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La Armadura de Dios
Reconociendo Al Enemigo
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jun 20, 2022
Jun 18, 2022
Duración:
00:14:31 Minutes
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43

Escritura

Efesios 6:10-18; Isaías 14:12-15.

Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. 14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, 15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. 16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. 17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; 18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos. Efesios 6:10-18 ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. 13 Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; 14 sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. 15 Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo. Isaías 14:12-15

La vida del cristiano es una vida difícil, a menos de que uno aprenda a vivir de acuerdo a la voluntad de Dios. Es difícil porque el enemigo común de todo cristiano trabaja noche y día, tratando de destruir su vida, para que no pueda ser útil en el servicio de Dios. Vamos a comenzar una serie de estudios, tomando como nuestro punto de referencia Efesios 6:10-18. Si tienes tu Biblia, quiero que vayamos a nuestro texto para leer. Efesios 6:10-18, leamos: “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos”.   En esta serie de estudios, vamos a intentar comprender lo importante que es para el cristiano, vestir toda la armadura de Dios. Antes de continuar, quiero que leamos el versículo 11, una vez más; dice; “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo”. Tenemos que comprender, que, si somos creyentes en Cristo, somos hijos de Dios. Y si somos hijos de Dios, el enemigo de nuestro Padre Celestial llega a ser nuestro enemigo. Ya sabemos que el archienemigo de Dios es Satanás. Llegó a ser así, después de que Satanás intentara ser igual a su Creador. Isaías 14:12-15, nos relata el evento, dice: “¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana!”, hablando de Satanás, “Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo”. Satanás era una de las creaciones más bellas del Padre. Tan tremendo era su aspecto que tenía por nombre Lucero, hijo de la mañana. Pero Satanás no estuvo contento con su posición; en su orgullo quiso ser igual a Dios, y Dios tuvo que correrlo de su presencia. De hecho, Satanás ha seguido con ese orgullo de querer ser igual a Dios, y hoy día tiene muchos seguidores. Ha intentado, con mucho éxito, hacer creer al hombre, de que el hombre puede ser su propio dios, y de que el Creador ni siquiera existe. Ha tratado de usar esa táctica desde el principio. La primera mención que tenemos de ello es en el libro de Génesis, acercándose a Eva, la primera mujer, le dijo: “¿Conque Dios os ha dicho? No comáis de todo árbol del huerto”. Eva contestó: “Del fruto de los árboles del huerto podemos comer, pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis”. Satanás mintiendo, tentó y animó a la mujer, diciéndole: “No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal”. Ya sabemos lo que sucedió, ¿verdad? Eva, queriendo ser como Dios, aceptó la mentira de Satanás. Comió del fruto que Dios había prohibido y pecó. Satanás no ha cambiado su táctica. Siempre vive atacando al hombre, tratando de hacerle creer que él puede ser Dios y que no tiene necesidad de un ser Supremo. El ataque del diablo, en contra del cristiano es tan fuerte, porque el creyente sabe la verdad. Teniendo la verdad en boca del cristiano, vuelve a ser problemático para el diablo. Entonces, ¿Qué es lo que hace? Pues tiene que tratar de callar el testimonio del creyente, y si logra hacerlo, ¿Quién aceptará la palabra de dicho cristiano? Muchos cristianos piensan que al recibir a Cristo el diablo ya no los molestará; tal pensar es falso. Porque al recibir a Cristo el diablo tratará con doble esfuerzo, en la vida del nuevo creyente. Es así porque, si esa nueva criatura en Cristo llega a madurar en las cosas de Dios, será problema grave para la causa de Satanás y su ejército de demonios. Apocalipsis 12:10 nos dice que, Satanás “acusa a los hermanos día y noche, delante de Dios”. En el 1 capítulo de Job vemos que “Satanás rodea la tierra, andando por ella”. Y 1 Pedro 5:8, nos dice: “Satanás nuestro adversario, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”. Me acuerdo años atrás, de un joven que recién había recibido a Cristo, y quien estaba luchando fuertemente, por la causa de Cristo, en el pueblo en que vivíamos. De repente observé, que había faltado a varios servicios. Me preocupé por él y decidí ir a visitarle para ver qué ocurría. Al llegar a su casa, me saludó con cariño. Yo le dije que estaba preocupado por él, y le dije que nos hacía falta en la iglesia. Lo que me contestó, me dejó aturdido por unos momentos; me dijo: “Hermano Ricardo, pienso que ya no voy a regresar a la iglesia. Cuando estaba visitando a los servicios y hablando a todos de Cristo, todo me iba mal. Mis padres me corrieron de la casa, mis amigos no querían tener nada que ver conmigo y la vida me era muy difícil de llevar. Ahora ya no hablo de Cristo, he regresado a casa, mis amigos hablan conmigo y todo va bien. De todos modos, sigo leyendo la Biblia. No creo que sea necesario estar sufriendo, cuando estoy bien así, como estoy”. Hice todo lo que pude para convencerle de que, ahora no tenía problemas, porque estaba exactamente donde Satanás le quería. ¿Por qué le iba a molestar el diablo, si él no estaba haciendo guerra? Lo que pasa es que él se había dado por vencido, Satanás le había convencido y Oswaldo nunca regresó a los servicios. Satanás no es un enemigo cualquiera, es un enemigo de gran astucia, es un enemigo digno de respeto. Aun los más elevados del reino celestial le tienen respeto. Judas, versículo 9, nos dice que “aún el arcángel Miguel, cuando contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda”. En Mateo 4:1-11 vemos que el diablo tentó al mismo Señor Jesucristo, y que nuestro Salvador le habló con cierto tono de respeto. ¿Por qué es tan aventado el diablo? Porque él mismo sabe que su tiempo es corto; sus horas son contadas. Apocalipsis 12:12, dice: “Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo”. Puedes asegurarte de que él no quiere ir solo al infierno. Buscará llevar consigo a todos los que pueda. Por eso es que ataca constantemente a los creyentes. Él no quiere que ellos den un testimonio que puedan convencer a otros, de la necesidad que tienen de un Salvador, Jesucristo. ¿Cómo podemos vencer a tan excelente y adiestrado rival? Únicamente con la armadura de Dios. El tiempo se nos ha ido, y espero que estés conmigo en el próximo estudio. Ya veremos el por qué, debemos llevar toda la armadura de Dios Vamos a orar. Padre, el pensar en nuestro enemigo, trae algo de preocupación a nuestro corazón. ¿Cómo podemos luchar, contra tan fuerte contrincante? Nosotros somos débiles. Pero es entonces que nos acordamos que no es con espada, ni con ejército, sino con tu Santo Espíritu; y entonces el temor desaparece. Ayúdanos a vivir siempre dentro de Tú voluntad; ayúdanos a llevar puesta Tú armadura. Enséñanos, porque te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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