Sobre nosotros
¿Quiénes somos?

Lifeword es un brazo de los medios de comunicación masiva de la Asociación Bautista Misionera (ABM) de América. Lifeword existe para ayudar a las iglesias locales de la Asociación Bautista Misionera a cumplir la Gran Comisión proporcionando medios de comunicación Cristo céntricos para hacer más discípulos de Jesucristo.

Nuestra sede internacional y centro de producción principal se encuentra en 611 Locust Street en la ciudad de Conway, Arkansas en los Estados Unidos. También tenemos centros regionales de producción en Filipinas, Ghana, Rumania, Honduras, El Salvador y Nicaragua.

Propiedad

Lifeword es un ministerio internacional de la ABM en América. Este ministerio es propiedad y está dirigido por las iglesias afiliadas a la ABM, que se reúnen anualmente para escuchar informes y realizar actividades relacionadas con sus diversos departamentos

Administración

Una junta directiva de quince miembros elegida por ABM de América supervisa el trabajo de Lifeword. El personal de la oficina central está bajo la dirección de Donny Parrish, quien ha servido en el ministerio como director ejecutivo desde el 1 de mayo de 2017.

Apoyo

El apoyo financiero para Lifeword proviene de las ofrendas voluntarias de las iglesias de la ABM y de hermanos que son amigos del ministerio. Además, la Fundación de ABM, fundada en 1998, está diseñada para brindar apoyo continuo a través de una distribución anual de ganancias.

 

LOS PRINCIPIOS DOCTRINALES

de la
Asociación Bautista Misionera


I. DIOS

Existe un solo Dios vivo y verdadero, el Creador del universo (Éxodo 15:11; Isaías 45:11; Jeremías 27:5). Él se revela en la unidad de la Deidad como Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo, quienes son iguales en toda perfección divina (Éxodo 15:11; Mateo 28:19; 2 Corintios 13:14).

A. Dios el Padre es el Gobernador Supremo del universo. Él dirige providencialmente los asuntos de la historia según los propósitos de Su gracia (Génesis 1; Salmo 19:1; 104:1-32; Hebreos 1:1-3).

B. Dios el Hijo es el Salvador del mundo. Nacido de la virgen María (Mateo 1:18; Lucas 1:26-35), Él
declaró Su deidad entre los hombres (Juan 1:14, 18; Mateo 9:6), murió en la cruz como el Único Sacrificio por el pecado (Filipenses 2:6-11), resucitó corporalmente del sepulcro (Lucas 24:6, 7, 24-26; 1 Corintios 15:3-6) y ascendió al Padre (Hechos 1:9-11; Marcos 16:19). Hoy día está a la diestra del Padre, intercediendo por los creyentes (Romanos 8:34; Hebreos 7:25) hasta que regrese para llevarlos con Él (Hechos 1:11; 1 Tesalonicenses 4:16-18).

C. Dios el Espíritu Santo es la presencia manifiesta de la Deidad. Convence del pecado (Juan 16:8 11), enseña verdades espirituales según la Palabra escrita (Juan 16:12-15), mora permanentemente en los creyentes (Hechos 5:32; Juan 14:16, 17, 20, 23) y otorga a cada creyente, al momento de la conversión, la habilidad de rendir servicio espiritual eficaz (1 Pedro 4:10, 11).

II. LAS ESCRITURAS

A. Las Escrituras son la infalible revelación de Dios, completa en el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, escrito por hombres divinamente inspirados como fueron impulsados por el Espíritu Santo (2 Timoteo 3:16; 2 Pedro 1:21). Aquellos hombres escribieron, no con palabras de sabiduría humana, sino con palabras enseñadas por el Espíritu Santo (1 Corintios 2:13).

B. Las Escrituras proveen las normas para la fe y práctica del creyente (2 Timoteo 3:16, 17), revelan los principios por los cuales Dios juzgará a todos (Hebreos 4:12; Juan 12:48) y expresan la base verdadera del compañerismo cristiano (Gálatas 1:8, 9; 2 Juan 9-11).

III. LA CREACIÓN

A. El universo: Dios creó todas las cosas para Su propio placer y gloria, como está revelado en la narración bíblica de la creación (Génesis 1; Apocalipsis 4:11; Juan 1:2, 3; Colosenses 1:16).


B. Los ángeles: Dios creó una hueste innumerable de seres espirituales llamados ángeles. Los ángeles santos adoran a Dios y efectúan Su voluntad, mientras que los ángeles caídos sirven a Satanás, buscando cómo estorbar los propósitos de Dios (Colosenses 1:16; Lucas 20:35, 36; Mateo 22:29, 30; Salmo 103:30; Judas 6).

