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Reglas Del Hogar
No Robes - Parte 1
Paul Tinoco Huaraca
(Centro De Vida)
Duración: 00:05:16 Minutes
Listens:
2
Aired on Oct 28, 2019

Escritura

Job 27:8

Porque ¿cuál es la esperanza del impío, por mucho que hubiere robado, Cuando Dios le quitare la vida?

Si algo caracteriza a nuestra sociedad actual es el robo. El diccionario lo define como “el quitar a una persona algo que le pertenece con ánimo de lucro, por medio de la violencia, la intimidación o la fuerza” Muchas personas optan por el robo porque es el camino fácil para enriquecerse ilegítimamente, en vez de trabajar arduamente para llevar el pan a su casa, prefieren sustraer lo que no les pertenece. Y si alguien los descubre y los denuncia, una buena coima es la solución para que jueces corruptos guarden silencio y los dejen en libertad. Pueden salirse con la suya en este mundo, pueden a costa de la corrupción gozar de lujos, casas, autos, viajes y comodidades, sin embargo, un día su maldad se acabará. Un día su corazón dejará de latir y lo único que verán cuando abran los ojos será un lugar lleno de tormento donde sufrirán las consecuencias de su extravío. Si algo caracteriza a un hombre impío y ladrón es que carece de esperanza, tras la muerte se encontrará de rodillas delante del juez de toda la tierra, un juez santo y justo al cual no podrá sobornar, un juez que no tomará por inocente al culpable y lo condenará eternamente. entonces su felicidad momentánea se transformará en llanto eterno, su sonrisa pasajera se volverá en amargura infinita, sus burlas por la justicia se transformarán en dolor permanente por toda la eternidad. Este es el fruto de este pecado, esta es la consecuencia de una vida caracterizada por el robo. Muchos creen que robar una que otra cosa pequeña no tiene nada de mano mientras nadie se entere, sin embargo, todo pecado tarde o temprano nos alcanzará. Cierto misionero en China, abochornado por el calor, pensó en tenderse en una hamaca, y para no dormir demasiado puso su despertador a la hora que deseaba ser despertado. Cuando empezaba a dormirse, llamaron a la puerta y se presentó un chino mandarín con el que tenía desde hacía algún tiempo una controversia sobre el pecado. De nuevo, el chino trató de afirmar que ni él ni nadie en su familia tenían pecado. El misionero, paciente, se sentó en la hamaca y procuró explicarle la verdad bíblica del pecado universal, aunque inútilmente. De pronto, otro visitante llamó a la puerta. El misionero salió, y como tardase en volver, el chino se fijó en el reloj, recordó cuánto deseaba su esposa poseer uno igual, y sin pensarlo mucho lo cogió y se lo escondió en la ancha manga de su túnica. Cuando volvió el misionero notó la falta del reloj, pero no dijo nada. Siguió la conversación, Biblia en mano, pero el chino le dijo que volvería otro día porque no se podía quedar más. El misionero le entretuvo un poquito y, de pronto, el despertador empezó a sonar dentro de la manga del mandarín, como el misionero esperaba. —¿Qué será esto? —gritó disimulando. —Yo no sabel… Acaso un mal espíritu que se me ha metido en la manga. —¡Venga, que se lo sacaré! Y quieras que no, le sacó el despertador, que luego colocó ante sus ojos. Después le dijo: —Espere, voy a leerle un texto de mi Biblia: «Sabed que os alcanzará vuestro pecado». Dios nos ayude a examinar nuestra propia vida y si el robo es algo característico en ella, podemos ir donde el salvador y clamar misericordia delante de sus pies. Si nuestra oración y arrepentimiento es sincero él nos perdonará, nos transformará y nos dará una nueva vida. Dios los bendiga, Corpus Unum.

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