para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros.

El apóstol Pablo utiliza al cuerpo humano como una analogía para hablar de la iglesia. El cuerpo humano es un organismo muy interesante y maravilloso, desde las unidades básicas y funcionales llamadas células hasta los tejidos, órganos y sistemas, todo es una obra maestra de ingeniería. Dios nos creó así, y saben podemos aprender muchas cosas de ella en relación con la iglesia. El texto comienza diciendo “para que no haya desavenencia en el cuerpo” en el contexto el apóstol Pablo está hablando de que, así como el cuerpo humano está formado por diferentes estructuras con diferente función, tamaño forma y color, de la misma forma es la iglesia. Algo hermoso que vemos en el cuerpo humano es la diversidad y la armonía, contamos con estructuras pequeñas como los capilares que solo las podemos ver en el microscopio, así como con estructuras grandes y pesadas como el hígado y los pulmones, contamos con órganos de diferentes colores, olores, texturas y formas, a su vez algo interesante que podemos notar en ellas es que cada una realiza una función en particular: el riñón se encarga de filtrar la sangre, el corazón actúa como una bomba, los pulmones se encargan del intercambio gaseoso, el estómago produce jugo gástrico para la digestión de los alimentos, el páncreas produce hormonas, y el encéfalo actúa como el centro del intelecto, las emociones, el comportamiento y la memoria. ¿Quién los creó así? ¿Quién los colocó en el cuerpo? ¿Quién les dio ciertas características que los diferencia de los demás? pues fue Dios. él los diseñó de una forma extraordinaria, él los colocó cada uno en su lugar, su conocimiento y sabiduría no tiene punto de comparación. De la misma forma trabajo con la iglesia, él nos creó, él nos salvó y él nos dio dones y talentos diferentes a cada uno de nosotros. algunos tienen el don de servicio, otros el don de la enseñanza, otros el don de la fe, otros el don de evangelista y otros el don de la misericordia, ningún don es mejor que el otro, todos son esenciales para el funcionamiento del cuerpo. Muchos creen que el don que tienen es insignificante y eso no es verdad, usted no tiene por qué envidiar el don de nadie ya que cada don es 100% vital para la vida del cuerpo. Es más, aquellos que parecen los más débiles son los más necesarios. Si toda la iglesia entendiera esta gran verdad, creo que en ella no habría desavenencia. La palabra desavenencia significa falta de acuerdo o entendimiento entre las personas. En otras palabras, no habría división, sino todo el cuerpo trabajaría en armonía y se preocuparían los unos por los otros. La vida cristiana no es color de rosa todos los creyentes de una u otra forma vamos a experimentar algún tipo de dolor o padecimiento en esta vida. ¿Qué debemos de hacer al respecto? pues debemos de preocuparnos y velar por nuestros hermanos en la fe. ¿Cuándo fue la última vez que fuiste a visitar a algún hermano que está enfermo? ¿Cuándo fue la última vez que apoyaste a un hermano que estaba pasando un tiempo de crisis económica? ¿Cuándo fue la última vez que llorarse al lado de un hermano que tuvo la pérdida de un ser querido? ¿Cuándo fue la última vez que ayudaste en la restauración de un hermano que cayó en algún tipo de pecado público? muchas veces esperamos que los demás hagan eso por nosotros, pero la pregunta es ¿estamos dispuestos a hacer eso por los hermanos.? Recuerda que en la iglesia somos un equipo. si alguien gana, todos ganamos con él, pero si alguien pierde todos perdemos a su lado, así que no intentes vivir la vida cristiana aislado de los demás, somos un cuerpo, nos necesitamos los unos a los otros. Dios los bendiga Corpus Unum.