Copyright 2016-2019 Lifeword
La Armadura de Dios
El Escudo De La Fe
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jun 27, 2022
Jun 26, 2022
Duración:
00:14:31 Minutes
Vistas:
305

Escritura

Efesios 6:13-16; Romanos 10:17

Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. 14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, 15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. 16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Efesios 6:13-16 Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. Romanos 10:17

Si tienes tu Biblia, te invito a ir conmigo al libro de Efesios, Capítulo 6, para leer los versículos 13 al 16. Hoy vamos a hablar de otra importante pieza de la armadura de Dios. Efesios 6:13-16, dice así: “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno”. En nuestros pasados estudios, hemos observado tres piezas de la armadura que todo hijo de Dios debe llevar puesto, para poder ir al frente de la batalla espiritual. Ya hemos estudiado del cinturón de la verdad, la coraza de justicia y el calzado del apresto del evangelio de la paz. Deseo que observemos, en estos momentos, la cuarta pieza de la armadura de Dios. El versículo 16 de nuestro texto dice: “Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno”. Quiero que nosotros, en primer lugar, miremos las palabras: “sobre todo”. Ahora, estas dos palabras nos indican que hay algo muy especial entre esta pieza y las otras piezas de la armadura. Pablo nos ha dicho que debemos llevar puesta toda la armadura de Dios, pero cuando se trata del escudo de la fe, Pablo insiste en que el cristiano lo lleve. Es como que si nos dijera: “Si se les va a olvidar ponerse alguna pieza de esta armadura, que no vaya a ser el escudo”. ¿Por qué es que esta pieza recibe más atención que las otras? Yo pienso que es por la función que tiene. Un escudo es la defensa mejor que un soldado puede tener; digo esto, porque el escudo puede ser extendido para repeler los golpes del contrincante, antes de que lleguen al cuerpo del soldado. Un soldado puede tener puesto un chaleco contra balas, pero no por eso se va a lanzar en lo recio de una balacera, sacando pecho como Superman; no, aunque ande su chaleco protector, va a buscar protegerse por medio de esconder su cuerpo tras de algo sólido. Así también, el soldado del ejército de Dios no va a entrar a lo recio de una batalla espiritual, retando al enemigo, como si él fuera invencible; Satanás es muy fuerte y no conviene al soldado olvidarse de ello. En cuanto al pelear, sí vamos a pelear, pero no como necios, sino usando nuestra inteligencia y confiados en el poder de Dios. Y es aquí donde entra al escenario, el escudo de la fe.   Satanás siempre lanzará flechas ardientes buscando el lugar menos protegido del cristiano, para hacerle caer en batalla, rindiéndole inefectivo para la lucha espiritual. Y quiero que sepas que Satanás conoce el punto débil de cada soldado del Señor. Si tu debilidad es el sexo, el diablo enviará sus tropas para bombardearte con todas sus fuerzas, te rodeará de revistas, películas y agentes, que están deseosos de llevar a término sus planes diabólicos; en estos momentos es que el creyente debe levantar el escudo de la fe. Si tu debilidad es el licor, te aseguro que el diablo abrirá las puertas para que puedas encontrar todo el licor que deseas, sólo para cerrarlas una vez que has caído en su trampa. Antes de que esto suceda, el soldado debe levantar su escudo. Tu debilidad podría ser cualquier cosa: la mentira, el chisme, el orgullo, la envidia, y podría seguir el resto del día, nombrando debilidades que los cristianos tenemos. Pero, sea cual sea nuestra debilidad, Satanás la conoce, y es ahí donde él lanzará sus dardos. Y no lanzará uno, lo que hará es seguir lanzando hasta que el cristiano baje la guardia. En ese momento es donde el creyente se escapa por llevar puestas las demás piezas de armadura, si es que las lleva puestas; si no, caerá herido en batalla. El escudo del cristiano es su fe. Todos sabemos que el escudo sólo será fuerte si es que el material de que está fabricado es fuerte. El escudo será tan fuerte como el material de que se compone. Sería ridículo entrar a batalla con un escudo de papel, de vidrio, de agua; las armas del enemigo pasarían tan rápido, que el soldado no sabría qué hacer. Así también, el soldado del Señor no puede darse el lujo de entrar a una batalla espiritual, con un escudo compuesto de una fe débil. Entre más fuerte es su fe, más formidable será su escudo. Eso nos trae a la pregunta y ¿Cómo puedo fortalecer mi fe? Para contestar esta pregunta, necesitamos ir a Romanos, capítulo 10, versículo 17. La Biblia dice que “la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”. Eso sencillamente nos indica que el soldado puede aumentarle a su fe, por medio de tener una buena relación con la Biblia, la Palabra de Dios. Cada vez que el soldado se profundiza en las Escrituras, encontrará algo que fortalecerá su fe en el Señor. Hebreos 11:1 nos dice que: “la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”, es estar seguro de los que Dios ha dicho, lo que se espera, teniendo una convicción de lo que no podemos ver o palpar. O sea, creer que lo que Dios ha dicho es la verdad. Y ¿Cómo sabemos lo que Dios ha dicho? Pues por medio de su palabra, la Biblia. Quiero que escuches lo que dice Romanos 15:4, “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que, por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza”. Dios nos ha dado su Palabra para que podamos tener esperanza. Nos ha dado su Palabra para ayudarnos en aumentarle a nuestra fe, por medio de creer en lo que Él nos ha dicho. Al aumentar nuestra fe, nuestro escudo se vuelve poderoso, para repeler los ataques que Satanás nos lanza a cada instante. Para que esto quede claro, quiero darte una ilustración: Supongamos que Satanás viene a un soldado nuevo, y le dice: “Tú no sirves para nada. Eres débil, y tu mente y deseo, siempre buscan el mal en vez del bien. Tú sabes que tu carne es débil y por esa razón, vas a caer en ese pecado que voy a poner delante de ti”. Ahora, si el soldado nuevo tiene una fe débil, se pone a pensar en lo que Satanás a dicho y razona que es cierto que su carne siempre busca el mal, pues se acuerda de la lucha interna que hay en sí; le hace caso a Satanás, baja su escudo, y el diablo lanza su dardo ardiente pegando en el punto no protegido. ¿Qué tenemos? Un soldado herido. Pero supongamos que el soldado hubiera sido instruido en la Palabra, Satanás hubiera lanzado el dardo, y el cristiano hubiera levantado su escudo fuerte diciendo: “Satanás, dice 1 Corintios, 10:13, que no me ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana, y fiel es Dios, que no me dejará ser tentado más de lo que puedo resistir, y Él me dará la salida para poder soportar”. El dardo pega contra el escudo y cae al suelo. Si quieres tener un escudo fuerte, tiene que ser fuerte tu fe. Para aumentarle a tu fe, debes creer lo que Dios dice en su Palabra. Vamos a orar. Padre, te damos gracias por nuestro estudio hoy. Señor, gracias te damos por el escudo de la fe, con el que podemos defendernos de las flechas que el enemigo nos lanzará. Ayúdanos en engrandecer nuestro escudo a diario, por medio de aumentarle a nuestra fe. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

Otros archivos en esta serie