Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros

El orgullo es un sentimiento que puede ser sutil y peligroso. A menudo, nos lleva a poner nuestras necesidades y deseos por encima de los demás, lo que puede resultar en relaciones dañadas y una vida espiritual empobrecida. La humildad, por otro lado, es una virtud que nos permite poner a los demás antes que a nosotros mismos y encontrar la paz y la gracia en nuestras vidas.   ¿Cuántas personas toman el camino más fácil, siendo este el camino del orgullo? Vamos a explorar cómo podemos seguir el camino de la humildad en lugar de caer en el camino del orgullo.   Filipenses 2:3-4 dice…“Nada hagáis por contienda o por vanagloria;  antes bien con humildad,  estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio,  sino cada cual también por lo de los otros”.   El orgullo a menudo surge de una excesiva autoestima y la necesidad de ser el centro de atención. A veces, incluso puede disfrazarse de confianza. Sin embargo, la verdadera humildad proviene de reconocer que no somos perfectos y que necesitamos la gracia de Dios en nuestras vidas. Es muy importante Reflexionar sobre las áreas en las que hemos permitido que el orgullo se interponga en nuestra relación con Dios y los demás.   Jesucristo es nuestro modelo definitivo de humildad. A pesar de ser Dios, se hizo hombre y se humilló a sí mismo para servir a los demás. En Filipenses 2:5-8 se nos recuerda: "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús." ¿Cómo podemos seguir el ejemplo de Jesús en nuestras vidas diarias? Practicando la humildad. La humildad es una actitud que podemos cultivar diariamente.   Busquemos oportunidades para servir a los demás, escuchar sus necesidades y ser comprensivo. En lugar de buscar reconocimiento y elogios, busquemos la satisfacción de hacer el bien a los demás en silencio.   Recordemos esto: El camino de la humildad es un camino que nos lleva a una vida más plena, relaciones más saludables y una relación más profunda con Dios. A medida que cultivamos la humildad en nuestras vidas, nos alejamos del camino del orgullo y encontramos un verdadero propósito de Servir.   Recordemos las palabras de Jesús en Mateo 23:12: "Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido." Sigamos el camino de la humildad en todas nuestras acciones y actitudes.