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Tengo Ganas De...
Exaltarle - Parte 4
Paul Tinoco Huaraca
(Centro De Vida)
Duración: 00:05:28 Minutes
Listens:
43
Aired on Abr 25, 2019

Escritura

Salmos 145:1

Te exaltaré, mi Dios, mi Rey, Y bendeciré tu nombre eternamente y para siempre.

  Este texto lo escribió el Rey David y es una alabanza por la bondad y el poder de Dios en su vida, es muy hermosa ya que nace de un corazón conforme al corazón de Dios, cuan bien nos haría esforzarnos por tener esa clase de corazón y así como David poder expresar palabras que den gloria y honra a nuestro gran Dios. El texto comienza diciendo “te exaltare mi Dios, mi Rey” en el corazón de David había un deseo intenso de exaltar o levantar a Dios en lo alto, que todos los pueblos, naciones y lenguas adoren y teman al Dios de Israel. Los reyes más poderosos de su tiempo diseñaban estatuas gigantescas que llevaba su imagen e instaban al pueblo a rendir culto y adoración a sus propias personas, pero no David. David buscaba menguar y que su Dios crezca ¿Qué de nosotros? ¿después de servir fielmente a nuestro Dios deseamos ser reconocidos por los hombres o que Dios se lleve toda la gloria? ¿Queremos levantar a Dios en lo alto o que nuestro nombre sea levantado? Algo hermoso que también notamos en el texto es que David se dirige a Dios de una manera personal. Él no dice “Dios o Rey” él utiliza la palabra “mi Dios, mi Rey” esto nos habla de una relación personal entre Dios y David. ¿Qué de nosotros? ¿nuestra relación con Dios se caracteriza por la comunión, la confianza, el respeto y el amor o es más una relación fría, indiferente y lejana? El cristianismo mi amado hermano no es una religión, sino más bien una comunión con Dios. él es nuestro padre, nosotros somos sus hijos, él es nuestro Dios nosotros somos sus criaturas. ¿Cómo podemos tener una relación con Dios cada día? Pues es a través de la oración y el estudio de las escrituras. El pastor Adrián Roger dijo lo siguiente “Usted no puede amar a alguien que usted no conoce, y no puede conocer a alguien con quien no pasa tiempo, conocerlo es amarlo, amarlo es confiar en él, confiar en él es obedecerle y obedecerle es ser grandemente bendecido.” En los días en el cual David era rey de Israel, la nación de Israel se extendió diez veces más de su tamaño inicial, fue prosperada y bendecida como nunca antes, la fama de David se extendió por todo el mundo conocido de su tiempo, las naciones vecinas temblaban de tan solo escuchar el nombre de Israel o el nombre de David. Sin embargo, a pesar de todo el prestigio y la fama que había alcanzado David entendía quien era su verdadero Rey, el entendía que ante el pueblo podía ser rey, pero ante Dios solo era un siervo. El coro de una de las canciones más famosas de nuestros días dice de la siguiente manera “Con dinero y sin dinero, hago siempre lo que quiero, y mi palabra es la ley. No tengo trono ni reina, ni nadie que me comprenda, pero sigo siendo el rey.” Esta canción ha llegado a ser tan popular ya que expresa el sentir que la mayoría de las personas tiene. Muchos tienen como meta en la vida el llegar a tener un pequeño reino en este mundo, y todo lo que hacen cada día los lleva de una u otra forma a esto. Cuando entenderemos que no estamos en este mundo para tener gloria, dinero y morir, estamos aquí para dar gloria y honra a nuestro amado Dios, y hasta que no lo hagamos nuestra vida nunca tendrá sentido. Y por último el texto concluye diciendo “Y bendeciré tu nombre eternamente y para siempre” nuestra alabanza y gratitud no se limita a unas horas cada semana en el templo, debemos de alabar a Dios siempre. Pasarán millones y millones de años y todavía seguiremos alabando a nuestro creador. ¿Por qué hemos de alabar a Dios eternamente? Porque nuestro Dios es eterno, porque su amor es eterno, porque su misericordia es eterna, porque su bondad y compasión son eternas y porque su justicia y santidad no tienen fin. Dios los bendiga. Corpus Unum.

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