Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor. 11 Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, 12 y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista.

En el libro de Hechos 9:10-18 encontramos a un personaje que, aunque no es tan conocido como Pedro o Juan, desempeñó un papel crucial en la expansión del cristianismo. Este personaje es Ananías, un discípulo de Jesús que vivía en Damasco.   Hechos 9:10-12 dice: 10 Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías,  a quien el Señor dijo en visión:  Ananías.  Y él respondió:  Heme aquí,  Señor. 11 Y el Señor le dijo:  Levántate,  y ve a la calle que se llama Derecha,  y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo,  de Tarso;  porque he aquí,  él ora, 12 y ha visto en visión a un varón llamado Ananías,  que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista.   Una de las cosas que deseo compartirles de este pasaje es la obediencia de Ananías al llamado de Dios y cómo su acto de obediencia cambió la vida de un hombre llamado Saulo, que más tarde sería conocido como el apóstol Pablo.   Primero; Ananías era un discípulo fiel de Jesús en Damasco: Un día, el Señor lo llamó a través de una Visión a una Misión específica. La respuesta de Ananías es verdaderamente ejemplar: ¿Por qué? porque atendió el llamado de Dios. A menudo, cuando Dios nos llama a hacer algo, podemos sentir miedo, dudas o incluso resistencia. Sin embargo, Ananías nos enseña la importancia de responder con humildad y disponibilidad a Dios.   En segundo; A pesar de ser arriesgado Ananías obedeció:  El Señor instruyó a Ananías a ir a la casa de Judas, en la calle Derecha, y buscar a un hombre llamado Saulo. Lo que hace que esta tarea sea particularmente desafiante porque Saulo era conocido por perseguir a los seguidores de Jesús. Ananías sentía temor y desconfianza, pero su obediencia superó cualquier obstáculo.   Tercero; Podemos ver el impacto de la obediencia: Ananías fue a la casa de Judas, encontró a Saulo según las instrucciones que el Señor la había dado, le impuso las manos para que recuperara la vista. Este acto de obediencia cambió la vida de Saulo. No solo recuperó la vista física, sino que también tuvo un encuentro con Jesús que lo transformó de perseguidor a apóstol, y más tarde, se convertiría en uno de los predicadores más influyentes del cristianismo.   Para terminar; La historia de Ananías nos recuerda la importancia de la obediencia al llamado de Dios, incluso en circunstancias difíciles o temerosas. A través de su obediencia, Ananías desempeñó un papel fundamental en el plan divino y en la transformación de la vida de Saulo.   ¿Qué tan dispuestos estamos a responder como Ananías cuando Dios nos llama a hacer algo que parece difícil o arriesgado? Recordemos que la obediencia puede ser el primer paso para cambiar una vida y cumplir el propósito de Dios en la tierra.