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La Armadura de Dios
El Cinturón De La Verdad
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jun 22, 2022
Jun 18, 2022
Duración:
00:14:31 Minutes
Vistas:
13

Escritura

Efesios 6:10-18; Juan 14:6

Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. 14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, 15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. 16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. 17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; 18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; Efesios 6:10-18 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Juan 14:6

En nuestro estudio hoy, llegamos a la primera pieza de armadura que debemos vestir, si queremos salir victoriosos en nuestros encuentros con poderes de las tinieblas. En los dos estudios pasados, vimos como nuestro enemigo Satanás pelea, y que, si vamos a tener una esperanza de vencerle, tendremos que llevar puesto, una armadura muy especial. ¿Cuál es esa armadura? Pues, vamos a leer de ella en nuestro texto. Efesios 6:10-18, quiero que leamos todo el pasaje para refrescar nuestra memoria. Efesios, capítulo 6, versículos 10 al 18; leamos: “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistid en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica, por todos los santos”. Regresemos al versículo 14, y vamos a familiarizarnos con la primera pieza de armadura. Dice: “Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad”. Quiero que nos detengamos aquí, por unos segundos, para hablar de un asunto muy importante.   ¿Sabías tú, que hay personas que hubieran leído el texto, así como nosotros, sin sacarle ningún provecho? No es suficiente leer la Biblia; uno debe estudiar la Biblia. Jesús dijo: “Escudriñad las Escrituras”. Por ejemplo, ¿cuántas personas leyeron las palabras: ceñidos vuestros lomos? y siguieron adelante sin saber lo que esa frase significa. Yo seré sincero en decirte que yo antes lo he leído, pero sin detenerme a pensar en su significado; de veras, ¿qué significa? Por esta misma razón, es que la Biblia no tiene importancia en la vida de muchos hoy. Nuestro mundo es una carrera de ratas, todos corriendo de aquí para allá, y la mayoría sin saber dónde va. No tienen tiempo para detenerse unos momentos para escuchar a Dios. No tienen tiempo para reflexionar sobre el verdadero significado del vivir. Y mientras todo esto sucede, el diablo se ríe, y anima en correr aún con más rapidez; y el hombre le hace caso, sin darse cuenta que corre hacia su destrucción y ruina. Ahora, regresando al tema: “Ceñidos vuestros lomos”, es como decir: Amarrados los pantalones. Sí, hermano, amárrate el pantalón. ¿Por qué? Porque vamos a entrar a batalla. No sé por qué, pero al leer este versículo, me viene a la mente el famoso Cantinflas. Siempre usaba los pantalones tan bajos en la cintura, que uno siempre estaba a la expectativa de cuándo se le iban a caer. Ya nos imaginamos a Cantinflas, en lo recio de una batalla, con una mano en su espada y la otra agarrada del pantalón, para que no se le caiga. Y esto es exactamente lo que le pasa al cristiano cuando entra a batalla contra Satanás y no lleva bien amarrado su pantalón con el cinturón de la verdad. Sólo que en su caso, ya no es asunto de risa; si alguien se ríe, es únicamente Satanás. Me acuerdo que al principio de casado, mi esposa y yo vivíamos en un dormitorio de un instituto bíblico. Y había un espacio entre los muros y el techo, y de vez en cuando, los murciélagos entraban para tomar residencia. Ya sabes cómo son las mujeres, ¿verdad? Pues, un día me salí del baño con una toalla, después de una ducha, y encontré a mi esposa gritando a todo pulmón, porque un murciélago estaba volando alrededor de su cabeza. Inmediatamente agarré una escoba y comencé a golpear al aire, tratando de pegarle al pobre murciélago. En una de esas, me aburrí de estar haciendo tanta cosa y tiré un golpe con toda mi fuerza, y el pobre murciélago se murió, pero de risa pues en todo eso se me había olvidado que andaba únicamente una toalla y al hacer fuerza con las manos, la toalla se me había caído. Rápidamente me olvidé del pleito con el murciélago y me puse a recoger mi toalla. Y fue un evento bastante embarazoso; pero ¿qué tiene que ver esto con nuestro estudio hoy? Tiene mucho que ver, pues el soldado que no lleva puesto el cinturón de la verdad se verá en la misma situación que yo, con la excepción de que su situación, no será una situación de risa. El cinturón de la verdad es la pieza de la armadura que ata a nuestros cuerpos, las armas que usamos para luchar en contra del enemigo. Todo lo que hacemos debe basarse en la verdad, y cuando estamos bien fajados en la verdad, nos sentimos seguros, y podremos luchar con más fuerzas. Muchos cristianos hoy no están seguros de lo que creen. No se han amarrado los pantalones y por eso su lucha es débil. El apóstol Pablo nos enseña que debemos seguir la verdad en amor, para crecer en todo aquel que es la cabeza, esto es Cristo. Esto nos trae a otro problema: ¿qué es la verdad? En realidad, la pregunta no debiera ser ¿qué es la verdad? Si no: ¿quién es la verdad? Y en cuanto a esto, no hay ninguna duda, Jesús es la verdad. En Juan 14:6, Jesús mismo dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. La persona que no tiene a Jesús no tiene la verdad; está en tinieblas. Uno no puede ser soldado de Jesús y vestir su armadura, sin primero conocerle como Salvador de su alma. ¿Por qué? Porque Jesús es la verdad. Sería un grave error tratar de pelear con Satanás y su ejército satánico, sin estar parado en la verdad. Si vas a pelear con el diablo, necesitas estar seguro de conocer personalmente a Jesús como tú Salvador; si no, te aseguro que vas a perder. Cada cristiano debe ceñirse con la verdad, antes de pelear con la mentira. Hechos 19:13-16, nos da el relato de unos hombres que intentaron luchar contra el diablo en el nombre de Jesús, pero sin haber tenido un encuentro personal con Él. No conocían a Jesús como Salvador. Ellos se encontraron con un hombre que tenía un espíritu malo, y trataron de echarlo diciendo: “Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo. El espíritu les dijo: “A Jesús conozco, y sé quién es Pablo, pero vosotros quiénes sois”. Luego la Biblia dice que el espíritu saltando sobre ellos, dominándolos pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa, desnudos y heridos; fueron vencidos. ¿Por qué conocían a Jesús y a Pablo, y a ellos no? Porque Jesús es el Hijo de Dios. Conocían a Pablo porque Jesús moraba en su corazón, y estos hombres no tenían la verdad en sus corazones y Satanás lo sabía; los venció. Si vamos a luchar con eficacia en contra de Satanás, debemos asegurarnos de llevar puesto el cinturón de la verdad; sino vamos a tener problemas, por no estar bien armados. Vamos a orar. Padre, ayúdanos a comprender la importancia de esta pieza de armadura. El cinturón de la verdad es tan vital para poder vencer al enemigo. Si no llevamos este cinturón, nuestra eficacia será grandemente perjudicada. Ayúdanos a pararnos siempre en la verdad. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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