Y vosotros, hermanos, no os canséis de hacer bien.

¿Cuál es el contexto de este pasaje? Resulta que había hermanos en la iglesia que no querían trabajar, sino que preferían ser sostenidos por aquellos que si lo hacían. Ante esto el apóstol Pablo ordena a la iglesia que se aparten de aquellos que andan desordenadamente, esta palabra era utilizada en sentido militar para referirse a aquellos que estaban fuera de las filas, sin orden o desalineados; también se utilizaba para referirse a los aprendices que faltaban al trabajo. Tal comportamiento ocioso, perezoso y desalineado no era acorde a las enseñanzas de las escrituras, motivo por el cual Pablo condena este proceder y ordena ejercer disciplina en la congregación. Como apóstol de Cristo las palabras de Pablo iban acompañadas de una vida que era acorde a lo que decía. El entendía que el ejemplo es la retórica más poderosa. No solo era un modelo de predicación, honestidad, integridad, humildad, amabilidad, sacrificio propio, santidad y oración, sino también de trabajo duro por la causa de Cristo. Como apóstol, predicador y misionero él tenía el derecho de recibir sustento económico, sin embargo, él opto por no hacerlo y así no ser piedra de tropiezo para nadie. Motivo por el cual en el día trabajaba en la construcción de carpas y por las noches dedicaba su vida al servicio, evangelismo y discipulado. ¿Si Pablo a pesar de estar involucrado en el ministerio trabajo humildemente para satisfacer todas sus necesidades? ¿Cómo podrían algunos no hacerlo? ¿Cómo podrían algunos dejar de trabajar teniendo a su alcance todas las fuerzas y las energías para hacerlo? Esto era de condenar y Pablo lo hizo. Él sabía que esta actitud podría llevar a algunos hermanos a que se cansaran de los vagos y se volvieran indiferentes a las necesidades de los que realmente lo necesitaban. Esta es la razón por la cual les dice “Y vosotros, hermanos, no os canséis de hacer bien”. Pablo alentó a los que trabajaban con fidelidad a seguir haciéndolo, a no desanimarse por algunos que no lo hacían, sino a seguir trabajando fielmente en el sostenimiento de sus familias y de aquellos que más lo necesitaban. Ese es nuestro deber como creyentes, no nos cansemos de hacerlo. Muchos van a las iglesias solo esperando recibir algo de ella, otros utilizan el evangelio como un medio para enriquecerse, hace poco salió en las noticias la historia de un falso pastor de la prosperidad que con el dinero de sus feligreses se compró casas y carros costosos, ante esto muchos cierran su corazón a dar para la causa de Cristo, creyendo que su dinero será mal invertido. Sin embargo, mis amados hermanos que esto no sea una excusa para cerrar nuestro corazón a la obra de Dios y a las necesidades de los que más lo necesitan. No nos cansemos de hacer el bien, no nos cansemos de hacer los correcto, porque a su tiempo segaremos si no desmayamos. Alguien dijo lo siguiente “nunca, nunca tengas miedo de hacer lo correcto, especialmente si el bienestar de una persona está en juego. Los castigos de la sociedad son pequeños en comparación con las heridas que infringimos a nuestra alma cuando miramos a otro lado” Dios los bendiga. Corpus Unum