Escritura
No cometerás adulterio
Siempre que Dios nos dice algo que no tenemos que hacer no lo hace con la intención de arruinarnos la vida, como muchos creen, sino que su deseo es protegernos, él no quiere que nos hagamos daño sino por el contrario él desea nuestro bien. Así que cuando él dice “no cometerás adulterio” lo que está diciendo es: por amor a tu alma no te enredes en cualquier clase de inmoralidad sexual o de lo contrario pagarás las consecuencias de tu extravío. Al leer este mandamiento tal vez muchos tiendan a pensar “eso yo lo he cumplido a cabalidad, nunca he tenido relaciones sexuales con alguien que no sea mi pareja”. Aunque hacer eso incluya cumplir el mandato, no se limita a ello. Jesús dijo “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”. Esta mirada a la cual hace referencia el texto no es una mirada casual o involuntaria, sino una mirada intencional y repetida con el fin de satisfacer un deseo perverso. Ejemplo de ello tenemos a los hombres que miran películas pornográficas, o a aquellos que se deleitan en ir a la playa o a la piscina solo con el fin de ver mujeres desnudas. Mirar con lujuria a una mujer no hace que un hombre cometa adulterio en sus pensamientos, él ya adulteró con ella en su corazón. La mirada lujuriosa no es más que la manifestación de un corazón inmoral y adúltero. Por ejemplo: David no peco al mirar a Betsabé bañándose, él pecó cuando siguió mirando y sucumbió de modo voluntario a la tentación. Él pudo haber alejado la mirada y sacar la experiencia de su mente. El hecho de que el rey hubiera llevado a Betsabé a sus aposentos y cometiera adulterio con ella expresó el deseo inmoral que ya existía en su corazón. Alguien dijo “Siembra un pensamiento y cosecharás una acción; siembra una acción; y cosecharás un hábito; siembra un hábito y cosecharás un carácter; siembra un carácter y cosecharás un destino”. Este proceso ilustra a la perfección el sentido de Jesús en este pasaje. El pecado siempre comienza cuando un mal pensamiento se siembra en el corazón. ¿Qué hacer ante ello? ¿Cómo podemos evitar caer en este pecado? Así como un corazón adúltero planea de antemano exponerse a situaciones para satisfacer su lujuria, de la misma forma un corazón piadoso debe determinar de antemano protegerse de la lujuria. Esta es la razón por la cual Job escribió “Hice pacto con mis ojos; ¿cómo, pues, había yo de mirar a una virgen? ¿y que si la tentación se presenta de forma agresiva? En ese caso lo único que queda es huir. Un ejemplo claro de ello es José, cuando la esposa de Potifar lo tomó fuertemente y le dijo acuéstate conmigo, él dejó su ropa en mano de ella y huyó. Dios nos ayude a cultivar pureza en un mundo impuro y esto solo será posible con la ayuda de Dios, con una relación diaria e íntima con él, donde él sea la fuente máxima de nuestra satisfacción y no otras cosas. Dios los bendiga Corpus Unum.
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