26 Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto. 27 Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, 28 volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías. 29 Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. 30 Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees?

Mi nombre es Carlos Panameño y es un gozo el poder compartir con cada uno de ustedes a través de la ruta correcta…   En Hechos 8:26-39 encontramos un maravilloso evento donde Felipe uno de los diáconos de la iglesia primitiva, tiene un encuentro con un eunuco etíope. A través de este relato, se muestra cómo el Evangelio comenzó a extenderse más allá de Jerusalén y cómo el Espíritu Santo guio a este hombre. Quiero compartir tres pequeños Devocionales acerca de esta maravillosa historia.   En nuestro caminar diario, a menudo buscamos señales o indicaciones sobre qué camino seguir o qué decisiones tomar. Sin embargo, la dirección divina no siempre llega en los momentos o de la manera que esperamos. El relato de Felipe y el eunuco etíope nos ofrece un vistazo profundo de cómo Dios puede guiarnos a encuentros singulares con propósitos divinos.   Hechos 8:26-30 dice…26 Un ángel del Señor habló a Felipe,  diciendo:  Levántate y ve hacia el sur,  por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza,  el cual es desierto. 27 Entonces él se levantó y fue.  Y sucedió que un etíope,  eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes,  el cual estaba sobre todos sus tesoros,  y había venido a Jerusalén para adorar, 28 volvía sentado en su carro,  y leyendo al profeta Isaías. 29 Y el Espíritu dijo a Felipe:  Acércate y júntate a ese carro. 30 Acudiendo Felipe,  le oyó que leía al profeta Isaías,  y dijo:  Pero  ¿entiendes lo que lees?   Dios, en su infinita sabiduría, tiene una forma especial de conectar a las personas en los momentos más oportunos. Felipe fue guiado por el Espíritu Santo a un lugar específico, en un momento específico, para un propósito específico. No fue coincidencia; fue un encuentro divinamente planeado por Dios.   Permítame decirte, que, del mismo modo, cada uno de nosotros puede ser guiado a encuentros singulares. Puede ser un vecino, un amigo, un familiar o un desconocido en un transporte público. La pregunta es, ¿Estamos atentos y dispuestos a seguir la dirección divina en esos momentos?   Dios a menudo nos lleva fuera de nuestra zona de confort para alcanzar a aquellos que están buscando, como el eunuco estaba buscando respuestas en las Escrituras. Cuando somos obedientes y atentos al llamado de Dios a través del Espíritu Santo, nos encontramos en la posición perfecta para ser usados por Dios de maneras extraordinarias. ¿Cómo podemos hacer real este evento en nuestras vidas? Tres cosas importantes que debemos tomar muy en cuenta.   Primero; Ora por Sensibilidad: Pida a Dios que le dé una mayor sensibilidad para reconocer cuando está siendo guiado a un encuentro divino.   Segundo; Esté Preparado: Al igual que Felipe, prepárese para compartir el Evangelio y responder preguntas sobre su fe.   Tercero; Actúe con Valentía: No permita que el miedo o la incertidumbre le impidan actuar cuando sienta el impulso del Espíritu Santo. Cada día, Dios está planeando encuentros divinos en nuestras vidas. Nuestro desafío es reconocerlos, abrazarlos y actuar. Porque a través de estos momentos, no sólo se transforman las vidas de otros, sino también la nuestra. ¡¡¡Dios les bendiga!!!