Escritura
Mejor es reprensión manifiesta, que amor oculto
Si algo debe de caracterizar a un creyente es que a la hora de elegir algo, no elija entre lo bueno y lo malo, sino entre lo bueno y lo mejor. Nuestro texto comienza diciendo “mejor es reprensión manifiesta” ¿Qué es la reprensión? El diccionario lo define como la “Expresión autoritaria y severa de desaprobación que se le hace a una persona a causa de su actuación o su comportamiento.” ¿a quién le gusta ser reprendido? Si somos sinceros creo que, a nadie. no nos gusta que nos llamen la atención ni menos aún que evidencien nuestras faltas, vivimos siguiendo la filosofía que dice “vive tu vida y déjame a mi vivir la mía”, “no te metas conmigo y yo no me meteré contigo” ¿Por qué no nos gusta que nos reprendan? Porque la verdad duele, hiere nuestro ego, nos incomoda y nos exige un cambio. Esta molestia que tenemos frente a la reprensión nos ha llevado a pensar que los que nos aman deberían solamente elogiarnos y callar ante nuestras debilidades y pecados, aun si estas nos llevaran con el tiempo a la ruina. Preferimos eso en lugar de recibir una crítica que con el tiempo nos puede salvar la vida. La reprensión es como una medicina difícil de digerir, es amarga al comienzo, nuestro estomago apenas y la tolera, sin embargo, con el pasar de los días puede sanar nuestro corazón herido y hacernos una mejor persona, esta es la razón de su importancia, motivo por el cual todo amigo verdadero debe de llevarla a cabo. El texto termina con las palabras “que amor oculto” el amor más bajo es el amor que se oculta y el amor más elevado es el amor que se expresa. Si alguien dice que nos ama y ve que estamos yendo por un mal camino no se hará el de la vista ciega, sino que ira a nosotros, nos reprenderá y nos ayudara a salir de ese camino peligroso. Se dice que Enrique el Grande de Francia hallaba mucho placer al conversar con cierto hombre humilde del pueblo, honesto y religioso, quien trataba con mucha confianza a su majestad. Ese hombre dijo cierto día al rey: “Señor, cuando oigo a alguien hablar mal de vos, siempre os defiendo. Sé que sois muy justo y generoso, y que habéis hecho muchas cosas nobles y dignas de alabanza. Pero tenéis un vicio por el cual Dios os condenará, si no os arrepentís: me refiero a vuestro amor ilícito para con algunas mujeres”. El rey, según se dice, era demasiado magnánimo para resentirse por esta reprensión; pero por mucho tiempo la sintió en su corazón clavada como una saeta. Después decía a sus amigos íntimos que los discursos más elocuentes de los doctores nunca le habían impresionado como esta reprensión sincera de su humilde amigo. Si queremos estar firmes en la batalla una parte importante de nuestra preparación incluye el tener un corazón humilde frente a la reprensión de los demás, sé que no es fácil de aceptarlo, pero es lo mejor. Dios los bendiga. Corpus Unum.
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