Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos.

Una hermosa historia cuenta de una mujer que soñó con tres mujeres que estaban orando. Mientras ellas estaban de rodillas, el Maestro se les acercó. Se acercó a la primera, se inclinó hacia ella con gracia y ternura, con una sonrisa llena de radiante amor y le habló con voz pura, dulce y musical. Apartándose de ella, se acercó a la segunda, pero solamente le puso la mano sobre la cabeza inclinada, y le dio una mirada de aprobación. Pasó junto a la tercera en forma casi abrupta; no se detuvo a hablarle, ni a mirarla. La mujer, en su sueño, pensó: ¡Que grande debe ser su amor por la primera! A la segunda le dio su aprobación sin las demostraciones de amor que le hizo a la primera; la tercera debe de haberle ofendido profundamente, porque Él no le dirigió una sola palabra y ni siquiera una mirada al pasar.   Antes de que miremos al corazón de Dios, quiero preguntarte ¿Qué piensa usted que Dios siente cuando sufrimos?   Para muchos de nosotros, aunque sabemos intelectualmente que Dios nos ama y se preocupa por nosotros, en nuestros corazones pensamos que nos ha abandonado o no le importa en lo más mínimo mi situación.   Quiero invitarte a que veamos lo que dice Sofonías 3:17:   Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos. Sofonías 3:17 Quiero que prestemos atención a una parte de nuestro versículo donde dice: “callará de amor”. Sabemos que el silencio en una conversación tiene muchos significados y puede querernos decir mucho, aún sin palabras.  Ahora piensa en el silencio de Dios cuando más lo necesitamos, cuando queremos que nos ayude, podría significar para nosotros que Dios está decepcionado, enojado o quizás aún que le somos indiferentes de lo que nos sucede. Para terminar la historia de la mujer que te contaba al principio dice, que: Mientras la mujer trataba de explicarse la acción que Dios tuvo, Él mismo se le acercó y le dijo: “Mujer, ¡Que mal me has interpretado! La primera mujer necesitaba todo el peso de mi ternura y cuidado. Ella necesita mi amor, mi interés y ayuda todo el día, sin él, fallaría y caería. La segunda tiene una fe más fuerte y un amor más profundo, y puedo estar tranquilo porque confía en mí. La tercera, según tú no noté y aún descuidé, tiene una fe y un amor de la más fina calidad. Ella me conoce tan íntimamente, y confía en mí hasta el punto de que no depende de palabras ni miradas. Sabe que estoy trabajando en ella y aunque lo que hago no se lo explica ahora, lo entenderá después. Calló en mi amor, porque amo más que lo que las palabras pueden expresar, o el corazón humano puede entender”. Entonces podemos ver que cuando Dios calla no es porque no está pendiente de nosotros o somos menos importantes que otros, es que Él sabe que nuestra fe y esperanza están puestas en Él, y debido a eso tenemos las fuerzas para soportar cualquier adversidad. No te angusties por su silencio, cuando confiamos y nos tomamos de su mano confiando plenamente en Él y sus propósitos haremos que su corazón se inflame tanto que callará de amor.