Copyright 2016-2019 Lifeword
Formando Nuestro Éjercito
Entrenamiento Especial - Parte 2
Paul Tinoco Huaraca
(Centro De Vida)
Duración: 00:05:26 Minutes
Listens:
62
Aired on Jun 25, 2019

Escritura

Santiago 1:8

El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.

En el contexto Santiago está enseñando que para que nuestra oración sea efectiva delante de Dios, esta tiene que estar acompañada de fe y no de duda. La fe viva es necesaria para que nuestra oración llegue a Dios en olor fragante, sin embrago la duda en nuestro corazón evidencia simplemente nuestra desconfianza en que Dios proveerá realmente lo que necesitamos. El hombre que duda es también llamado “un hombre de doble ánimo” la palabra doble ánimo literalmente significa “de dos almas”. Es como si dos personalidades distintas lo controlaran. Una de ellas fija su mirada en Dios, la otra esta cautiva por el mundo; una cree y confía en Dios, mientras que la otra duda. Y a esto se le suma el hecho de que es inconstantes en todos sus caminos, es muy semejante a una ola del mar, va de aquí para allá sin un rumbo fijo, cambia con demasiada facilidad y sus pensamientos, creencias y conductas respecto a Dios no se mantienen firmes. Un soldado en medio de la guerra no pude ponerse la camiseta de ambos bandos, ya que si lo hace será atacado por ambas direcciones, de la misma forma un creyente no puede permanecer firme en la batalla estando en un punto intermedio. Esta es la razón por la cual Josué dijo al pueblo “escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.” debemos dejar que sea Dios y su Espíritu Santo quien controle nuestra vida y no las dudas o nuestra naturaleza pecaminosa. Una fe viva, un compromiso pleno de dependencia en Dios es aquello que nos mantendrá firme en medio de la batalla. El capitán de un barco contó la siguiente historia: La última vez que navegué por aquí, me aconteció algo extraordinario que revolucionó mi vida por completo. Teníamos a bordo a Jorge Müller, de Bristol. Durante veinticuatro horas yo no había abandonado el puente de mando, cuando se acercó Jorge Müller y me dijo: -Capitán, he venido para decirle que necesito estar a Québec el sábado por la tarde. -Es imposible- le repliqué – ya que hay una gran tempestad por delante y tenemos que detenernos. A lo que él contesto: Está bien, si su barco no puede llevarme, Dios proveerá otro medio. Durante cincuenta y siete años nunca he faltado a ninguno de mis compromisos. ¿quiere acompañarme a orar? Miré a aquel hombre de Dios y me dije, “¿de qué manicomio habrá escapado este hombre?” ¡Nunca había oído cosa semejante! Señor Jorge Müller- le dije-.¿No se da cuenta de lo densa que es esta niebla?-No- contestó-. Mis ojos no miran la densidad de la niebla, sino al Dios vivo, quien controla todas las circunstancias de mi vida. Se arrodillo y oró una oración simplísima, y cuando terminó yo iba a orar; pero Müller, poniendo su mano en mi hombro, me pidió que no orase, y me dio dos razones: “primero, porque usted no cree que Dios contestará; y segundo, porque yo creo que él ya ha contestado, y no hay necesidad de que usted ore acerca de ello.” -Capitán- me dijo-, yo he conocido a mi señor durante cincuenta y siete años, y durante todo ese tiempo no he faltado ni un solo día en tener una audiencia con el rey. Levántese, capitán, abra la puerta y vera como la niebla ha desaparecido. Me levanté, y verdaderamente, la niebla había desaparecido. El sábado por la tarde Jorge Müller estaba en Québec cumpliendo su compromiso. ¿Qué de nosotros querido hermano? ¿estamos dejando que las tormentas de la vida opaquen nuestra mirada del salvador? No nos enfoquemos en la tormenta, enfoquemos nuestra mirada en Dios, él tiene cuidado y control de todo lo que pasa en nuestras vidas. Dios los bendiga Corpus Unum.

Enlaces

2

Otros archivos en esta serie