He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros.

En cualquier hogar el nacimiento de un bebé es un hecho que marca el inicio de una nueva vida, un ser indefenso que trae alegría al hogar, nuevos retos que emprender y una gran responsabilidad de saber dar la crianza debida a esta nueva vida. Las familias se preparan para dar la bienvenida, ropa necesaria, un lugar seguro donde pueda estar, todas las cosas necesarias para el recibimiento de este bebé. Hace más de 2,000 años vino a la tierra un bebé, que nació en la más pequeña de las ciudades de Judá, nació en un establo junto a muchos animales y su cuna era un pesebre, sus padres terrenales María Y José huían para poder salvar la vida de aquel bebé. ¿Quién fue el pequeño que nació? Hoy en nuestro programa Desde Mi Corazón hablaremos de: El Nacimiento de Jesús Mateo 1:23 nos relata lo siguiente: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros. Cuando nació nuestro Señor Jesucristo no había un cartel con la palabra Bienvenido, no había un hogar cálido en donde poner a descansar al pequeño. Los pocos pastores y los hombres sabios del Oriente, e incluso la multitud de ángeles, constituyeron una concurrencia escasa cuando Él llegó a esta tierra. Nuestro Señor Jesucristo vino a la tierra y no fue recibido de la manera debida. Sabemos que Jesús no nació un 24 de diciembre, pero lo importante es que nació y principalmente que nació en nuestros corazones y eso es una razón porque celebrar cada día de nuestra vida. Pensemos en el slogan que dice Jesús es la razón de la temporada no debe ser solo de esta temporada debe ser cada día de nuestra vida. No les parece maravilloso, el autor de la vida, el sustentador del universo, el Rey de reyes y Señor de señores, por amor descendió a este mundo, por amor se hizo hombre, por amor nació en ese humilde pesebre para identificarse con la miseria humana y por amor entregó su vida para salvarnos de nuestros pecados y darnos una nueva vida. Los ángeles celebraron y los pastores humildes adoraron al Niñito en el establo. Cada día nosotros, también, debemos regocijarnos y darle gracias a Dios por Jesús: nuestro Salvador, Señor y Rey. Pero hoy en día, todos aquellos que ya recibimos esa luz y que creemos firmemente en ese propósito con el cual nació, tenemos la tarea de llevar esa palabra a las demás personas, tratando de hacerles entender el propósito por el cual Jesús vino a la tierra. Que esta época sirva como una oportunidad para que nosotros prediquemos de su Palabra, para que enseñemos el verdadero propósito por el que nació, que hagamos entender que las fiestas que se hacen en este tiempo, nada más son algo secundario, que el primer objetivo del nacimiento de Jesús es la salvación de las personas. ¡Que el gozo de su salvación sea evidente en todo lo que usted haga y diga!