¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre.

El Apóstol Pablo escribe una de sus cartas a los Gálatas ya convertidos, explicando acerca de la libertad que hay en Cristo Jesús y de estar firmes en lo que se les ha enseñado. Donde esa libertad no debe ser abusada para andar en libertinaje sino siendo guiados bajo la palabra de Dios reflejado en nuestros frutos.   Pero también encontramos que en la Epístola de Santiago 3:13 dice: ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre.   La mansedumbre mis amados hermanos no es debilidad; sino que mostramos que somos conscientes de la soberanía de Dios y su autoridad. Es un signo de nuestra humildad, ya que nos concede aceptar la guía y dirección de Dios en nuestras vidas. Dando la capacidad de mantener tranquilidad y paciencia ayudando a ser tolerantes, comprensivos y misericordiosos con los demás. La Biblia nos enseña que lo más importante que un creyente puede practicar es la mansedumbre, no solo para tener una mejor relación con sus semejantes. Sino para tener una buena relación con Dios. De acuerdo a lo que nos dice la Palabra de Dios en: 1 Pedro 5:6 “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo”. En definitiva, ser manso significa tener una actitud de humildad, sacrificio y obediencia ante Dios y su Palabra. Esto significa también aprender a escuchar y servir, en lugar de exigir y no cooperar. Significa respetarnos los unos a los otros, compartir, tener paciencia y mostrar respeto. Tener el Espíritu Santo con relación a la mansedumbre es uno de los grandes beneficios que Dios nos ha otorgado a través de nuestra fe. El Espíritu Santo nos ayuda a que nuestro comportamiento sea cada vez mejor y más humilde. Al estar llenos del Espíritu Santo obtenemos ciertas habilidades como, por ejemplo: El Espíritu Santo nos ayuda a manejar nuestras emociones y sentimientos de tal forma que logremos ser pacientes. El Espíritu Santo nos ayuda a ser humildes, y la humildad nos hace aceptos ante Dios. El Espíritu Santo nos enseña a ver las cosas desde otra perspectiva, nos preocupamos por lo que le sucede a nuestro hermano en la fe y también a nuestro prójimo y los amamos como a nosotros mismos. En conclusión, es importante tener en cuenta que la mansedumbre llega como fruto del Espíritu Santo, por lo cual, si deseamos ser más mansos, debemos permitir que el Espíritu actúe en nosotros y nos pueda otorgar todos los beneficios que acabo de mencionar. La mansedumbre es un fruto del Espíritu Santo que contribuye enormemente al crecimiento espiritual de nuestra vida cristiana. La Biblia dice que la mansedumbre nos hace instrumentos útiles para Dios porque nos ayuda a permitir la transformación de nuestras vidas por el poder de Dios. En humildad, amor, cuidado y en disciplina. siendo mejores seguidores de Cristo.