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Escritura
No así los malos, Que son como el tamo que arrebata el viento. 5 Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio, Ni los pecadores en la congregación de los justos. 6 Porque Jehová conoce el camino de los justos; Mas la senda de los malos perecerá.
Hemos visto como el Salmista nos presenta una clara distinción entre los caminos del justo y los del impío. Mientras el justo se deleita en la ley del Señor y medita en ella día y noche, el impío sigue su propio camino, ignorando la voluntad de Dios. En los versículos que leeremos se nos revela el destino último de ambos. Los justos y los impíos. Salmos 1:4-5…4 No así los malos, Que son como el tamo que arrebata el viento. 5 Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio, Ni los pecadores en la congregación de los justos. 6 Porque Jehová conoce el camino de los justos; Mas la senda de los malos perecerá. Podemos ver como en el versículo 4 Dios compara a los impíos con el tamo, la parte inútil de la planta que es llevada por el viento. Esta imagen nos recuerda la fragilidad y la falta de sustancia de aquellos que rechazan a Dios. Aunque pueden parecer poderosos en el mundo, su destino es efímero y sin valor eterno. Por otro lado, el versículo 5 nos asegura que los impíos no prevalecerán en el juicio final. Aunque puedan prosperar temporalmente en esta vida, su éxito no será duradero. En contraste, los justos estarán en la presencia de Dios. En el día del juicio, aquellos que hayan confiado su vida en el Señor aceptándolo como su salvador estarán ahí, porque ellos han seguido su camino de Dios y serán declarados justos y recibirán la recompensa de la vida eterna. Finalmente, el versículo 6 nos ofrece una promesa reconfortante para los justos. Dios conoce sus caminos y los guía hacia la ruta correcta. Aunque puedan enfrentar dificultades y desafíos en este mundo, su destino está asegurado en las manos amorosas de Dios. En contraste, la senda de los impíos está condenada al fracaso y a la perdición. Como cristianos, debemos tomar en serio el llamado a seguir el camino del justo, buscando siempre la voluntad de Dios en nuestras vidas. Esto implica deleitarnos en su Palabra, meditar en ella y obedecerla con todo nuestro corazón. Al hacerlo, podemos confiar en que Dios nos conducirá por el camino de la justicia. Al mismo tiempo, debemos tener compasión por aquellos que siguen el camino del impío. En lugar de juzgarlos, debemos orar por ellos y compartir el amor y la verdad de Cristo, guiándolos por la ruta correcta para que ellos puedan también experimentar la vida eterna que solo se encuentra en Jesús Oremos Señor, ayúdanos a seguir tu camino de justicia y verdad cada día. Danos un corazón dispuesto para obedecer tu Palabra y confiar en tu guía en todas las áreas de nuestras vidas. Que podamos ser luces en este mundo oscuro, compartiendo tu amor y tu verdad con aquellos que te necesitan. En el nombre de Jesús, amén.
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