Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!

La época de Navidad viene con tantas fuerzas que sacude a todo el mundo, estas festividades aumentan la presión y estrés en las personas por las compras, viajes, cenas, regalos, gastos, ropa y muchas cosas más. Pero ¿realmente recordamos la razón principal y verdadera de esta celebración? Si algo no podemos negar es que vemos que Jesucristo está en todas partes. Durante todo el mes su presencia es inevitable, vemos a Jesús en nacimientos bajo nuestros árboles, en anuncios, en los dramas de nuestras iglesias, lo vemos hasta en los más mínimos detalles. Pero todo esto no significa que verdaderamente Él sea el protagonista de esta celebración. Es por eso que es muy importante reflexionar, recordar y mantener la verdadera razón que es el nacimiento de ese niño, de padres terrenales sencillos, un niño humilde que trajo consigo muchos regalos y el principal de ellos fue su misma vida, dándonos a través de ella la salvación. Leamos lo que nos dice Lucas 2:11-14 Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. 12 Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. 13 Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: 14 ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres! Lucas 2:11-14 El nacimiento de Jesús aquí en la tierra es una invitación a gozar de la buena voluntad de Dios para nuestras vidas. Para todos aquellos que proclamamos su nombre, la Navidad anuncia una verdad y esta verdad es que Dios a través de su Hijo Jesucristo es la única esperanza y verdad absoluta. Él es nuestra esperanza, esa esperanza que llegó hace más de dos mil años. Nosotros sus hijos festejamos su nacimiento cuando vivimos sus enseñanzas y compartimos este regalo con aquellos que lo necesitan. Un regalo sencillo, humilde en apariencia, pero sublime y único. Por esa razón nosotros no podemos olvidar quién es realmente el protagonista de estas celebraciones, esa es la clave, todo en nuestras vidas tiene su centro y su centro debe ser Dios. Nuestro Dios quien se hizo hombre en Jesús para salvar a toda la humanidad, no lo puedes olvidar. No solo en estas fechas, sino que cada día de nuestras vidas. Estamos llamados a reconocerlo a Él como el auténtico protagonista de todo. Que este tiempo de navidad sea un buen tiempo para reflexionar y enfocarnos en lo que realmente importa, que son las cosas de nuestro Padre quien en definitiva es el protagonista de toda esta historia. Y en tu vida, ¿Quién es el protagonista? Desde mi corazón ¡Feliz Navidad y que Dios te bendiga!