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Formando Nuestro Éjercito
Entrenamiento Especial - Parte 1
Paul Tinoco Huaraca
(Centro De Vida)
Duración: 00:05:10 Minutes
Listens:
84
Aired on Jun 24, 2019

Escritura

Efesios 5:15

Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios.

El texto comienza diciendo “mirad” este es un llamado a enfocar la visión en algo, a examinar detenidamente un objeto o a prestar toda la atención debida en alguna situación en particular. ¿en que debe enfocar su mirada el creyente? Muchos enfocamos nuestra mirada en los demás, somos expertos en ver los defectos de otros y percibimos con mayor facilidad los pecados o debilidades de nuestros vecinos. Sin embargo, el texto no nos insta a mirar a otros, sino a mirarnos a nosotros mismos. Y cuando examinemos nuestra vida tenemos que hacerlo con diligencia, en otras palabras, hacerlo con interés, esmero y eficacia, ser sinceros con nosotros mismos. Muchas veces al examinar nuestro proceder podemos caer en el error de engañarnos a nosotros mismos, podemos justificar muchas faltas y pecados, podemos excusar ciertos hábitos dañinos e incluso podemos culpar a los demás por la situación que estamos enfrentando. Cada cierto tiempo debemos de analizar qué clase de soldados somos y como estamos peleando la batalla que tenemos por delante, debemos de evaluar nuestra conducta y comportamiento, debemos examinar nuestros hábitos y prioridades en la vida, debemos evaluar cómo estamos sirviendo, evangelizando y discipulando, debemos examinar cada área de nuestra vida, debemos hacer una radiografía completa de nuestro ser, una incisión que descubra lo más profundo de nosotros. Después de esta evaluación intensiva podemos llegar solo a dos conclusiones. O bien somos hombres sabios o bien somos hombres necios. No hay un punto intermedio. ¿Cómo vive un hombre sabio? Según el contexto del pasaje un hombre sabio tiene ciertas características. En primer lugar, sigue los pasos del maestro, no se compara con los demás, sino se compara con Cristo y cada día busca ser una mejor persona. En segundo lugar, camina en amor, muestra un amor sacrificado y se entrega a sí mismo como una ofrenda de agradecimiento a Dios por sus múltiples bondades. En tercer lugar, anda como hijo de luz, a pesar de que vive en un mundo de tinieblas, cada día lucha por desechar de su vida todo pecado que contamine su relación con Dios y lo haga inútil en la causa de Cristo. En cuarto lugar, aprovecha bien el tiempo, sabe que sus días aquí en la tierra son cortos, así que busca utilizarlos de la mejor manera, invirtiendo su tiempo en cosas de valor eterno. En quinto lugar, es lleno del Espíritu Santo, busca ser controlado por el espíritu y que el fruto que ella produce sea real y se evidencie en su vida diariamente. En sexto lugar dedica su vida a hacer la voluntad de Dios, sabe que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta y con todo el corazón busca ponerlo en práctica no importando el precio que hay que pagar y por último un hombre sabio tiene un corazón agradecido, sabe que nada que lo que tiene es suyo, sino que todo le pertenece a Dios, motivo por el cual vive agradecido y dando gloria a Dios por todo. Estas son las características de un hombre sabio. Y la pregunta es ¿estamos reflejando eso en nuestras vidas? Sé que hacer esto no es fácil, y no se logra de la noche a la mañana, requiere un entrenamiento especial. Hace algunos años atrás mientras estaba en el colegio, recuerdo que gran parte de esos años lo invertí entrenando con la selección de futbol. Y la pregunta que me hago es ¿Si para algo tan irrelevante como el insertar un balón en un arco dedique miles de horas de entrenamiento? ¿Cómo no entrenarme en ser un mejor creyente? ¿Cómo no entrenarme en ser un mejor soldado de Jesús? ¿Cómo no entrenarme en ser un hombre sabio? Dios los bendiga. Corpus Unum

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