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Escritura
6 y aconteció que cuando ellos vinieron, el vio a Eliab, y dijo: de cierto delante de Jehová esta su ungido. 7 y Jehová respondió a Samuel: no mires a su parecer, ni a lo grande de su estura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que esta delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.
Cuando Samuel fue a casa de Isaí para ungir a uno de sus hijos como rey de Israel, al principio el profeta observó a Eliab y pensó: «Sin duda que este es el ungido del Señor». Samuel, a pesar de servir a Dios con excelencia, pensó que Eliab, al ser una persona de buena apariencia, sería la persona capacitada para ejercer tal función. Este tipo de juicio es común en los seres humanos, pero Dios trabaja de otra forma. Dios es capaz de escudriñar el corazón y él sabe el potencial que cada uno tiene dentro de sí. En 1° libro de Samuel 16:6-7 nos narra lo que Dios hablo: 6 y aconteció que cuando ellos vinieron, el vio a Eliab, y dijo: de cierto delante de Jehová esta su ungido. 7 y Jehová respondió a Samuel: no mires a su parecer, ni a lo grande de su estura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que esta delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón. Para Dios lo más importante es un corazón dispuesto a ser moldeado por él. El Señor capacita a quien escoge y esto fue lo que sucedió con David. Dios rechazó a Eliab y escogió al hijo pequeño. «hermoso de ojos, rubio y de buena presencia». Aun siendo el menor de la casa, Dios capacitó a David día tras día para ser un gran instrumento en sus manos. Por eso, es importante que tengas un corazón dispuesto a recibir la instrucción de Dios sin preocuparte únicamente de las apariencias. Puede que los demás no reconozcan el valor real que hay en ti, pero Dios sabe cuánto vales. En su momento él te levantará y te capacitará. De esta forma todos reconocerán lo que Dios ha hecho en tu vida y tú mismo percibirás todo lo que has crecido gracias a la obra de Dios. El Señor ve el corazón, quiero que aprendamos juntos estos 3 puntos: Hay ciertos desafíos que parecen ser más grandes que nuestra capacidad para afrontarlos. Acude a Dios en oración, en Estudio Bíblico y mantén tu corazón abierto a su instrucción. Él te capacitará para vencer todos los desafíos. Según vamos adquiriendo experiencia debemos mantener nuestros ojos y nuestros oídos atentos a Dios. Permite que tus vivencias te ayuden a estar más cautivado por el Señor. Un corazón siempre dispuesto a aprender es una vida dispuesta a crecer en Cristo. Recuerda que Jesús vino al mundo y fue siervo. Sírvele de corazón y recibe su capacitación. Dios te bendiga.
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