Escritura
Alabad a Dios en su santuario; Alabadles en la magnificencia de su firmamento. Alabadle por sus proezas; Alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza. Alabadle a son de bocina; Alabadle con salterio y arpa. Alabadle con pandero y danza; Alabadle con cuerdas y flautas. Alabadle con címbalos resonantes; Alabadle con címbalos de júbilo. Todo lo que respira alabe a JAH. Aleluya.
Radio Bautista Centro de Vida y Lifeword en español presentan su programa Seguidores del Maestro, un programa de la Editorial Bautista Misionera de América, pongámonos cómodos y disfrutemos esta maravillosa lección con nuestro hermano Valmori Zelaya, de la serie Panorama de la Biblia. «Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino». Salmo 119:105. En el Panorama de la Biblia, este día estaremos estudiando el panorama bíblico del libro de los Salmos, el cual tiene como tema general “Alabanza”. En el libro de los Salmos vamos a encontrar nuestras propias necesidades, preocupaciones y oraciones reflejadas en las Escrituras. También encontraremos las respuestas a algunas de las preguntas más profundas de la vida en las oraciones y cantos de los santos de antaño. Es uno de los libros más reconocidos de la biblia, y también uno de los más largos. Leer el libro de Salmos es como hacer un viaje a las montañas. Es aire limpio, el ejercicio que rejuvenece, la belleza impresionante, y la inspiración espiritual que se encuentra en ese libro son únicos. El libro se llama «sepher tehellim» («El libro de alabanzas») en la lengua hebrea, «psalmoi» (poemas para cantar acompañadas por un instrumento llamado “salterio”) en la lengua griega, y hemos aceptado el título de «Salmos» en la lengua española. Este libro ha sido descrito como «el corazón de la Biblia», «la Biblia pequeña», y «la Biblia dentro de la Biblia». Es el libro más largo de la Biblia, con 150 cantos, y el libro más citado. Salmo 119 es el capítulo más largo de la Biblia, mientras que Salmo 117 es el más corto. El versículo en el centro de la Biblia es Salmo 118:8: «Mejor es confiar en Jehová/ que confiar en el hombre». El libro de Salmos se compone de 150 salmos individuales; hay 2.461 versículos y 41.856 palabras en la versión Reina-Valera del año 1960. Los salmos son bien amados por los judíos y también por los cristianos. El Salmo 23 es probablemente el más amado y más memorizado de cualquier escritura en cualquier libro religioso en el mundo. Los salmos muestran la alegría y la alabanza, el dolor y los lamentos, las oraciones y las quejas del pueblo de Dios por todos los siglos. El libro de Salmos merece la lectura devocional, la meditación y el estudio. Hablemos de los autores de los Salmos, en términos generales, llamamos a este libro «Los salmos de David». Pero no es completamente correcto porque menos de la mitad de los salmos están atribuidos directamente a él. Más de una docena de escritores están identificados en los títulos de los salmos. Moisés escribió el salmo más antiguo, el cual tiene como título «Oración de Moisés, varón de Dios». Fue escrito en algún momento durante el viaje de Israel desde Egipto hasta Canaán. La fecha de este salmo probablemente está entre los años 1443 y 1400 antes de Cristo. Uno puede imaginar la frustración de Moisés con los israelitas rebeldes. Oraba a su Dios fiel y derramaba su corazón delante de Él. Tome el tiempo en este momento para abrir su Biblia y leer las palabras de aquel salmo, el salmo 90. Salomón recibe el crédito por los salmos 72 y 127. El Salmo 72 reconoce a Dios como Rey y es una oración a Él por Su ayuda, con una conclusión de alabanza. El Salmo 127 es un reconocimiento de la necesidad del apoyo de Dios en cuanto a la seguridad de la nación de Israel. Nos hace pensar en la oración que Salomón hizo pidiendo sabiduría cuando comenzó su reinado. Asaf fue el director del coro en el templo, como David había ordenado. Los Salmos 50 y 73 al 83 están atribuidos a él. Se dice que los hijos de Coré escribieron los Salmos del 42 al 49 y del 85 al 87. Hemán el ezraíta escribió Salmo 88, y Etán el ezraíta (un familiar) escribió Salmo 89. De los 150 salmos, setenta y tres están atribuidos a David en sus títulos. Sin embargo, hay otros salmos atribuidos a él por los escritores del Nuevo Testamento quienes escribieron «El Espíritu Santo habló por boca de David». El hecho de que David los haya escrito no nos debe sorprender. David