(Centro De Vida)
Escritura
Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.
Hoy, al hablar sobre “Aprovechando las Oportunidades que Dios nos Brinda”, quiero centrarme en una oportunidad invaluable que Dios nos ofrece: el crecimiento espiritual. Exploraremos cómo podemos aprovechar esta oportunidad para acercarnos más a Dios, profundizar nuestra fe y experimentar una transformación continua en nuestras vidas. Dios nos invita a crecer en nuestra fe y conocimiento acerca de Él. Las pruebas y desafíos que enfrentamos son oportunidades para confiar en Dios, aprender de sus enseñanzas y fortalecer nuestra relación con Él. Cada experiencia nos moldea y nos acerca más a ser como Cristo. Como dice 2 Pedro 3:18, “Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A Él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén”. Esta cita nos recuerda la importancia de avanzar en nuestra relación con Dios desde el principio de nuestras vidas cristianas hasta la madurez espiritual que buscamos cada día. Dios nos llama a profundizar en Su Palabra, a comunicarnos con Él a través de la oración y el estudio bíblico, y a obedecer Sus mandamientos. Las pruebas y desafíos que enfrentamos son oportunidades para crecer espiritualmente. A través de estas dificultades, Dios nos enseña lecciones importantes sobre la dependencia de Él, la perseverancia en la fe y el desarrollo del carácter cristiano. Debemos aprovechar estas oportunidades para crecer más cerca de nuestro Salvador y no desperdiciarlas. Aprovechar la oportunidad de crecimiento espiritual también implica comprometernos con la disciplina en nuestra relación con Dios. La oración, el estudio bíblico, la adoración y el servicio en nuestras iglesias son elementos fundamentales para nutrir nuestra vida espiritual y fortalecer nuestra relación con Dios. A medida que crecemos espiritualmente, también somos llamados a compartir el fruto de ese crecimiento con los demás. Nuestra relación con Dios debe reflejarse en un amor más profundo por nuestro prójimo, en un servicio desinteresado y en un testimonio vibrante de la obra de Dios en nuestras vidas. Que cada día sea una oportunidad para avanzar en nuestra relación con Él, para aprender de las experiencias que nos presenta y para ser transformados a Su imagen.
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