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Reglas Del Hogar
No Tendras Dioses Ajenos - Parte 3
Paul Tinoco Huaraca
(Centro De Vida)
Duración: 00:05:28 Minutes
Listens:
20
Aired on Sep 04, 2019

Escritura

Éxodo 20:3

No tendrás dioses ajenos delante de mí.

Este es el primer mandamiento de la ley moral de Dios. La nación de Israel a lo largo de su historia se encontraba rodeada de cientos y miles de dioses falsos. Ejemplo de ello tenemos a Dagón, el dios de los filisteos, un dios con un cuerpo mitad pez y mitad hombre. Los fenicios por su parte adoraban a Astoret diosa de la fertilidad, su culto era muy popular porque era acompañado de borracheras y orgias. Los moabitas a su vez rendían culto a Quemoz y los amonitas por su parte adoraban a Moloc, ambas deidades falsas eran adoradas con fervor y pasión a tal punto que la gente entregaba a sus propios hijos para ser quemados en sus altares. Hoy en día las cosas no han cambiado mucho, en nuestra nación la gente rinde culto al señor de los milagros, al señor de Muruhuay, a santa rosa de Lima, y aun montón de santos de diferentes formas y colores. y la pregunta es ¿Por qué lo hacen? Y la respuesta es muy sencilla: todos esos dioses tienen algo en común. Te dejan vivir como bien te plazca. Ninguno de ellos te exige vivir una vida moral pura, ninguno se enoja ante tus iniquidades, ninguno tiene el poder para corregirte y castigarte por lo que hagas, todos ellos son tolerantes, toleran la maldad y la iniquidad, toleran la borrachera y la lascivia, toleran la homosexualidad y la perversión sexual. Lo toleran todo porque son ciegos, mudos, sordos e ignorantes, no tienen ni una neurona que este activa, es más hay que estar constantemente remodelándolas porque su pintura se acaba, su madera se pudre y su vestimenta se contamina. Pero antes de que cantemos victoria y pensemos que estamos libre de dioses falsos. Pensemos por un momento ¿Qué es un ídolo o dios falso? Acaso no es todo aquello que ocupa el lugar de Dios en nuestras vidas. Si esto es así, cualquier cosa puede convertirse en un dios falso para el creyente. El trabajo, el dinero, el sexo, el poder, la fama, la comida, la familia, o incluso nosotros mismos podemos sentarnos en el trono que le corresponde a Dios. Así que este mandamiento que se escribió hace miles de años es tan vigentes hoy como lo fue en esos días. “no tendrás dioses ajenos delante de mí” significa: yo y solo yo voy a ser tu Dios, solo a mí me vas a exaltar, solo a mí me vas a adorar, solo yo soy digno de toda gloria y todo honor, eso es lo exige nuestro amado Dios” Cuando una persona contrae matrimonio, le está diciendo a su esposa, de aquí en adelante tú me perteneces y yo te pertenezco, mi cuerpo es tuyo y tu cuerpo es mío, mi corazón es tuyo y tu corazón es mío, mi servicio es tuyo y tu servicio es mío. Alguien dijo “el hombre que le ha dicho si a una mujer le ha dicho no a todas las mujeres” el matrimonio exige exclusividad. De la misma forma pasa con Dios, el momento en que entregamos nuestra vida a él, morimos a nosotros mismos para vivir exclusivamente para él, y él es un dios celoso y no va a compartir su gloria con nadie. ¿Por qué debemos de adorar solamente a él?. En primer lugar, por qué él es digno y toda dignidad merece reverencia, por lo cual es traidor al rey el que le retira lo que debería de ofrecerle. En segundo lugar, porque él es bueno y en su bondad a abierto sus manos para saciar de todo bien al hombre. En tercer lugar, por el compromiso que hicimos el día que nos rendimos a él y prometimos amarlo por encima de todas las cosas. Y en cuarto lugar porque todos los dioses que quieren igualarlo prometen felicidad y satisfacción, pero al final solo te dan dolor e insatisfacción, no se comparan en nada a nuestro gran Dios. Dios los bendiga. Corpus Unum

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