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Oración
Personajes Que Oraron
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Ago 30, 2022
Ago 29, 2022
Duración:
00:14:30 Minutes
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29

Escritura

Marcos 1:35; Marcos 6:45 y 46.

Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba. Marcos 1:35 En seguida hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a Betsaida, en la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. 46 Y después que los hubo despedido, se fue al monte a orar. Marcos 6:45 y 46

¿Qué tan importante es para ti la oración? ¿Cuánto tiempo, pasas en oración cada día? En nuestro estudio pasado vimos que todo cristiano debe orar, porque es el medio que Dios ha establecido para que nos comuniquemos con Él. También vimos que hay veces cuando nuestras oraciones no son escuchadas por Dios, debido a pecado que hay en nuestras vidas, o porque pedimos egoístamente. Hoy quiero que observemos lo importante que era la oración para otros. Si vamos a ser discípulos de Jesús, tendremos que practicar la oración, porque nuestro Señor era un hombre de oración. Pero hubieron otras personas que tuvieron en alta estima la oración también, de hecho, todos los grandes hombres de Dios eran personas que practicaban la oración con gran fervor. El Señor Jesucristo consideraba la oración como una parte muy vital a su ministerio, no era cosa rara ver a Jesús levantarse muy de mañana y buscar tiempo para estar a solas con el Padre, Marcos 1:35 dice: “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba”. Era difícil para el Maestro encontrar tiempo para estar a solas con el Padre en oración, siempre estaba rodeado por sus discípulos; y casi siempre grandes multitudes de personas le buscaban para que les sanara o les diera de comer. Muchas veces Jesús tuvo que usar tácticas para deshacerse de todos, y así poder estar solo para orar. Tal es el caso que encontramos en Marcos 6:45 y 46, dice: “En seguida hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de Él a Betsaida, en la otra ribera, entre tanto que Él despedía a la multitud. Y después que los hubo despedido, se fue al monte a orar”. Había veces cuando Jesús pasaba toda la noche en oración, la oración era tan importante para Jesús, que sus discípulos lo notaron y le pidieron que les enseñara a ellos a orar. Ellos vieron que la oración era algo importante para Él, y querían practicar la oración en sus vidas. Jesús les enseñó por medio de darles una oración modelo, un ejemplo o muestra que podían tomar para guiarse en sus oraciones. El ejemplo que les entregó fue una oración grabada en Mateo, capítulo 6, versículos 9 al 13, muchos le han dado título a esta oración, la llaman El Padre Nuestro, y va así: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén”. Sí, nuestro divino Señor era un hombre de oración, pasaba largas horas hablando con el Padre celestial. Pero Jesús no es el único en la Biblia que practicaba la oración, todos los grandes hombres de Dios eran hombres que practicaban la oración. Vamos a observar algunos personajes del Antiguo Testamento, en Génesis 19:27, leemos lo siguiente: “Y subió Abraham por la mañana al lugar donde había estado delante de Jehová”. Abraham era un hombre de oración, a él le gustaba encontrarse con Dios en la mañana, aún tenía un lugar especial, donde se encontraba con Dios en oración. Ahora vamos a Éxodo 34:2, para encontrarnos con otro hombre de oración, dice: “Prepárate, pues, para mañana, y sube de mañana al monte de Sinaí, y preséntate ante mí sobre la cumbre del monte”. En este versículo Dios está dando instrucciones a Moisés de encontrarse con Él para conversar, podemos observar nuevamente que Moisés, al igual que Abraham, se va a encontrar con Dios de mañana, dándole la primera parte de su tiempo. Dios es más importante que todo y merece ser primero en todo lo que hacemos, escuchemos ahora lo que dice el rey David en el Salmos 5:3: “Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; De mañana me presentaré delante de ti, y esperaré”. También David no estaba dispuesto a encontrarse con un nuevo día sin haberse primero consultado con el Padre celestial. Daniel era otra persona que daba mucha importancia a la oración, Daniel 6:10 dice: “Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias a Dios, como lo solía hacer antes”. Daniel tenía costumbre de ir tres veces al día a un lugar especial con el fin de conversar con Dios. En realidad, esto no nos impresiona tanto, hasta que llegamos a saber cuál era el edicto que había sido firmado en el versículo que acabamos de leer; el edicto se encuentra en el versículo 7, escucha esto: “Que cualquiera que en el espacio de treinta días demande petición de cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones”. Ciertos hombres se habían juntado por envidia que tenían de Daniel, en un esfuerzo de quitarlo fuera de sus vidas; ellos sabían que Daniel oraba todos los días a su Dios; ellos sabían que la oración era importante para él, y para humillarle presentaron al rey un edicto para ser promulgado. Claro está que el rey muy elogiado por tal edicto, lo promulgó y su palabra era irrevocable hasta terminar los treinta días. ¿Qué haría Daniel? Tenía varias opciones, podía dejar de orar por treinta días, podía orar en silencio en su corazón y nadie se daría cuenta; pero Daniel no se avergonzaba de su Dios. Dios y la comunicación con Él era lo más importante para Daniel, y prefería morir antes de abandonar la oración. Daniel fue fiel a Dios, siguió orando, fue echado al foso de los leones; pero Dios envió ángeles y taparon la boca de los leones y no hicieron daño a Daniel. Podríamos pasar horas hablando de diferentes personajes que practicaban la oración, podríamos hablar de cómo las oraciones de ellos eran escuchadas por Dios, y de cómo Él les contestó dándoles ricas bendiciones. Pero todo eso está en el pasado, por alguna razón la gente de hoy piensa que Dios ha dejado de contestar la oración. Si hubiera un tiempo en toda la historia cuando el pueblo de Dios debiera estar de rodillas es ahora. Te digo que Dios no ha dejado de contestar las oraciones de los suyos; te digo que Él es tan potente hoy como lo era en los días de Moisés, cuando abrió el Mar Rojo y los israelitas pasaron en tierra seca; te digo que Él es tan potente hoy como en los días de Josué, cuando tumbó los poderosos muros de Jericó. Entonces ¿Qué sucede? Lo que sucede es que nosotros no oramos, lo que sucede es que nos hemos alejado demasiado de nuestro Padre celestial, lo que sucede es que nos hemos dejado llevar demasiado por este mundo en que vivimos. Pienso que Isaías 59:1 y 2, lo expresa mejor que nadie, dice: “He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír”. Dios no se ha alejado de nosotros; nosotros nos hemos alejado de Él, nosotros ya no oramos, nosotros ya no vivimos de acuerdo a su voluntad, nosotros somos los culpables, y no Él. ¿Qué podemos hacer? ¿Podemos regresar a Dios y a su Palabra? ¿Podemos estudiar, orar y testificar? ¿Podemos arreglar nuestras vidas y ser obedientes a Dios, así como todos estos personajes, que vimos en el estudio de hoy? Podemos practicar lo de 2 Crónicas 7:14 que dice: “si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”. ¿Es importante la oración para ti? Si no lo es, debiera serlo, yo te reto a comiences hoy a practicar la oración en tu diario vivir. Comunícate en todo momento con Dios, reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas. Vamos a orar. Padre antes de cualquier otra cosa queremos pedirte perdón por ser negligentes en el asunto de la oración. Hemos estudiado hoy de grandes personajes bíblicos y entendemos que el éxito que tuvieron fue en parte por ser hombres de oración. Ayúdanos, Padre a pasar más tiempo contigo cada día, reconociendo tu presencia con nosotros y buscando hacer tu voluntad. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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