tenía la imaginación necesaria para la poesía, fue un buen músico, compuso música para los coros del templo, fue dotado por el Espíritu de Dios, y fue llamado «El dulce cantor de Israel» según lo que dice 2 Samuel 23:1. Ahora, enfoquémonos en la escritura de los Salmos, los salmos fueron escritos en muchos diferentes lugares inspirados por algún acontecimiento. La mayor parte fueron escritos en la tierra de Palestina, unos antes de la cautividad babilónica y otros cuando los judíos regresaron de la cautividad. Moisés escribió el Salmo 90 en el desierto de Sinaí. El Salmo 17 se escribió en Babilonia durante la cautividad de los judíos. Los sitios geográficos y las condiciones sociales en los cuales se escribieron los salmos enseñan una lección espiritual muy importante: Dios está con Su pueblo en todo lugar y está disponible en toda circunstancia. Algunos de los salmos fueron tan privados en su carácter que es dudoso que el autor esperaba su inclusión en el himnario de la nación. La confesión de David de su pecado en el Salmo 51, por ejemplo, es muy privado y personal. Pero aún aquel salmo ha sido utilizado por muchas personas al confesar su pecado y en buscar el perdón de Dios. Otros salmos fueron designados para la adoración pública. Dios inspiró todos los salmos y son de beneficio para la meditación privada o la expresión pública. Algunos de los salmos vienen de una situación histórica y aparecen dos veces en la Biblia. El Salmo 105 es una versión más larga del salmo de David registrado en 1 Crónicas 16:8-36. El 2 Reyes 19:21-34 es un poema que está repetido en Isaías 37:22-35. Los salmos están esparcidos por todos los libros del Antiguo Testamento, no sólo en el mismo libro de los Salmos. Al antiguo pueblo hebreo les gustó mucho escribir cantos y cantar al Señor. Los salmos cumplían con un propósito y es que eran un medio utilizado por los hebreos para dirigir sus oraciones y alabanzas al Señor. El himnario nacional de los judíos está compuesto por los salmos. Mucho antes de la construcción del templo en Jerusalén, los salmos ya estaban en uso. David ya había diseñado el plan para las ceremonias de adoración utilizadas en el templo (conforme a lo que Dios había revelado por Moisés), y escribió muchos salmos o canticos para esas ceremonias. Hizo planes para los coros y una orquesta para acompañar el canto de los salmos. Hasta que agregó una colección de salmos que conformó el primer himnario oficial de Israel. Los coros levíticos compuestos de cientos de voces cantaban los salmos. Unos salmos fueron escritos para voces particulares. «Almot» en el título de Salmo 46 significa «señoritas», e indica que debe ser cantado por voces sopranos. La presencia de la palabra «Selah» ha molestado a muchos alumnos de la poesía hebrea. Su definición no es clara. Parece ser una notación musical equivalente a «prolongar». Unos expertos lo ven como «Esperar y meditar». Evidentemente, indica que los salmos fueron escritos tanto como una expresión musical, así como devociones personales. Los salmos son igualmente profundos cuando se usan en la adoración pública y en la meditación privada. Algunos de los cantos, sin embargo, tienen más efecto cuando son cantados como eran diseñados. El Salmo 24 debe ser leído en forma alternada, como una lectura coral. Imagínese un gran coro repitiendo el salmo, con una sección dando la pregunta, otra sección la respuesta, y después con todas las voces unidas. Las ceremonias de adoración de los antiguos hebreos debían haber sido emocionantes al utilizar los salmos para magnificar el nombre del Señor Dios. Ahora, enfoquémonos en la relación que existe entre Jesús y los salmos, casi todas las grandes doctrinas de la Biblia se encuentran en el libro de los Salmos. La creación es el tema de los Salmos del 1 al 41. La redención es el énfasis de los Salmos del 42 al 72. La adoración es el espíritu de los Salmos del 73 al 89. Las circunstancias de la vida cotidiana están repasadas en los Salmos del 90 al 106. Las alabanzas y la Palabra de Dios son destacadas en los Salmos del 117 al 150. Los Salmos hablan de Dios, el hombre y el pecado, la redención, la muerte, la oración, el dolor, el consuelo y muchas otras verdades. La doctrina más bendecida enseñada por el libro de Salmos es la doctrina de Cristo. Allí, se encuentran decenas de alusiones a Él. Menciona Su nacimiento, Su humillación, Su divinidad, Su