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Tengo Ganas De...
Sacrificarlo todo para él - Parte 3
Paul Tinoco Huaraca
(Centro De Vida)
Duración: 00:05:59 Minutes
Listens:
18
Aired on Abr 03, 2019

Escritura

Malaquías 1:8

Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? dice Jehová de los ejércitos.

Este texto va dirigido específicamente a los sacerdotes de Israel, ellos eran los guías y representantes espirituales del pueblo, su tarea principal era el de ofrecer sacrificios de animales delante de Dios. Los animales que se tenían que ofrecer en los sacrificios, no eran animales cualesquiera, estos tenían que cumplir ciertos requisitos. En el libro de Levítico 22:21 leemos “Asimismo, cuando alguno ofreciere sacrificio en ofrenda de paz a Jehová para cumplir un voto, o como ofrenda voluntaria, sea de vacas o de ovejas, para que sea aceptado será sin defecto. Ciego, perniquebrado, mutilado, verrugoso, sarnoso o roñoso, no ofreceréis éstos a Jehová, ni de ellos pondréis ofrenda encendida sobre el altar de Jehová.” En resumen, estos animales tenían que ser sacrificios sin mancha y contaminación y tenían que ser sacrificios excelentes. Sin embargo ¿Cuál era la práctica común en el pueblo? Dice el texto “Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo, cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo?” De los cientos y miles de ovejas y ganado que tenían para ofrecer, estos hombres escogían los animales enfermos y decaídos, los animales que habían sufrido alguna lesión física, los animales con múltiples defectos físicos. ¿se imaginan? Daban a Dios no solo lo contaminado sino también lo peor de lo que tenían, mostrando con ello el menosprecio que tenían a su creador. Estos hombres no se daban cuenta que su ofrenda simplemente era un reflejo de su estado espiritual, eran hombres ciegos, enfermos y corruptos. Seguido a esto Dios les reta a hacer algo, dice el texto “Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto?” Si estos hombres llevaban estos sacrificios delante de su príncipe o gobernador como pago de sus impuestos, todos estos animales serían inmediatamente rechazados y esto causaría el desagrado y la ira del gobernador, motivo por el cual no lo hacían. Qué triste pero el pueblo de Israel y sus sacerdotes tenían más temor de los hombres que de Dios. Antes de seguir meneando la cabeza y pensando en cuan vil eran estas personas, creo que debemos examinar nuestro corazón, ya que tal vez nosotros somos un reflejo vivo de estos hombres en el día de hoy. Los sacrificios de animales pasaron a la historia cuando el sacrificio perfecto, nuestro Señor Jesucristo dio su vida por el mundo. Entonces ¿Cuál es el sacrificio que tenemos que ofrecer hoy? En pocas palabras somos nosotros mismos. Así como ese animalito no tenía que tener mancha o defecto alguno, de la misma forma el creyente que se presenta a Dios debe de estar constantemente limpio y sin pecado, cualquier mancha o pecado no confesado será simplemente un impedimento en nuestro crecimiento y relación con Dios. Por otro lado, tenemos que dar lo mejor de nosotros a Dios. el detesta estar en el último lugar de tu agenda, el detesta que le des las sobras de tus recursos, las sobras de tu tiempo, las sobras de tus energías. el desea ocupar el primer lugar en tu vida, el desea lo mejor de ti. Les pregunto ¿Qué pasaría si lo que le das a Dios le dieras a tu jefe en el trabajo? Lo aceptaría con gozo o te echaría del trabajo de inmediato. Alguien escribió lo siguiente. “al trabajo vas 5 días a la semana y llegas puntual, si te sientes mal, igual vas; si llueve, igual vas; si no tienes dinero, igual vas, si estas deprimido o enfermo igual vas, ahí estas dispuesto a comprometerte e incluso a hacer horas extras, sin embargo, a la iglesia asistes solo 1 ves por semana, sin embargo, si llueve, no vas, si no tienes dinero, no vas; si te sientes deprimido o enfermo, no vas, si se presenta un trabajo extra o un paseo en familia no vas. La pregunta es ¿a quién temes más? A Dios o a los hombres. Dios nos ayude a dar lo mejor de nosotros a nuestro Rey, a presentarnos cada día como una ofrenda santa y agradable delante de sus pies, él es digno de ello. Dios los bendiga. Corpus Unum.

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