Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

Siempre que empieza un nuevo año todos comenzamos con las pilas recargadas, nos sentimos con fuerzas y ánimo para empezar con todo el año, nos proponemos metas o anhelos por cumplir para este nuevo comienzo. Pero conforme van pasando los meses esos ánimos se van apagando hasta que llegamos nuevamente a otro fin de año en el cual nos proponemos cosas por hacer otra vez. Convirtiéndose así todo lo propuesto en más que sueños almacenados.   Entre estas metas que nos proponemos muchas veces están el empezar a hacer ejercicio, hacer dieta, aprender un nuevo idioma, aprender a tocar algún instrumento, leer la Biblia completa, ser más fieles a la iglesia, servir en un ministerio, entre otras cosas más. Creo que muchos nos sentimos identificados con estas cosas y todas ellas tienen un factor común que es cumplirlas.   Porque nos proponemos estas metas porque de una u otra manera deseamos tener un resultado favorable y lograr estas cosas en nuestras vidas, pero debemos tomar en cuenta y ser realistas que solo las vamos a poder lograr cuando somos disciplinados y responsables, cuando no practicamos tales valores para nuestras metas y vida difícilmente las lograremos.   Vemos en nuestra realidad a muchas personas que viven vidas sin propósitos, sin sentido, esperando a lo que la “suerte les depare”. Pero esto se debe a que principalmente les falta el verdadero sentido de la vida que es Jesucristo, pero y aquellos que lo tenemos y sentimos lo mismo, pues muchas veces se debe a la insatisfacción de que las metas que nos hemos propuesto en nuestras vidas no han sido cumplidas y esto nos lleva a una frustración. Y a pensar que no podemos hacer nada, olvidando lo que dice un versículo muy famoso que muchos sabemos de memoria: Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Filipenses 4:13   Debemos tomar muy en cuenta y meditar que para nosotros los cristianos siempre y cuando sea bajo el propósito de Dios podemos hacer todo lo que nos propongamos, claramente debe ser tomado de su mano. No podemos creernos autosuficientes y pensar que, con nuestras capacidades, con nuestro intelecto, con nuestras fuerzas podremos hacer lo que nos hemos propuesto, porque si pensamos de esa manera viviremos frustrados toda nuestra vida, porque nunca se llevarán a cabo tales metas.   Dios nos trajo al mundo para que vivamos vidas con propósito, no nos trajo para vivir sin sentido. Dios nos ha dado las herramientas, pero es nuestra responsabilidad si las usamos correctamente o no. Dios quiere vernos crecer, superarnos y alcanzar lo que deseamos, pero depende de nosotros, Él siempre estará dispuesto a darnos fuerzas y ayudarnos a lograr cualquier cosa si es bajo su voluntad. Propongámonos vivir vidas con propósitos que agraden a Dios, no permitamos que satanás nos quite el ánimo y fuerzas con las que hemos comenzado, seamos constantes en todo, porque Dios nos dará las fuerzas para hacerlo.