ministerio, Su resurrección, Su ascensión, Su reinado, y muchas más referencias. Los sufrimientos de Cristo encarnado están dados con increíbles detalles en el Salmo 22. Examine aquel salmo a la luz de las referencias a Su sufrimiento. Las manos y los pies fueron traspasados. No quebraron Sus huesos mientras estaba en la cruz. Fue escarnecido mientras estaba en la cruz. Otros salmos relatan que le dieron de beber vinagre, y fue rechazado por ambos, los judíos y los gentiles. Estas descripciones de la crucifixión estuvieron registradas en una época cuando no se usaba como método la ejecución. Es una profecía asombrosa del sufrimiento del Mesías, a quien le conocemos como Jesús de Nazaret. Gracias a Dios por Su mensaje en el libro de los Salmos. Debemos también recalcar la estructura de los salmos, lo que llamamos el «libro» de Salmos son en la actualidad cinco libros que han sido reunidos para formar uno solo. Los eruditos están de acuerdo de forma unánime en que hay cinco libros que contienen un número diferente de salmos en cada uno, y que cada uno de los cinco libros termina con una doxología. Aquellos cinco libros fueron recopilados y arreglados de acuerdo con los cinco libros del Pentateuco (Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio). David hizo la recopilación del Libro I, que contiene Salmos del 1 al 41. La doxología que lo termina dice: «Bendito sea Jehová, el Dios de Israel, por los siglos de los siglos. Amén y Amén». El Libro número II contiene treinta y un salmos recopilados por Ezequías o Josías del Salmo 42 al 72. Al final, su doxología dice: «Bendito Jehová Dios, el Dios de Israel, El único que hace maravillas. Bendito su nombre glorioso para siempre, y toda la tierra sea llena de su gloria. Amén y Amén». El Libro III tiene diecisiete salmos recopilados por Ezequías o Josías del Salmo 73 al 89 y concluye diciendo: «Bendito sea Jehová para siempre. Amén y Amén. El Libro número IV tiene diecisiete salmos recopilados en las épocas de Esdras y Nehemías del Salmo 90 al Salmo106. Su doxología dice: «Bendito sea Jehová Dios de Israel, desde la eternidad y hasta la eternidad; y diga todo el pueblo, Amén, Aleluya». El Libro número V tiene cuarenta y cuatro salmos del 107 al 150. Concluye con la petición: «Todo lo que respira alabe a Jehová. Aleluya». Muchos de los salmos tienen títulos que indican la ocasión cuando deben ser cantados, por ejemplo el Salmo 92, la condición del escritor, los Salmos 3, 51 y 102, la melodía que debe acompañarlo, Salmo 22, la escala musical en que deben ser cantados, Salmo 46, entre otro. Los salmos con el título «Canto gradual» que van del Salmo 120 al 134 fueron cantados por peregrinos de viaje a Jerusalén para ritos religiosos. A manera de cconclusión podemos decir que los salmos representan la cúspide de la religión del Antiguo Testamento. Tienen una perspectiva universal que abraza totalmente la verdadera religión, son tan útiles hoy en día como cuando fueron escritos. De las 283 citas del Antiguo Testamento en el Nuevo Testamento, 116 vienen de los Salmos. Por ejemplo, satanás citó el Salmo 91:11 y 12 en su tentación a Jesús. Jesús citó Salmos 22:1 y el 31:5 mientras estaba en la cruz. Pablo y Silas cantaron salmos mientras sufrieron el abuso en la cárcel de Filipos. Hoy en día, los salmos son leídos, repetidos o cantados más que cualquiera otra parte de las Sagradas Escrituras. En los salmos, más que ninguna otra porción de las Escrituras, encontramos a personas en conversación con Dios. Hace un tiempo, se requería que los que iban a ser ordenados al ministerio del evangelio memorizaran el libro de los Salmos. El Salmo 150, el texto para este estudio, es típico de este libro de alabanzas. Lea y medite en los Salmos. Memorice porciones de ellos y permita que el estudio de los Salmos le dé fuerza a su adoración a Dios y que también le anime a su crecimiento espiritual y a su relación con Él. Que Dios nos bendiga, siempre es un privilegio compartir el mensaje de la palabra de Dios con usted. Si el Padre celestial nos lo permite nos vamos a escuchar en la próxima lección. Radio Bautista Centro de Vida y Lifeword en español presentaron su programa Seguidores del Maestro, un programa de la Editorial Bautista Misionera de América, para mayor información puede visitarnos en www.lifeword.org sección en español. Bendiciones.
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