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Tengo Ganas De...
Alabarle - Parte 5
Paul Tinoco Huaraca
(Centro De Vida)
Duración: 00:05:24 Minutes
Listens:
27
Aired on Abr 12, 2019

Escritura

Hebreos 13:15

Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.

El texto comienza diciendo “así que ofrezcamos” Dios hizo tanto por nosotros que nuestra vida debe ser más semejante a un canal que a un recipiente, debemos estar siempre listos para dar y ofrecer lo mejor de nosotros y no tan solamente a recibir las bendiciones de Dios. ¿y cada cuanto tiempo debemos de hacerlo? El texto dice siempre. No es un día a la semana, no es solamente cuando nos reunimos en nuestra iglesia local, cada día debemos ofrecer sacrificios de alabanza a nuestro Dios, cada día debemos exaltar su santo nombre. Y esto lo podemos hacer únicamente “por medio de Jesús”, el cordero de Dios, quien gracias a su sacrificio perfecto hecho en la cruz del Calvario reconcilio al hombre con Dios y terminó con la necesidad de ofrecer sacrificios de animales a Dios. Sin embargo, a pesar de que el sacrificio animal paso a la historia, hoy como creyentes y sacerdotes de Dios, podemos ofrecer delante de él, sacrificios espirituales. Y uno de estos sacrificios es el sacrificio de alabanza, la alabanza es el acto de rendir honor a Dios por lo que él es y por lo que él hace, nace de un corazón alegre y agradecido y se expresa por medio de nuestro canto y testimonio personal. Dios es bueno, grande, poderoso, misericordioso y justo, él es digno de toda nuestra alabanza y adoración, nuestra vida entera debe ser un canto de alabanza expresado en palabras y hechos. Cada vez que alabamos a Dios debemos de hacerlo con el corazón, con entendimiento, con alegría y gratitud por sus múltiples bondades. Debemos de alabarle no solamente en nuestras iglesias, sino en todo momento, en todo lugar en toda ocasión. Joe Stowell conto lo siguiente “Me encanta un video de YouTube, donde un grupo de personas en el patio de comidas de un centro comercial y en medio de sus rutinas fue repentinamente interrumpido por alguien que empezó a cantar el Aleluya de Händel. Para sorpresa de todos, alguien se puso de pie y se unió al canto, y después otro y otro más. Al poco tiempo, el lugar resonaba con los inolvidables acordes de esta obra maestra de la música. Una empresa local de ópera había ubicado a sus cantantes en lugares estratégicos, para que pudieran interpolar con gozo la gloria de Dios en la vida diaria de los compradores. Cada vez que miro el video, se me caen las lágrimas. Me recuerda que somos específicamente llamados a alabar y glorificar al Señor en la cotidianidad de nuestro mundo mediante los bellos acordes de una vida de semejanza a Él.” Se cuenta que un ministro de Escocia tenía en su congregación una anciana muy pobre que tenía el hábito de decir: “Bendito sea el Señor, Amén”, cuando el predicador decía algo destacado. Esto molestaba mucho a aquel ministro y le dijo: “¿Sabe hermana Elizabet, que cuando usted dice: “¿Bendito sea el Señor” , durante el sermón, interrumpe mis pensamientos? Si no lo hace durante todo este año le regalaré un par de frazadas nuevas”. La hermana Elizabet era muy pobre y esta oferta le pareció buena. Hizo lo que pudo por ganárselas. Permaneció quieta domingo tras domingo; pero un día vino un pastor visitante a predicar; era un hombre de cuyo corazón rebosaba el gozo de su salvación. A medida que predicaba acerca del perdón del pecado y de todas las bendiciones que le siguen, la visión de las frazadas prometidas comenzó a desvanecerse mientras el gozo de la salvación aumentaba. Al fin no pudo contenerse más y se levantó diciendo con voz fuerte: “¡Frazadas o no frazadas, aleluya!” Cuando pensamos en las maravillas de Dios, se llena nuestro ser de gran gozo. Nuestra reacción natural es querer alabar a Dios por lo que ha hecho y hace por nosotros en cada momento. Dios los bendiga. Corpus Unum.

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