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Oración
Alabanza Y Confesión
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Ago 31, 2022
Ago 29, 2022
Duración:
00:14:30 Minutes
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Escritura

Salmos 84:1,4,10-12; Isaías 29:13

¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos! 4 Bienaventurados los que habitan en tu casa; Perpetuamente te alabarán. Selah 10 Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, Que habitar en las moradas de maldad. 11 Porque sol y escudo es Jehová Dios; Gracia y gloria dará Jehová. No quitará el bien a los que andan en integridad. 12 Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía. Salmos 84:1,4,10-12 Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado. Isaías 29:13

¿Cuánto tiempo, pasas tú hablando con Dios? ¿Tienes una hora especial en el día cuando te apartas  para encontrarte a solas con el Padre celestial? La oración es una parte vital de la vida del cristiano, enséñame a un cristiano que no ora, y yo te enseñaré una vida de escaso poder. Ya hemos visto en los dos estudios pasados, la necesidad de orar y también observamos algunos personajes de oración, hoy quiero que iniciemos un estudio de los ingredientes de la oración. Espero que, al terminar el estudio, tendremos información suficiente para saber cómo orar, y le pido a Dios que sabiendo cómo, nos animaremos a poner lo aprendido en práctica. Pido esto porque la mayoría de los cristianos, hoy día, no oramos, y por eso es que el mundo está en la situación en que está. Imagínate lo que sucedería si después de esta lección, todos los cristianos nos arrodilláramos donde quiera que estuviéramos y le pidiéramos a Dios que enviara un avivamiento a su obra, aquí en la tierra. La oración es un arma potente que los cristianos no utilizamos, y ya es hora que comencemos a orar, pero primero debemos saber cómo. Yo pienso que la oración se compone de cuatro ingredientes: Alabanza, Confesión, Intercesión y Agradecimiento. Hoy vamos a tomar los primeros dos ingredientes y estudiarlos; y en el próximo estudio hablaremos de los otros dos. Alabanza y Confesión, estos son los primeros dos ingredientes, una oración sin alabanza no es oración, una oración sin confesión ni siquiera será escuchada por Dios. Vamos a tomar esos ingredientes uno por uno y estudiarlos para llegar a una buena compresión de cómo podemos orar. Siempre es bueno iniciar nuestras oraciones a Dios con alabanza; la alabanza a Dios es simplemente hacer buenos comentarios a Dios sobre su naturaleza divina; es reconocerle por quién es; no es asunto de recordar a Dios de sus cualidades y atributos, sino de darle a entender, aunque ya lo sabe, que nosotros sabemos quién es Él. Es reconocerle como el todo de nuestra vida, es mostrarle y magnificarle por ser digno de tener toda nuestra atención y aprecio. Alabar a Dios es colocarle sobre todas las cosas en nuestras vidas y publicar que Él es lo máximo para nosotros. Escucha la alabanza del salmista en el Salmos 84 “¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos! Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová; Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo. Bienaventurados los que habitan en tu casa; Perpetuamente te alabarán. Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, Que habitar en las moradas de maldad. Porque sol y escudo es Jehová Dios; Jehová de los ejércitos, Dichoso es el hombre que en ti confía". En esos versículos el salmista ha puesto a Dios en su corazón sobre todas las demás cosas, y sí que agrada a Dios que sus hijos le alaben de corazón; digo de corazón porque hay quienes alaban con la boca nada más. Isaías 29:13 dice: “Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado”. Uno no puede llegar donde Dios y comenzar a elogiarle para después pedirle un favor, así como hace con otras personas; uno no lo puede hacer porque Dios conoce el corazón de uno, a Él no se le puede engañar. Él sabe perfectamente bien si las palabras que estás diciendo vienen de tu corazón o no, así que, si vamos a alabar a Dios, es mejor que seamos sinceros con Él, alabándole de corazón y no de boca nada más. A veces cuando comienzo a orar me viene a mente un coro de alabanza, y comienzo a cantar a Dios, de vez en cuando leo un Salmo en voz alta haciendo mías las palabras del Salmista. En la oración modelo que Jesús