(Centro De Vida)
Escritura
Padre de los huérfanos y defensor de viudas es Dios en su santa morada. Dios hace habitar en familia a los desamparados. Saca a los cautivos a prosperidad; Mas los rebeldes habitan en tierra seca.
¿Alguna vez has vivido lejos de tu familia? Si es así, entonces sabes bien cómo se siente estar alejado de aquellos que amamos. Sea por motivo de una mudanza pasajera debido al trabajo o a los estudios, o por una condición definitiva de pérdida por separación o muerte, es muy difícil estar lejos de casa. Sentimos que estamos solos y desamparados frente a la vida. Si esa es tu condición hoy, no estés triste: ¡Dios conoce tu dolor y él cuida de ti! Salmo 68:5-6 nos dice: Padre de los huérfanos y defensor de viudas es Dios en su santa morada. Dios hace habitar en familia a los desamparados. Saca a los cautivos a prosperidad; Mas los rebeldes habitan en tierra seca. El Señor hace que el solitario viva en familia. Aun si has perdido a tus padres, a tu cónyuge, a tus hermanos o a tus hijos, si crees en el Señor y en su Palabra, jamás estarás solo. El Padre celestial nunca te abandonará. Además de contar con su preciosa presencia, él añade personas especiales a tu alrededor para que recibas bendición. Y, además de eso, Marcos 3:34-35 Jesús nos enseña diciendo: y mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: he aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, este es mi hermano, y mi hermana, y mi madre. Tenemos una familia espiritual, la familia de Dios para ti. Compuesta por todos aquellos que hacen la voluntad de Dios, podrá ser tu nueva familia. El enemigo tratara de encerrarte en una burbuja creyendo que Dios no está contigo, por cualquier circunstancia de la vida te has quedado solo y no tienes donde ir. Abre tu corazón a Dios y pon en practica estos elementos para tu crecimiento espiritual. Primero: Ora a Dios y preséntale tu estado de soledad causado por la distancia o pérdida de personas de tu familia. Segundo: Busca consuelo y tranquilidad en la Palabra de Dios. Tercero: No es bueno estar solo. Busca la compañía de personas que comparten la misma fe y que se interesan por ti. Esta es una vía doble: tú también puedes acompañar a aquellos que se sienten solos. Cuarto: Congrégate en una iglesia cristiana. No se trata de afiliarse a determinado grupo o asociación. Ser iglesia es asumir un compromiso de relacionarte con los hermanos y hermanas en Cristo buscando siempre hacer la voluntad de Dios.
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