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La Armadura de Dios
El Yelmo De Salvación
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jun 28, 2022
Jun 26, 2022
Duración:
00:14:31 Minutes
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Escritura

Efesios 6:13-17; Juan 3:16

Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. 14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, 15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. 16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. 17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. Efesios 6:13-17 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3:16

¿No te has fijado que la primera cosa que uno hace al caer es cubrir su cabeza con las manos para protegerla? En el estudio de hoy, vamos a tratar sobre la quinta pieza de la armadura de Dios. No quiero que se nos olvide que, probablemente Pablo el apóstol, estaba viendo a un soldado romano cuando estaba escribiéndonos acera de la armadura de Dios, en Efesios, capítulo 6. Al pensar en lo útil que era la armadura del soldado romano, se puso a pensar en la batalla espiritual, y cómo el creyente también debe armarse si quiere ser útil al Señor.   Pablo ha llegado a la quinta pieza de la armadura, hoy. Esta pieza es la que protege la cabeza del soldado. Para el creyente, esta pieza se llama el yelmo de la salvación. Vamos a nuestro texto, en Efesios, capítulo 6, y leamos los versículos 13 al 17, dice: “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios”. Al principiar el estudio de hoy, te pregunté si te habías fijado en el hecho que al caerse uno, lo primero que hace es cubrir su cabeza. ¿Por qué es que uno se cubre su cabeza; por qué uno no se cubre el corazón o el estómago? Uno cubre su cabeza, porque es ahí donde se encuentra la computadora que ejerce el control sobre los demás miembros del cuerpo. Es la computadora que nosotros llamamos: cerebro. Cuando uno tropieza, el cerebro automáticamente extiende una señal de alerta, de que el centro de control está en peligro. Por eso uno rápidamente levanta los brazos, y cubre lo mejor que puede, el centro de control, o sea, el cerebro. Imaginémonos a un soldado, entrando a lo recio de una batalla, sin protección para su cabeza. ¿Sabes? Este soldado no va a poder pelear con tranquilidad porque va a estar preocupado en proteger su cabeza. Otro importante factor, es el material del yelmo o casco protector. Si el soldado entra con un yelmo hecho de papel periódico, tampoco podrá pelear con tranquilidad. El material debe ser hecho de algo que podrá resistir los golpes del enemigo. El yelmo del cristiano es hecho de la salvación. No sabes cómo me duele, tener hermanos y hermanas en la fe, que no saben si son salvos o no. Sí, es cierto, Hay personas que dicen haber recibido a Jesús como Salvador, pero no están seguros si van a ir al cielo. Estas personas salen a la batalla espiritual sin yelmo. Satanás los ve, lanza un espadazo a la cabeza y los manda a casa, heridos e inservibles, para luchar en el ejército del Señor Jesús. Hasta la fecha no he podido comprender cómo una persona puede hablar a otra persona, de que puede ser salva, sin tener ellos mismo seguridad de su propia salvación. Si hay algo de lo que estoy seguro, es de mi salvación; y conste que no estoy seguro de ello, debido al hecho de que he sido un cristiano ejemplar, sino que estoy seguro de ello, debido a lo que Dios me ha prometido en su Palabra. Si yo no soy salvo, la Biblia es una farsa y Dios es mentiroso. ¿Por qué? Simplemente porque Él ha prometido vida eterna a todo el que cree en Cristo como Salvador. Juan 3:16, dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree (y escúchame bien) no se pierda, más tenga vida eterna”. Juan 3:36, dice: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él”. El carcelero en Filipo preguntó a Pablo y Silas, en Hechos 16:30, “Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?”. Y ellos le contestaron: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo”. Dios no quiere que dudemos de la salvación en Cristo Jesús. En 1 Juan, capítulo 5, versículo 13, Él nos dice: “Estas cosas os he escrito a vosotros (¿a vosotros quiénes?) que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis (¿para qué sepáis qué?) que tenéis vida eterna”. Nótese que dice: Tenéis vida eterna. No dice que: tendremos, en el futuro; dice que lo tenemos ya. Tú me dices: “Pero, hermano Ricardo, yo no he podido ser perfecto en mi caminar, y otros me han dicho que he perdido mi salvación”. Puede ser que otros te hayan dicho esto, pero Dios no lo ha dicho. Lo que sucede es que otros no han aprendido que tienen una doble naturaleza; tiene la naturaleza carnal, pero ahora tienen una naturaleza espiritual, también. La carnal la recibieron cuando nacieron físicamente de sus padres; la espiritual la recibieron cuando nacieron del Espíritu de Dios. Esto es parte de la lucha que tiene el cristiano en su diario vivir; la lucha de su carne, versus, su espíritu. Pablo habla mucho de ello en Gálatas 5:16-25, la parte de nosotros que nace de Dios no puede pecar, porque es de Dios, y Dios no puede pecar. 1 Juan 3:9, dice: “Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios”. No hay que confundir lo de la carne con el espíritu. Acordémonos de las palabras de Jesús, en Juan 3:6, “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”. Si el cristiano no va a cometer errores en su vida, por qué nos diría Dios en 1 Juan 2:1, “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; (y escucha bien) y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”. Satanás quisiera que creyéramos esta mentira. Porque sabe que viviríamos derrotados. Hermano, si tú has recibido a Jesús como tu Salvador, eres salvo, y no hay nadie quien pueda cambiarlo. Jesús prometió en Juan 10:28, “yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano”. Si tú eres un soldado de Jesús, ponte el yelmo de la salvación, y entra a la batalla espiritual con la plena seguridad, de que estás seguro en las manos del Señor. Satanás podrá lanzar golpe, tras golpe a tu cabeza, en vano, porque estás protegido con la salvación y nada puede penetrar ese yelmo, Dios lo dice. Es una verdadera pena, que muchos soldados se han dado por vencidos creyendo la mentira de Satanás. Están sentados en casa, con los brazos cruzados, dejando que Satanás avance con su ejército, y miles mueren diariamente y van al infierno. Si has recibido a Jesús, levántate. Ponte tu yelmo y vamos a pelear, para la gloria y honra de Dios. Vamos a orar. Padre, en estos momentos, pido que tu Espíritu hable a centenares de hermanos que están sentados en casa. Quita esa mentira de Satanás y dales la fuerza y seguridad que necesitan para avanzar. Ayúdales a ponerse el yelmo de la salvación, para que puedan luchar con seguridad, sabiendo que no hay poder que pueda quitarles la salvación. No hay quien les pueda herir en la cabeza. Ayúdales, porque te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.

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