(Centro De Vida)
Escritura
La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos.
A menudo en nuestras vidas pasamos desapercibidos en cuanto al poder e impacto que tienen nuestras palabras o las de los demás en la vida diaria. Cada conversación, cada intercambio verbal, presenta una oportunidad para poder ayudar o destruir a otros. y es muy importante que nos autoexaminémos si en verdad ¿Estamos construyendo puentes de amor y aliento, o estamos derribando muros con críticas y juicios? Imaginemos, por ejemplo, una situación en la que compartimos chismes destructivos acerca de un amigo. Esas palabras, como un pequeño fuego, pueden propagarse rápidamente, dañando relaciones y dejando cicatrices emocionales. Por otro lado, pensemos en la posibilidad de ofrecer palabras de aliento y apoyo a alguien que está atravesando tiempos difíciles. Un simple “Estoy aquí para ti” o “Puedes superar esto” puede ser un faro de esperanza en medio de la oscuridad. Proverbios 18:21 nos dice: La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos. Este proverbio nos muestra el poder que nuestras palabras tienen sobre nuestra propia vida y la de los demás. La Biblia nos enseña que nuestras palabras tienen el poder de traer vida o muerte, bendición o maldición, construcción o destrucción. Es un recordatorio impactante de la responsabilidad que tenemos sobre el uso de nuestra lengua. Primero, consideremos la vida en nuestras palabras. Cuando hablamos palabras de vida, estamos imitando el carácter de nuestro Padre celestial. Podemos edificar, consolar y alentar a aquellos que nos rodean. Un simple “te amo” o una palabra de ánimo pueden cambiar el curso de alguien, dándole esperanza y fortaleza para enfrentar sus desafíos. Imagina a alguien que está pasando por momentos difíciles, y le das una palabra de esperanza y amor. Esa persona podría encontrar consuelo y renovar su fe en Dios. Segundo, la muerte en nuestras palabras. Por otro lado, nuestras palabras también tienen el poder de destruir. La crítica destructiva, el chisme y la mentira pueden causar heridas profundas en los corazones de quienes las reciben. Las palabras hirientes pueden tener consecuencias duraderas y afectar negativamente las relaciones. Piensa en situaciones en las que las palabras hirientes han causado divisiones en familias, amistades o comunidades. Estas palabras pueden dejar cicatrices emocionales y espirituales que requieren tiempo y esfuerzo para sanar. Por último, el poder de la elección. Dado que nuestras palabras tienen tal impacto, debemos ser conscientes de nuestras elecciones al hablar. La Biblia nos exhorta a amar nuestras palabras y ser selectivos en lo que decimos. No solo estamos hablando a otros, sino también hablando sobre nosotros mismos y nuestra relación con Dios. Por eso es importante reflexionar sobre cómo eliges expresar tus pensamientos y sentimientos. ¿Estás eligiendo palabras que construyen y dan vida, o estás permitiendo que la negatividad y la crítica prevalezcan en tus conversaciones?
Otros archivos en esta serie
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)