Escritura
Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas.
En el contexto del pasaje Salomón dice que “el que al viento observa, no sembrará; y el que mira a las nubes no segará” el mejor tiempo para sembrar en Palestina, era en una época en la cual no había mucho viento ya que eso facilitaba el trabajo para los agricultores, de la misma forma el mejor tiempo para la cosecha era un tiempo en el cual no había abundante lluvia ya que eso hacía difícil la cosecha e incluso la podía echar a perder. Sin embargo ¿Qué agricultor por más experiencia que tenga podría saber la dirección exacta del viento o cuando las lluvias habrían de venir? Hasta los meteorólogos más expertos con toda la ciencia y la tecnología a su alcance, no pueden pronosticar con toda seguridad el curso del viento ni cuándo va a llover y cuando no. Esto se debe a que el conocimiento del hombre es imperfecto y limitado. Así como nunca vamos a entender el curso misterioso del viento, de la misma forma nunca llegaremos a entender cómo es que se forma el ser humano dentro del vientre de nuestra mamá, hoy con el avance de la tecnología que puso a nuestro alcance el ultrasonido, la Tomografía Axial Computarizada y la Resonancia magnética podemos apreciar semana tras semana la formación y el desarrollo del feto, sin embargo, hay cosas que todavía son un misterio para la ciencia, sobre todo en el estudio de la personalidad y carácter del feto ¿Cómo es que un pequeño bebe puede adoptar cualidades tanto del papá como de la mamá? ¿Cómo es que nace con cierto tipo de dones y talentos? ¿Cómo es que Dios hace todo ello? Esto es un misterio. La mente del hombre llega solo hasta un punto, sin embargo, la mente de Dios es perfecta y superior a la nuestra. No sabemos el camino del viento, no sabemos cómo crecen los huesos en el vientre de nuestra mamá, ignoramos la obra de Dios, pero lo que sí sabemos es que Dios tiene el control de todas las cosas, él es soberano y nada escapa de sus manos. Lo que salomón intenta enseñarnos con este pasaje es que a pesar de que no entendamos con claridad el curso del viento, ni como Dios va a llevar a cabo su plan, no podemos quedarnos sentados con los brazos cruzados, no podemos aguardar a que llegue el tiempo perfecto para ponernos a trabajar ya que es muy probable que ese tiempo nunca llegue. Cuando nosotros compartimos el evangelio, no sabemos con exactitud lo que va a pasar, puede ser que la persona rechace nuestro mensaje, puede ser que nunca se llegue a convertir, o puede ser que se rinda en arrepentimiento y fe a los pies de Cristo. No sabemos lo que va a pasar, sin embargo, esto no debe de ser un obstáculo para ponernos en marche a ir a este mundo caído con el precioso mensaje del evangelio. Cuando nosotros discipulados no sabemos si aquella persona en la cual invertimos tiempo, dinero y recursos será un seguidor fiel de nuestro Señor Jesucristo o será uno más de los que llegan a apostatar de la fe, sin embargo, eso no debe de impedirnos que nos dediquemos de todo corazón y alma a cumplir la misión que él nos encomendó. Un soldado va a la batalla aun sabiendo que ese día puede ser el último de su existencia, un soldado va a la batalla no importando las balas, ni las granadas, ni lo que venga de parte del enemigo, es cierto que debemos de ser prudentes, pero no debemos dejarnos paralizar por el temor y la duda ya que el que nada intenta nada consigue. Dios los bendiga Corpus Unum.
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