C. El hombre: Como el acto culminante de la creación, Dios creó al hombre (varón y mujer) a Su propia imagen (Salmo 8; Génesis 1:27; 2:7). Por consiguiente, cada persona desde su concepción es de dignidad y valor inherente y merece el respeto de toda otra persona (Salmo 51:5; 139:13-16; Génesis 9:6; Mateo 10:28-31; Santiago 3:9).

D. El matrimonio: Dios creó el matrimonio (Génesis 1:27-28; 2:23-24). Jesucristo declaró que la intención del Creador fue que el matrimonio fuera la unión inseparable y exclusiva entre un hombre y una mujer (es decir,un hombre y una mujer naturales) (Mateo 19:4-6; Marcos 10:6-9). El matrimonio testifica de la uniónentre Cristoy la iglesia (Efesios 5:31-32; Romanos 1:25-27).

IV. SATANÁS

Satanás es una persona y no meramente la personificación del mal (Juan 8:44). Él y sus demonios se oponen a todo lo que es verdadero y piadoso, cegando al mundo al evangelio (2 Corintios 4:3, 4), tentando a los santos a hacer el mal (Efesios 6:11; 1 Pedro 5:8) y luchando contra el Hijo de Dios (Génesis 3:15; Apocalipsis 20:1-10).

V. LA DEPRAVACIÓN

Aunque el hombre fue creado a la imagen de Dios (Génesis 1:26; 2:17), aquella imagen se vio empañada cuando el hombre cayó a causa del pecado (Romanos 5:12; Santiago 3:9). En su condición no regenerada, no tiene vida espiritual, está bajo la influencia del diablo y carece de poder alguno para salvarse (Efesios 2:1-3; Juan 1:13). La naturaleza pecaminosa ha sido transmitida a todo miembro de la raza humana con la única excepción del Hombre Jesucristo (Romanos 3:23; 1 Pedro 2:22). A causa de la naturaleza pecadora, el hombre no posee la vida divina y es esencial y permanentemente depravado aparte de la gracia divina (Romanos 3:10-19; Jeremías 17:9).

VI. LA SALVACIÓN

A. La definición de la salvación: La salvación es la obra misericordiosa de Dios por la cual Él libra a los pecadores inmerecidos del pecado y sus consecuencias (Mateo 1:21; Efesios 2:8,9). En la justificación, Dios les declara justos a todos los que ejercen la fe en Cristo como Salvador (Romanos 3:20-22), dándoles la libertad de la condenación, la paz con Dios y la plena seguridad de la glorificación futura (Romanos 3:24-26).

B. El camino a la salvación: La salvación se basa enteramente en la gracia de Dios aparte de las obras (Tito 3:5; Efesios 2:9). Cualquiera que se arrepiente ante Dios y ejerce fe en el Señor Jesucristo, será salvo (Hechos 16:30- 32; Lucas 24:47; Romanos 10:17).

C. La provisión de la salvación: Cristo murió por los pecados de todo el mundo (Juan 1:29; 3:16; 1 Juan 2:1, 2). Por medio de Su sangre, se hace expiación sin respeto a personas (1 Timoteo 2:4-6). Todo pecador puede ser salvo por esta provisión misericordiosa (Hebreos 2:9; Juan 3:18).

VII. LA SOBERANÍA DIVINA Y LA LIBERTAD HUMANA

La soberanía divina y la libertad humana: La soberanía divina y la libertad del Hombre son dos factores inseparables en la experiencia de la salvación (Efesios 2:4-6). Estas dos verdades bíblicas no se contradicen en ninguna manera, sino que son maravillosamente complementarias en la gran salvación tan libremente dada. Dios, en Su soberanía, propuso, planeó y realizó la salvación en la eternidad mientras que la libertad del hombre le hace posible escoger personalmente entre recibir esta salvación y ser salvo, o rechazarla y ser condenado (Efesios 1:9-12; 1:13, 14; Juan 1:12, 13).

VIII. LA SANTIFICACIÓN

Todos los creyentes son apartados para Dios (Hebreos 10:12-14) en el momento de su regeneración (1 Corintios 6:11). Deben crecer en la gracia (2 Pedro 1:5-8), permitiendo que el Espíritu Santo aplique la Palabra de Dios a sus vidas (1 Pedro 2:2), conformándolos a los principios de la justicia divina (Romanos 12:1, 2; 1 Tesalonicenses 4:3-7) y haciéndoles partícipes de la santidad de Dios (2 Corintios 7:1; 1 Pedro 1:15, 16).

