(Centro De Vida)
Escritura
Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
La Navidad es una época llena de luces, regalos y reuniones familiares. Sin embargo, muchas veces, olvidamos el verdadero propósito de esta celebración: el nacimiento de nuestro Salvador, Jesucristo. Hoy quiero invitarte a reflexionar sobre cómo podemos vivir una Navidad diferente, centrada en Jesús y el propósito de su venida. El versículo que encontramos en Isaías 9:6 dice: Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Te has hecho la pregunta: ¿Estamos celebrando a Jesús o estamos distraídos por las tradiciones y lo material? Cuando leemos Isaías 9:6, entendemos que la Navidad no es solo un evento histórico, sino el cumplimiento de una promesa divina. Dios envió a su Hijo para salvarnos y darnos esperanza. Y el propósito de toda la festividad es celebrar su nacimiento aquí en la tierra. De la misma manera como los pastores y sabios lo hicieron también nosotros debemos enfocarnos en Él en esta temporada. También podemos ver cómo Isaías lo llama Príncipe de Paz. En un mundo lleno de conflictos, estrés y preocupaciones, Jesús nos ofrece una paz que sobrepasa todo entendimiento (Filipenses 4:7). Tal vez esta Navidad te encuentras con problemas familiares, económicos o personales. Jesús vino a traer paz, no solo entre los hombres, sino en nuestro interior. Piensa en una vela encendida en medio de la oscuridad. Aunque pequeña, su luz disipa las tinieblas. Así es la paz de Jesús en nuestras vidas: transforma nuestras tormentas en calma. Para terminar, quiero que recordemos que la navidad también es un tiempo para dar. Pero ¿qué estamos dando? Más allá de los regalos materiales, podemos compartir amor, esperanza y fe. Jesús se entregó a sí mismo por nosotros. De la misma manera, somos llamados a dar de nosotros mismos para bendecir a otros (Juan 3:16). Haz algo especial por alguien que lo necesite: un vecino, un amigo, o una familia en necesidad. La Navidad no se trata de gastar más ni de tener la casa mejor decorada. Se trata de recordar que el regalo más grande ya nos fue dado: Jesús, el Hijo de Dios.
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