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Escritura
Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
En la vida, enfrentamos constantemente desafíos y adversidades que pueden sacudir nuestras bases y amenazar con hundirnos en un mar de preocupación y miedo. Sin embargo, en esos momentos turbulentos, es crucial recordar dónde debemos dirigir nuestra mirada. ¿Recuerdas la historia de Pedro caminando sobre las aguas en Mateo 14? Esta historia nos ofrece una poderosa lección sobre la importancia de mantener nuestro enfoque en Dios en medio de las tormentas de la vida. Leamos unos versículos específicos en Mateo 14:30-31 que dice: Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? En esta historia vemos que Pedro se encuentra caminando sobre el agua hacia Jesús, inicialmente está enfocado en Él, confiando en su poder y presencia. Sin embargo, cuando Pedro nota el viento fuerte y las olas alrededor de él, comienza a temer y dudar. En ese momento, su enfoque cambia de Jesús a la tormenta, y como resultado, empieza a hundirse. Es una imagen con la que muchos de nosotros podemos identificarnos en nuestra vida diaria: cuando permitimos que las preocupaciones y las dificultades nos distraigan, perdemos de vista la presencia y el poder de Dios en nuestras vidas. Pero la buena noticia es que la historia de Pedro no termina con su fracaso. En medio de su miedo y duda, Jesús extiende su mano y lo rescata. Esta parte de la historia nos recuerda que, incluso cuando nos desviamos de nuestro enfoque en Dios, Él está siempre presente, dispuesto a sostenernos y guiarnos de regreso a la seguridad de su amor y protección. Entonces, ¿qué podemos aprender de esta historia? Que, en lugar de permitir que las tormentas de la vida nos consuman, debemos mantener nuestros ojos puestos en Jesús, nuestra roca y nuestra salvación. Cuando nuestra fe se tambalea y el miedo amenaza con abrumarnos, recordemos que Dios está con nosotros en medio de la tormenta, extendiéndonos su mano de gracia y fortaleza. La lección aquí es que, al enfrentar desafíos y dificultades en la vida, es crucial mantener nuestra mirada en Dios en lugar de enfocarnos en las circunstancias difíciles que nos rodean. Cuando nos concentramos en la presencia y el poder de Dios, encontramos fortaleza, paz y la capacidad de superar incluso las situaciones más difíciles.
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