Escritura
Jehová es mi fortaleza y mi escudo; En él confió mi corazón, y fui ayudado, Por lo que se gozó mi corazón, Y con mi cántico le alabaré.
“Jehová es nuestra fortaleza”, Jehová es esa muralla formidable por el cual tienen que pasar nuestros enemigos antes de llegar a nosotros. “Jehová es nuestro escudo”, los dardos del enemigo querrán destruirnos sin piedad, sin embargo, tenemos un Dios que nos protege y nos cuida, un Dios que tiene el control de todo lo que nos pasa. “En él confió mi corazón, y fui ayudado” dice el salmista, eso es lo que tenemos que hacer cada uno de nosotros. Debemos dejar caer todo nuestro peso sobre Dios y encomendar nuestra causa a quien tiene en sus manos el mundo entero. La vida cristiana no es fácil, habrá momentos de alegría y felicidad, sin embargo, también habrá días grises que tengamos que enfrentar. En medio de la prueba más terrible tu puedes seguir solo dos caminos, o bien quejarte y tirar la toalla, o bien alabar a Dios aún en medio de esa situación difícil. Mientras estudiaba en el Seminario Bautista recuerdo que cierto día uno de mis maestros más apreciados me contó lo siguiente. Su hijo menor que aparentemente se encontraba bien de salud, de la noche a la mañana comenzó a sentirse mal y fue a parar al hospital siendo evaluado por varios neurocirujanos, quienes después de hacerle toda una serie de exámenes complementarios y ver el daño severo que había sufrido el encéfalo, recomendaron a sus padres llevarlo a casa y disfrutar los pocos días que le quedaba a su hijo, quien para ese momento había perdido las ganas de alimentarse. Era una prueba tremenda. ¿Cómo una persona que dedica su vida a Dios, podría pasar por esto? Esta seguramente fue una de las preguntas que más de una vez se hicieron. Mi maestro me contó que al comienzo no pudieron aceptarlo y comenzaron a quejarse delante de Dios, sin embargo, al pasar los días y ver que el estado de su hijo no mejoraba, se rindieron delante de Dios oraron a él con estas palabras “Padre gracias por todo el tiempo que pudimos disfrutar de nuestro hijo, ahora lo dejamos en tus manos, si es tu voluntad tu puedes sanarlo, pero sino ayúdanos a aceptar tu voluntad” Después de esta oración, el día siguiente el niño se levantó de su cama y comenzó a jugar, llamó a su mamá y le pidió un poco de comida. Su estado de salud al pasar los días fue mejorando. A la semana lo llevaron nuevamente a los Neurocirujanos, quienes después de hacerle algunas Tomografías, se sorprendieron grandemente al ver que su Sistema Nervioso estaba completamente sano. El médico que lo evaluó llamó a una junta médica, donde se reunieron todos los Neurocirujanos del Hospital, ahí les mostro las imágenes de las tomografías del niño y les pregunto ¿Qué opinan de ellas? Nadie podía creerlo. de pronto el menor paso con su padre y les contó que él y su familia son cristianos y eso que paso no es nada más que un milagro del Señor. Mi querido profesor pudo dar testimonio de su fe en el Señor a todos en la sala y estoy seguro que gozoso y alabando el nombre de nuestro gran Dios. No se la situación por la cual estés enfrentando, pero confía en él, descansa en sus manos, no permitas que el fuego de la prueba acabe contigo. ¿quejas o alabanza? ¿Que saldrá de tus labios el día de hoy?. Cuan bien nos haría recordar las palabras de Job quien en medio de la situación más terrible que un hombre pudiera enfrentar dijo lo siguiente “Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. Corpus Unum.
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