(Centro De Vida)
Escritura
Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.
La Navidad es un tiempo de esperanza y de celebración, porque recordamos el milagro más grande que ha ocurrido en la historia de la humanidad: el nacimiento de Jesús. Isaías 7:14 dice: Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel. El profeta Isaías, anunció este evento siglos antes de que ocurriera, dando una promesa de salvación y esperanza a un mundo que necesitaba redención. Dios promete una señal a su pueblo: una virgen concebirá y dará a luz a un hijo, y su nombre será Emmanuel. Esta profecía fue dada en un contexto de incertidumbre, donde el pueblo de Judá enfrentaba amenazas externas y la duda acechaba. Dios, a través de Isaías, trae una señal de seguridad y de su presencia activa en medio de las dificultades. La profecía se cumple en el nacimiento de Jesús, como lo vemos reflejado en Mateo 1:23. La promesa de Emmanuel, que significa "Dios con nosotros", es un testimonio del amor de Dios hacia la humanidad. En lugar de permanecer distante, Él decidió entrar en nuestra historia, haciéndose hombre y viviendo entre nosotros. Esto es significativo, ya que demuestra que Dios no es un ser lejano o indiferente, sino que se involucra personalmente en nuestras vidas. Jesús vino para redimirnos, para traernos paz y para demostrarnos el amor infinito del Padre. La profecía de Isaías muestra que, desde tiempos antiguos, Dios tenía un plan de redención, y ese plan incluía la cercanía de Su presencia con nosotros. La Navidad nos recuerda que Dios no nos ha dejado solos. En medio de nuestros desafíos y dificultades, tenemos la certeza de que Dios está con nosotros, como lo estuvo con su pueblo en tiempos de Isaías. Emmanuel significa que no estamos abandonados, que nuestras luchas no son en vano y que el amor de Dios está siempre presente. En esta temporada navideña, podemos reflexionar en la presencia de Jesús en nuestras vidas y recordar que Él vino para traernos esperanza, salvación y una relación íntima con Dios. Así que, al celebrar la Navidad, recordemos el milagro de Emmanuel, y llevemos esa esperanza y paz a aquellos que nos rodean, siendo reflejo de la luz de Cristo en el mundo.
Otros archivos en esta serie
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)