IX. LA SEGURIDAD

Todos los creyentes están eternamente seguros en Jesucristo (Juan 10:24-30; Romanos 8:35-39). Han nacido de nuevo (Juan 3:3-5; 1 Juan 5:1; 1 Pedro 1:23), han sido hechos nuevas criaturas en Cristo (2 Corintios 5:17; 2 Pedro 1:4). El Espíritu Santo mora permanentemente en ellos (Romanos 8:9; 1 Juan 4:4), haciendo posible su perseverancia en buenas obras (Efesios 2:10). Una providencia especial les cuida (Romanos 8:28; 1 Corintios 10:13) y son preservados salvos por el poder de Dios (Filipenses 1:6; 2:12, 13; 1 Pedro 1:3-5; Hebreos 13:5).

X. LA IGLESIA

A. La naturaleza de la iglesia: Una iglesia neotestamentaria es una congregación local (Hechos 16:5; 1 Corintios 4:17) de creyentes en Jesucristo, bautizados (Hechos 2:41), quienes están unidos por un pacto en creencia de lo que Dios ha revelado y en obediencia a lo que Él ha mandado (Hechos 2:41, 42).

B. La autonomía de la iglesia: La iglesia reconoce únicamente a Jesucristo como su Cabeza (Efesios 5:23; Colosenses 1:18) y la Santa Biblia como su única regla de fe y práctica (Isaías 8:20; 2 Timoteo 3:16, 17), gobernándose por principios democráticos (Hechos 6:1-6; 1 Corintios 5:1-5) bajo la supervisión de sus pastores (Hechos 20:28; Hebreos 13:7, 17, 24).

C. La perpetuidad de la iglesia: Habiendo sido instituida la iglesia por Jesucristo durante Su ministerio personal en la tierra (Mateo 16:18; Marcos 3:13-19; Juan 1:35-51), las iglesias verdaderas han continuado hasta el presente y continuarán hasta que Jesús regrese (Mateo 16:18; 28:20).

D. Las ordenanzas de la iglesia: Sus dos ordenanzas son el bautismo y la cena del Señor. El bautismo es la inmersión del creyente en agua como una confesión de su fe en Jesucristo (Mateo 28:19; Romanos 6:4) y es un requisito para la membresía en la iglesia y la participación en la cena del Señor (Hechos 2:41, 42). La cena del Señor es el compartimiento sagrado del pan de la comunión y la copa de bendición por la iglesia reunida (Hechos 20:7) como conmemoración del cuerpo crucificado y la sangre derramada de Jesucristo (Lucas 22:19, 20; 1 Corintios 11:23-26). Ambas ordenanzas deben ser administradas por la autoridad de una iglesia neotestamentaria (Mateo 28:18-20; 1 Corintios 11:23-26).

E. Los oficiales de la iglesia: Los pastores y los diáconos son los oficiales permanentes, ordenados divinamente en una iglesia neotestamentaria (Filipenses 1:1). A cada iglesia le es dada la autoridad de seleccionar hombres para ocupar esos oficios bajo la guía del Espíritu Santo (Hechos 6:1-6; 20:17, 18) según las calificaciones divinamente dadas (1 Timoteo 3:1-13).  Los pastores (ancianos, obispos) están autorizados a supervisar y enseñar en las iglesias bajo el señorío de Jesucristo (Hechos 20:28; Hebreos 13:7, 17, 24; 1 Pedro 5:1-4). Cada iglesia tiene la responsabilidad de seguirles conforme ellos siguen a Cristo (1 Corintios 11:1; 1 Tesalonicenses 1:6; Hebreos 13:17) y a proveer para su sostén para que puedan cumplir con sus ministerios (1 Timoteo 5:17, 18; Filipenses 4:15-18). Los pastores son iguales en el servicio de Dios (Mateo 23:8-12).  Los diáconos (ministros, siervos) son siervos de las iglesias y ayudantes de los pastores, particularmente en los ministerios benevolentes. Cada iglesia puede seleccionar sus propios diáconos según sus necesidades y, con respecto a esta selección, ninguna iglesia está obligada a aceptar lo que haga otra iglesia (Hechos 6:1-6).

