o mucho es solo por la gracia de Dios, así que debemos de agradecer a Dios por ello. En tercer lugar, debemos aprender a distinguir los deseos de las necesidades. ¿Cuántas cosas tenemos en casa que lo compramos solo por emoción, pero que nunca lo hemos utilizado? Yo creo que muchas cosas, Dios nos ayude a ser sabios en todo lo que adquirimos cada día. En cuarto lugar, debemos de disciplinarnos en gastar menos de lo que ganamos. Muchos tocaran a nuestra puerta cada día queriendo vendernos la casa o el carro del año a sola firma. y la pregunta es ¿podremos pagar sin que la deuda nos hunda? Si la respuesta es no. Mejor no lo hagamos. Y por último debemos de sembrar para la eternidad. Todo que el Señor nos ha dado es suyo así que cada semana debemos de entregar al Señor lo que le corresponde. El mundo piensa que hacer esto es despilfarrar el dinero, Dios piensa que hacer esto es sembrar para la eternidad ¿a quién haremos caso? Dios los bendiga. Corpus Unum
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