Los pensamientos con el consejo se ordenan; y con dirección sabia se hace la guerra.

Los pensamientos son como espacios imaginarios en la mente donde se crean y almacenan las ideas. Todos los días por medio de nuestros sentidos llegan a nuestra mente millones y millones de ideas, estas ideas son almacenadas y analizadas, con el fin de ser puestas en acción. Todo en la vida comienza con un pensamiento, esta es la razón por la cual los pensamientos que entran a nuestra mente son vitales para nuestra vida espiritual. Alguien dijo lo siguiente “siembra un pensamiento y cosecharas una acción, siembra una acción y cosecharás un hábito, siembra un hábito y cosecharas y carácter y siembra un carácter y cosecharas un destino” Toda la información que llega a nuestra mente cada día ya sea a través de la música, la radio, la televisión, las conversaciones y un sin fin de medios debe ser analizada y procesada con el fin de llevarla a la acción. Si no tomamos tiempo para analizarla llegaremos a tomar malas decisiones, sin embargo, si por el contrario meditamos en cada pensamiento y tomamos el consejo de los demás, ten la seguridad que iremos por un buen camino. Este proverbio tiene como fondo el ambiente de una guerra. Dos comandantes, dos ejércitos, dos fuerzas listas para el combate ¿Quién ganara? pues muy probablemente aquel ejército que antes del combate consulto a hombres experimentados en batalla, buscando dirección sabia, planeo estratégicamente, y actuó de forma sabia y prudente. Muchos son tan orgullosos e ingenuos que creen que basta la valentía para lanzarse a la batalla, pero la valentía sin una estrategia clara y sin consejos sabios no será suficiente para ganar la guerra. En resumen, con buenos consejos los planes siempre tendrán éxito; no te atrevas a entrar a una guerra sin consejos sabios. ¿no creen que pasa lo mismo en la guerra espiritual? necesitamos asesoramiento, guía y consejo para poder pararnos firmes en medio de la batalla que tenemos que librar. Para ello el consejo sabio de la palabra de Dios, la guía del Espíritu y el consejo de otros creyentes serán los mejores asesores con las cuales podemos contar. Muchos creyentes no tienen ni idea de la guerra que estamos librando, las balas pasan por nuestras narices, caminamos sobre charco de sangre, miles mueren cada día en el infierno y nosotros tomando sol al lado de una piscina, totalmente indiferentes creyendo que por asistir fielmente a los servicios o dar una contribución semanal a la iglesia ya estamos haciendo un buen trabajo. ¡Basta de tanta superficialidad¡ como iglesia tenemos una misión que cumplir ¿Cómo lo vamos a lograr? Pues en primer lugar debemos tener una visión clara de cómo lo vamos a llevar a cabo, en segundo lugar, necesitamos un plan de ataque, en tercer lugar, necesitamos desempolvar nuestra armadura y ponerla a funcionar y en cuarto lugar necesitamos un corazón obediente y sumiso a hacer la voluntad de Dios cueste lo que cueste. De donde obtendremos toda esta dirección, pues de la bendita palabra de Dios, ella es nuestro guía, ella es nuestro manual de batalla, no necesitamos de estrategias mundanas creadas por el hombre, la palabra de Dios es suficiente. Dios los bendiga Corpus Unum.