Escritura
Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo volveréis mi honra en infamia, amaréis la vanidad, y buscaréis la mentira? Selah
Este salmo fue escrito por el Rey David, en ella derrama su queja delante del creador en contra de aquellos que lo calumniaban. El texto comienza diciendo “hijos de los hombres ¿hasta cuándo? El salmista se pregunta si llegará el día en el cual la maldad de los hombres llegue a su fin, si llegará el día en el cual el hombre se canse de comportarse indignamente y cambie su estilo de vida, si llegara el día en el cual el hombre malvado se arrepienta y abrace la justicia. En el texto el hombre impío al cual hace referencia David tiene tres características. En primer lugar, arruina la reputación de su prójimo. Dice el texto ¿hasta cuándo volveréis mi honra en infamia? Un ejemplo claro de esto son los judíos religiosos en tiempos de Jesús. Ves tras ves acusaban falsamente al maestro, lo acusaron de ser glotón y borracho, lo acusaron de ser loco y mentiroso, lo acusaron de quebrantar la ley, lo acusaron de realizar milagros bajo el poder de Satanás, lo acusaron de querer dividir al pueblo, lo acusaron de muchas cosas solo con el fin de desprestigiarlo. ¿No pasa lo mismo en la sociedad en que vivimos? Hasta el día de hoy no he visto un político que hable bien de los otros. Parte de su lenguaje diario es el manchar la reputación de los demás. En segundo lugar, el hombre impío ama las cosas vanas. Algo vano es algo vacío en contenido. Y esto lo podemos observar en todo aquello que promueve el hombre. Es casi una tarea imposible el encender la televisión y toparse con un programa educativo y de calidad, lo mismo pasa con la música, los periódicos y el arte. El hombre de nuestros días prefiere divertirse con sus juguetes que profundizar en las sagradas escrituras. Prefiere malgastar toda una vida en asuntos superficiales que invertirla en seguir y servir a Jesús. En tercer lugar, el hombre impío miente descaradamente. La mentira se vuelto parte de su vocabulario. Según las estadísticas un hombre miente cada 10 minutos en una conversación. La mentira se ha vuelto el pan de cada día de nuestra sociedad ya que con ella podemos zafarnos de un problema, podemos sacar provecho de una situación o podemos librarnos de un castigo. Me gustaría decirles que como creyentes hemos salido victoriosos frente a este pecado, sin embargo, no es así, si no nos vestimos de la armadura de Dios y si no tenemos una relación personal con el salvador la mentira puede arder como llama viva dentro de nuestras vidas. Se cuenta que cierto día Un pastor vio a un grupo de niños que hablaban alrededor de un perrito que se habían encontrado. ¿Qué hacéis, muchachos? preguntó el ministro. Diciendo mentiras —contestó uno de los niños. El que diga la mentira más grande se queda con el perro. Cuando yo tenía vuestra edad respondió el sorprendido ministro, nunca pensé en decir una mentira. Los niños se miraron unos a otros un poco cabizbajos. Finalmente, uno de ellos logró componerse y con valor dijo: Creo que el pastor se ha ganado el perro. Dios nos ayude a hablar siempre con la verdad. Dios los bendiga Corpus Unum
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