Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos

¿Sabían que en este mismo momento estamos en una batalla? El mundo es nuestro campo de pelea, las fuerzas de Dios versus las fuerzas de Satanás, es una batalla entre lo bueno y lo malo, entre la vida y la muerte, entre el creyente, la carne, el mundo y el diablo ¿somos conscientes de ello? Lamentablemente muchos creyentes no nos damos cuenta que estamos en una batalla, con el pasar de los años nos volvemos tan autocomplacientes y el propósito de nuestras vidas gira alrededor del bienestar y la comodidad, vamos a la iglesia cada semana y nos sentimos bien al lado de nuestros hermanos, disfrutamos de todas las actividades en la iglesia, nuestros hijos crecen escuchando la palabra de Dios, salimos en la mañana al trabajo y retornamos a nuestro hogar en la noche, y el mundo es todo hermoso y glorioso. Nos hemos encerrado tanto en nuestro mundo que olvidamos que una batalla se está llevando a cabo, Las balas pasan por nuestras narices y caminamos sobre un charco de sangre y no nos percatamos de ello, millones de almas están cautivas en los brazos de satanás y miles mueren cada día sin esperanza y nosotros como si no pasara nada. Pablo entendía bien esta verdad, antes de partir a la presencia de nuestro Señor expreso lo siguiente “he peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe” Pablo comprendía que este mundo para el cristiano no era un crucero del placer, sino más bien un campo de batalla, y esto quiso enseñar a su hijo en la fe Timoteo. La palabra pelea viene del término agonizar y era empleada en las fuerzas armadas y en los juegos deportivos para describir la disciplina, la concentración y el esfuerzo que se necesitaba para ganar. Hacer lo correcto y vivir como un verdadero guerrero no será nada fácil, el creyente requiere disciplina en el uso de armas espirituales, requiere concentración en ver cómo trabaja el enemigo y requiere corazón y pasión por hacer la voluntad de Dios cueste lo que cueste. solo así podemos permanecer firmes contra los ataques del enemigo. Seguido a esto Pablo insta a Timoteo a echar mano de la vida eterna, en otras palabras, cuando se encuentre en medio de la batalla recuerde que su ciudadanía no está aquí en la tierra, su ciudadanía esta allá en los cielos y como tal debe de vivir una vida que corresponde a un hijo del Rey. ¿Y cómo llego Timoteo a obtener la vida eterna? el texto responde a esta pregunta “habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.” en otras palabras, Timoteo confesó públicamente su fe en nuestro Señor Jesucristo. Romanos 10:9 dice lo siguiente “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.” El contexto de este pasaje no es meramente una repetición de una frase bonita, recuerden que en tiempos en que vivían los apóstoles, muchos de ellos eran perseguidos, encarcelados y llevados al circo romano por su fe. Se cuenta que cuando un creyente era detenido, se le colocaba de rodillas y un soldado Romano le decía “confiesa ¿Quién es tu Señor? Si la persona decía Cesar es mi señor, era inmediatamente liberada, pero si su respuesta era Jesús es el Señor, en ese mismo momento su cabeza salía volando. Y la pregunta que cada uno de nosotros debiéramos hacernos es la siguiente ¿he pasado por esa misma experiencia? ¿Jesús es realmente mi amo y dueño y por él lo daría y entregaría todo? Si tu respuesta es negativa muy probablemente no seas un verdadero hijo de Dios. Hacer lo correcto no será nada fácil, esta es la razón por la cual debemos estar armados hasta los dientes y cuando venga el mundo, la carne y el diablo intentando tumbarnos, hacer uso de las armas que Dios ha colocado a nuestro alcance, refugiarnos en la fortaleza que es Cristo y colocar nuestra mirada en nuestro verdadero hogar. Dios los bendiga. Corpus Unum.   Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos 1 Timoteo 6:12