nos da en Mateo 6, Él comienza su oración con las palabras: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo así también en la tierra”. En primer lugar, Jesús reconoció al Padre como el que está sobre todos, exponiendo el hecho de que el Padre está en los cielos, ¿Quién está más arriba de Él? Ninguno. Y después dice “Santificado sea tu nombre”, o sea Padre tu nombre es separado de cualquier otro, es algo muy especial. Y para continuar, Jesús dice: lo más importante aquí en la tierra es que “Se haga Tu voluntad”, así como todos te obedecen en el cielo, así debiera ser aquí también en la tierra. ¿Te fijas? Jesús empezó su oración con alabanza. Pero la alabanza no es efectiva a menos que salga de un corazón sincero, y esto nos trae al segundo paso: la Confesión. Confesión es admitir nuestras faltas ante Dios y estar de acuerdo con Él, de que lo que hemos hecho está mal, es ser honesto y sincero. Primero en la oración reconocemos quién es Dios, y en segundo lugar reconocemos quiénes somos nosotros. La confesión es sumamente importante debido al hecho de que, si hay pecado tapado o cubierto en la vida de uno, Dios verá que la persona no es sincera con Él, y por lo consiguiente no lo escuchará. La confesión lleva un factor importante involucrado en ella el arrepentimiento, cuando uno confiesa sus errores a Dios debe admitir que ha fallado, debe reconocer que su error es pecado ante Dios y que está mal que lo haya hecho, pero también tiene llevar el deseo sincero en su corazón de no volver a hacer esa cosa jamás. No puede uno venir delante de Dios y decirle: “Padre tú eres lo más importante en la vida para mí; quiero hacer lo tú deseas que yo haga, porque quiero agradarte. Pero Padre tengo que confesarte que ayer asalté un banco, sé que hice mal y quiero que me perdones. Hoy tengo pensado asaltar otro banco más grande”. Eso no es una oración sincera, esta persona está jugando con Dios, y con Dios no se puede jugar. Cuando un confiesa sus faltas ante Dios debe ser con un corazón contrito, el individuo debe estar profundamente herido por el mal que ha hecho, de otra manera Dios no escuchará su oración. El salmista dice en el Salmos 66:18: “Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado”; Proverbios 28:13 dice: “Quien encubre sus pecados no prosperará; Más el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia”. Como puedes ver la confesión es una parte muy importante en la oración, sin la confesión da igual que uno no ore, porque, aunque hable con Dios sus palabras no serán escuchadas por Él ¿Por qué? Porque no viene uno con sinceridad ante Dios. Hay quienes piensan que pueden abusar de Dios usándole, así como usan con su astucia a otras personas, déjame decirte algo: Dios no es juguete de nadie, y entre más rápido comprendamos esa verdad mejor nos va a ir. ¿Por qué no nos confesamos con Dios antes de alabarle? Buena pregunta, pero la respuesta es sencilla: En primer lugar Dios debe recibir lo primero siempre, Él es más importante que nosotros, así que primero lo reconocemos a Él; En segundo lugar debemos comprender y establecer en nuestra mente que hay un ser Supremo más alto que nosotros, a quien debemos pedir disculpas, al alabar a Dios antes de comenzar la confesión establecemos esa verdad en nuestra mente; Y en tercer lugar Dios ya sabe lo que le vamos a decir antes de que se lo digamos, debemos entender que la oración no beneficia a Dios, la oración es un medio que Dios ha establecido para nuestro propio bienestar; Y en cuarto, y último lugar, esa es la forma en que Jesús nos enseñó. En Mateo 6 encontramos la oración modelo, y veremos que Jesús establece primero la alabanza y después dice: “Y perdónanos nuestras deudas”. Bueno se nos ha acabado el tiempo, espero que estarás conmigo en nuestro siguiente estudio donde hablaremos de las otras dos partes de la oración: Intercesión y Agradecimiento. Vamos a orar. Padre eres maravilloso, ¿Quién como Tú? Perdónanos por no darte el lugar que mereces en nuestras vidas Señor. Perdónanos por menospreciar muchas veces tus consejos. Padre te pido que nos ayudes a orar con más constancia. Te pido que podamos aprender a comunicarnos en todo tiempo contigo. Gracias por el estudio de hoy. Gracias por la oración y el privilegio de podernos comunicar contigo. En el nombre de Jesús te agradecemos. Amén.

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