F. El ministerio de la iglesia: Su misión es evangelizar a los pecadores por medio de la predicación del evangelio (Mateo 28:19; Lucas 24:45-57), bautizar a aquellos que creen (Hechos 2:41; 8:12, 35-38) y llevarlos a la adurez espiritual por medio de la enseñanza (Mateo 28:20; Hechos 2:42) y la disciplina (Mateo 18;17, 18; 1 Corintios 5:1-5).

G. La comunión de la iglesia: Cada iglesia tiene la libertad de asociarse con otras iglesias verdaderas en fomento de la fe (2 Corintios 11:8; Filipenses 4:10, 15, 16) pero tiene la responsabilidad de separarse de aquellas iglesias que sostienen doctrinas y prácticas contrarias a las Santas Escrituras (Gálatas 1:8, 9; 1 Juan 2:19). En la cuestión de asociarse con otras iglesias, cada iglesia tiene igualdad y es el único juez de la medida y el método de su cooperación (Mateo 20:25-28). En todo asunto de política y práctica, la decisión de cada congregación local es final (Mateo 18:18).

XI. LA AUTORIDAD CIVIL

El gobierno humano fue instituido por Dios para proteger a los inocentes y castigar a los culpables. Es una entidad separada de la iglesia, aunque tanto la iglesia como el estado ejercen ministerios complementarios al beneficio de la sociedad (Mateo 22:21).  Los cristianos deben someterse a la autoridad del gobierno bajo el cual viven, obedeciendo todas sus leyes que no servicio militar y orando por el bienestar de la nación y sus líderes (Romanos 13:1-7; 1 Pedro 2:13, 17; 1 Timoteo 2:1, 2). Los cristianos deben votar, pueden ocupar oficios políticos y ejercer influencia para dirigir a la nación según los principios de las Sagradas Escrituras. La autoridad civil no debe interferir en los asuntos de la conciencia ni estorbar a las instituciones religiosas
(Hechos 4:18-20), sino que debe asegurar a todo ciudadano el ejercicio libre de sus convicciones religiosas. Las iglesias no deben recibir un subsidio del gobierno, pero deben ser exentas de los impuestos sobre la propiedad y el dinero usado por la iglesia para el bien común a través de la adoración, la educación o la benevolencia.

XII. LAS ÚLTIMAS COSAS

A. El regreso: Nuestro Señor resucitado regresará corporalmente para recibir a Sus redimidos a Sí mismo. Su regreso es inminente (1 Tesalonicenses 4:13-17; Apocalipsis 22:20).

B. Las resurrecciones: Cuando regrese Jesús, todos los muertos resucitarán corporalmente, cada quien en su orden: los muertos justos en la «resurrección de vida» y los muertos impíos en la «resurrección de condenación» (Juan 5:24-29; 1 Corintios 15:20-28).

C. Los juicios: Antes de la eternidad, Dios juzgará a todo hombre para otorgar recompensas o castigo (Mateo 25:31-46; 2 Corintios 5:10; Apocalipsis 20:11-15).

D. La eternidad: El cielo es el hogar eterno de los redimidos (Juan 14:1-3) quienes, en sus cuerpos glorificados (1 Corintios 15:51-58), vivirán en la presencia de Dios para siempre (1 Tesalonicenses 4:17) en bendición sublime (Apocalipsis 21, 22).  El infierno es el lugar de castigo y sufrimiento eterno (Lucas 16:19-31) para el diablo, sus ángeles (Mateo 25:41) y todos los no redimidos (Apocalipsis 20:10-15).

ADENDA

NOTA: Las iglesias ya afiliadas a esta asociación no están obligadas a someterse a las siguientes
declaraciones, tampoco es necesario que sean adoptadas por las iglesias peticionarias a este cuerpo para el privilegio de cooperar, ni será una prueba de la comunión entre hermanos e iglesias. Sin embargo, expresan la preponderancia de opinión entre las iglesias de la Asociación Bautista Misionera de América.

  1. Creemos en el regreso premilenial de Cristo a la tierra, para después reinar en paz sobre
    la tierra por milaños (Apocalipsis 20:4-6).
  2. Creemos que las Escrituras enseñan dos resurrecciones: la primera de los justos en la venida de Cristo; la segunda de los malos al terminar el reino de mil años (1 Tesalonicenses 4:13-17; Apocalipsis 20:6, 12-15). Confirmamos la Confesión de fe de New Hampshire como un compendio representativo de lo que los bautistas históricamente han creído a través de los siglos. Esta confesión fue consultada y proveyó un patrón y guía para la formulación de estos principios doctrinales. Porque hay varias versiones y ediciones, les referimos a la edición en el Manual de una iglesia bautista por J.E. Cobb, tercera edición.