Jehová cumplirá su propósito en mí; Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre; No desampares la obra de tus manos.

Éxodo 1. Sifra y Fúa, dos mujeres que atendían a las hebreas en sus partos, y que fueron llamadas por Faraón para recibir la orden de que todo varón que naciera, ellas tenían que quitarle la vida. Ellas habían conocido del Dios de Israel y tenían temor a Él. Fueron valientes con todo el sentido de la palabra, porque prefirieron el temor a Dios antes que el miedo a Faraón. No hay duda de que estas dos mujeres fueron preparadas por el Señor para ese tiempo específico. Por ellas muchos bebés se salvaron de la muerte; por ellas el plan de Dios siguió su curso, haciendo que Su pueblo creciera, se multiplicara y se hiciera fuerte (plan dentro del cual estaba Moisés). Pensemos en cuánta trascendencia tiene el ser y hacer lo que Dios nos ha designado, pero lo impactante es el pensar que, si yo tomo y hago vida la Palabra de Dios en mí, con toda seguridad estaré consciente que no estoy aquí para ser una mujer más. Y es que a nadie Dios le ha designado para ser “alguien más”. Todos tenemos un propósito que es necesario cumplamos. En la condición que nos encontremos cumplamos los planes de Dios, soñemos por nosotras y por los nuestros. Seamos mujeres de fe y valientes como lo fueron Sifra y Fúa. No es que los demás van a cumplir nuestros sueños, sino que podemos soñar por ellos aquellas cosas que en fe DIOS va a cumplir en ellos y/o en nosotros. El diablo (al igual que Faraón) trazará planes malignos para intentar destruir la fe en nosotros, las visiones y los frutos que el Señor quiere alcanzar, pero serán intentos fallidos como lo que Faraón quiso hacer, pues no existe nada ni nadie más grande que Dios. Algo importante también de entender, es que a Dios nadie lo podrá detener, pero ¿A nosotros? Sifra y Fúa se estaban enfrentando a la misma muerte. Si el Faraón las descubría que, a propósito, dejaban con vida a los bebés hebreos, era inminente la sentencia para ellas. No permitamos que el diablo debilite nuestra fe, nuestra fuerza, nuestras convicciones. Las circunstancias adversas van y vienen, pero el Señor del Universo es nuestro Dios, y está para cumplir Su palabra, para manifestar Su gran poder. Solo tenemos que confiar y actuar en fe. No estoy diciendo que sea fácil. Claro que no lo es, pero solo basta tener determinación para creer y actuar al recibir la señal de salida. El día de hoy, existen muchas cosas que no podemos dimensionar, pero solo hagamos lo que Dios quiere que hagamos, porque la historia sigue. El plan redentor del Señor sigue. Porque, así como Sifra y Fúa no sabían que estaban siendo parte de la preparación de la venida del Salvador a este mundo al proteger a los bebés de Israel en ese tiempo, nosotras no conocemos la magnitud de las cosas que Dios está haciendo a través de nuestras vidas. Podría ser que estemos preparando a futuros presidentes, doctores, maestros, enfermeras. Pero nuestro anhelo más profundo debe ser preparar a nuestros hijos o pequeños para que cumplan el plan perfecto de Dios, como pastores, misioneros, maestras de escuela bíblica, líderes, ministros de alabanza (el cual va más allá de nuestra imaginación), para que sean instrumentos poderosos en Sus manos que glorifiquen Su nombre y busquen en aquel día estar al lado del MÁS IMPORTANTE, delante de Aquel que es digno de toda exaltación. Que no procuren otra cosa más que, alcanzar aquello para lo cual ellos fueron alcanzados.