Jehová me salvará; por tanto cantaremos nuestros cánticos en la casa de Jehová todos los días de nuestra vida.

  Después de la muerte de Salomón la nación de Israel se dividió en el reino del norte y en el reino del sur. El reino del norte tuvo diecinueve reyes de los cuales todos fueron malos ante los ojos de Jehová, por su parte el reino del Sur, llamado Judá tuvo también diecinueve reyes de los cuales cinco fueron buenos, doce malos y tres una mezcla entre lo bueno y lo malo. De estos cinco reyes buenos que tuvo Judá, uno de los mejores sin duda fue Ezequías. El libro de los Reyes describe que él “hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho David su padre” también dice que “Siguió a Jehová, y no se apartó de él, sino que guardó los mandamientos que Jehová prescribió a Moisés”. sin duda fue un hombre temeroso de Dios, bajo su mandato quitó los altares a los dioses falsos, limpio y reparó él templo, celebró la pascua y reorganizo a los sacerdotes y a los levitas. Sin embargo, a la edad de 39 años aproximadamente Ezequías contrajo una enfermedad terrible, una enfermedad que lo llevaba a la muerte. En ese tiempo vino a él el profeta Isaías quien le llevo un mensaje de parte de Jehová, este mensaje decía “ordena tu casa, porque morirás y no vivirás”. En medio de esta situación difícil Ezequías no se quejó contra Dios ni maldijo el día de haber dedicado su vida a su Señor. Sino por el contrario apelo a su misericordia y busco consuelo en él. Dice la palabra de Dios que con lágrimas en los ojos oro a Jehová con estas palabras “te ruego oh Jehová, te ruego que hagas memoria de que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho las cosas que te agradan.” ¿Qué de nosotros? ¿Qué hacemos cuando nos encontramos en medio de una prueba terrible? ¿Culpamos a Dios por ello o descansamos en sus manos? ¿no enojamos contra él o descargamos nuestra carga a aquel que tiene cuidado de sus hijos? Ezequías oró al Señor, apeló a su misericordia y confió en que él podía ayudarlo en medio de esta prueba terrible. Dios no tardó en responder y antes que Isaías saliese a la mitad del patio le dijo lo siguiente: “vuelve y di a Ezequías, príncipe de mi pueblo: así dice Jehová, el Dios de David tu Padre: yo he oído tu oración y he visto tus lágrimas; he aquí que yo te sano; al tercer día subirás a la casa de Jehová. Y añadiré a tus días quince años, y te libraré a ti y a esta ciudad de mano del rey de Asiria”. Que hermosas palabras “yo he oído tu oración y he visto tus lágrimas” Así es nuestro Dios, así de compasivo y bueno, esta es la razón la cual el cristianismo más que una religión es una comunión y relación con Dios. él es nuestro Padre, nosotros somos sus hijos, él entiende por lo que estamos pasando, él escucha atentamente nuestras palabras, él mira nuestra actitud e incluso nuestras lágrimas y él responde conforme a su voluntad. Ante tanta bondad lo único que podía salir del corazón de Ezequías es agradecimiento y alabanza a su Dios. nuestro texto son las palabras que el expreso después de recibir el favor de Dios “Jehová me salvará; por tanto, cantaremos nuestros cánticos en la casa de Jehová todos los días de nuestra vida.” Si algo debería de impulsar en nosotros el congregarnos cada semana en la casa de Dios y el cantar a todo pulmón himnos, salmos y cánticos espirituales, es el agradecimiento por sus múltiples bondades, es el agradecimiento sobre todo por una salvación tan grande en Cristo Jesús. ¡el murió por nosotros¡ y fue por su muerte en ese pedazo de madera que la mugre de nuestros pecados puede ser limpiada. Gloria a nuestro a nuestro Dios por siempre. Alabado sea su bendito nombre. Corpus Unum.