Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano. Ni dar a Dios su rescate. Porque la redención de su vida es de gran precio, y no se logrará jamás.

En el estudio anterior hablábamos acerca de que dice Dios de ti. En esta ocasión vamos a hablar acerca de lo que dice Salmos 49:7-8 dice: Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano. Ni dar a Dios su rescate. Porque la redención de su vida es de gran precio, y no se logrará jamás.   ¿Quién podría pagar el precio de una vida? o ¿Cuánto vale una vida? En este mundo en el que vivimos, muchos están queriendo comprar el boleto para ir al cielo. Haciendo creer que con dinero pueden comprar la salvación, pero lastimosamente no es así, porque Jesús en una ocasión hablo con un joven que era rico y que a pesar de ser rico también el le confeso a Jesús que guardaba los mandamientos desde su juventud. Entonces el mirándolo le dijo, ve y vende todo lo que tienes y dalo a los pobres y sígueme. Pero el no quiso y se fue. Entonces Jesús les dijo a sus discípulos ¡cuán difícil es entrar en el Reino de Dios, confiando en las riquezas!   La mano de obra de Dios cae sobre nosotros en el momento en que recibimos a Cristo Jesús como nuestro Señor y Salvador. El nunca apartará sus manos de nuestra vida, nos dará vida a través del entendimiento dado por medio de su Santo Espíritu. Definitivamente, el valor de la vida va más allá de lo que podemos pagar, pero Dios pagó el precio y nos rescató de la muerte.   Jesús se entregó por nosotros como pago: Dando su vida por mi vida. Al ofrecerse como sacrificio en nuestro lugar, Jesús nos libró de la condenación eterna. Isaías 53:5 nos relata su sacrificio y nos dice que fue Herido, Molido y no siendo suficiente el castigo de nuestra paz fue sobre él. Pero por sus llagas somos curados, somos salvos. Nadie más habría podido pagar ese precio, ¡¡sino solo Jesús!   Dios no nos cobra la vida de su hijo, pero quiere que reconozcamos lo que él hizo. Cuando creemos en su sacrificio y aceptamos a Jesús como nuestro Salvador, pasamos a disfrutar gratuitamente de esta vida. Gracias a él, recibimos la vida eterna. Y ¡Todo por amor!   Así que tu vida tiene valor y Jesús pagó el precio; la Biblia nos enseña sobre cuánto valemos para Dios. Reconoce el sacrificio que Jesús hizo por ti. Muestra tu agradecimiento, en Servir,   Evangelizar y Discipular. Habla con tu prójimo sobre el sacrificio de Jesús. Y así como hemos recibido de Gracia demos de gracia. Para él todos somos valiosos.