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Panorama De La Biblia
Panorama De La Biblia – Lección Cuatro: Preservación
Valmori Zelaya
(Centro De Vida)
Duración: 00:23:00 Minutes
Listens:
24
Aired on Mar 22, 2020

Escritura

Ester 2:2-4,8,15-17

Y dijeron los criados del rey, sus cortesanos: Busquen para el rey jóvenes vírgenes de buen parecer; y ponga el rey personas en todas las provincias de su reino, que lleven a todas las jóvenes vírgenes de buen parecer a Susa, residencia real, a la casa de las mujeres, al cuidado de Hegai eunuco del rey, guarda de las mujeres, y que les den sus atavíos; y la doncella que agrade a los ojos del rey, reine en lugar de Vasti. Esto agradó a los ojos del rey, y lo hizo así. Sucedió, pues, que cuando se divulgó el mandamiento y decreto del rey, y habían reunido a muchas doncellas en Susa residencia real, a cargo de Hegai, Ester también fue llevada a la casa del rey, al cuidado de Hegai guarda de las mujeres. Cuando le llegó a Ester, hija de Abihail tío de Mardoqueo, quien la había tomado por hija, el tiempo de venir al rey, ninguna cosa procuró sino lo que dijo Hegai eunuco del rey, guarda de las mujeres; y ganaba Ester el favor de todos los que la veían. Fue, pues, Ester llevada al rey Asuero a su casa real en el mes décimo, que es el mes de Tebet, en el año séptimo de su reinado. Y el rey amó a Ester más que a todas las otras mujeres, y halló ella gracia y benevolencia delante de él más que todas las demás vírgenes; y puso la corona real en su cabeza, y la hizo reina en lugar de Vasti.

Radio Bautista Centro de Vida y Lifeword en español presentan su programa Seguidores del Maestro, un programa de la Editorial Bautista Misionera de América, pongámonos cómodos y disfrutemos esta maravillosa lección con nuestro hermano Valmori Zelaya, de la serie Panorama de la Biblia. «Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y entonces entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca» (Ester 4:16). ¿Cómo puede un creyente vivir en el mundo, pero no «ser del mundo»? Ester parece enseñarnos nuestro lugar en la sociedad de hoy en día. Dios nos llama a seguirle en cualquier circunstancia. Aquí tenemos la historia de una judía huérfana que llegó a ser una reina pérsica. Su nombre hebreo fue Hadasa, pero nosotros la conocemos mejor por su nombre pérsico, es decir Ester que quiere decir «Estrella»). Ella fue la reina del rey pérsico, llamado Asuero por los hebreos y Jerjes por los griegos. El libro fue escrito cerca del año 450 antes de Cristo por Mardoqueo o un asociado de él que tenía conocimiento de tales eventos. Los eventos reportados en el libro ocurrieron en un tiempo entre los capítulos seis y siete del libro de Esdras en el año 516 hasta el año 458 antes de Cristo). La fiesta del rey mencionado en el capítulo uno tomó lugar en el año 483 antes de Cristo, un poco antes de una gran campaña militar al oeste, y Ester llegó a ser reina unos cinco años después. El libro es único en varias maneras, por ejemplo: es el único libro de la Biblia donde nunca se menciona el nombre de Dios. Sin embargo, el texto hebreo da su nombre, Jehová, en acróstico cuatro veces, en Ester 1:20; 5:4, 13; 7:7. El libro es único también porque se refiere a la ley de Moisés, los sacrificios, las ofrendas, se refiere al templo, entre otros aspectos.  También en el Nuevo Testamento, no hay mención de este libro.  En cuarto lugar, es uno de solamente dos libros que llevan el nombre de una mujer. El libro de Rut habla de una mujer gentil que se casó con un hombre judío y el libro de Ester habla de una mujer judía que se casó con un hombre gentil. En quinto lugar, este libro es único porque está metido en los eventos históricos donde hay una gran batalla espiritual cuando Satanás trata de destruir la nación de la cual vendría el Mesías. También este libro es único porque este libro equivale a lo que nosotros leemos en el pasaje de Romanos 8:28 en el Nuevo Testamento, mostrando cómo Dios utiliza las circunstancias perjudiciales en nuestra vida y las usa para nuestro bien y para la gloria de Él. En último lugar, este libro se dirige a los judíos que no regresaron a la Palestina cuando fueron liberados por el decreto del rey Ciro. Examine este libro y busque la mano de Dios obrando en la vida de su pueblo. En los primeros dos capítulos del libro de Ester podemos ver las personas en la preservación de Dios. Asuero era un rey conocido por la sensualidad, la inconstancia, el despotismo y la brutalidad. Él hizo un plan para una expedición militar al oeste, y tardó cuatro años en preparar su ejército de casi tres millones de hombres.  Él entretuvo a muchos nobles con banquetes suntuosos durante ese tiempo. Fue en un banquete, después que los invitados habían comido con gusto y bebido exageradamente, que él decidió divertirles con una exhibición de la gran belleza de la reina Vasti. Él la mandó a presentarse delante de sus invitados.  Tal exhibición fue sin precedente en aquellos días. La reina rehusó hacerlo. Era una mujer modesta y prefería arriesgarse al enojo del rey en vez de ser un objeto de lujuria por la ebriedad de los asistentes.  El rey la castigó quitándola como reina. Asuero salió a la guerra.  Después de sufrir una gran derrota en la batalla de Salamina, volvió con prisa a Persia.  Buscó consuelo, y le aconsejaron seleccionar una nueva reina para tomar el lugar de Vasti. Estas fueron las circunstancias bajo las cuales Ester llegó a ser la reina, más o menos en el año 478 antes de Cristo. Ester era una judía huérfana que fue criada por su primo Mardoqueo. Era tan bonita que la incluyeron entre las mujeres jóvenes llamadas para pasar delante del rey cuando buscaba su nueva reina.  Mardoqueo le aconsejó mantener en secreto su herencia judía.  Nadie sabía que la mano de Dios estaba trabajando cuando el rey eligió a Ester entre las mujeres hermosas del reino. Tal vez Dios tiene a una persona colocada en un lugar inesperado que Él va a utilizar para proveer una gran liberación hoy en día.  Dios no escoge al grande o al poderoso. Dios usa gente común para cumplir grandes logros. Del capítulo 2 al capítulo 4 podemos ver la necesidad de la preservación de Dios. No todo iba bien en el reino de Asuero.  Dos asesinos, Bigtán y Teres, conspiraban para matar al rey. Mardoqueo supo de la intriga, la reportó a las autoridades y los asesinos fueron detenidos y ejecutados. El reporte de la fidelidad de Mardoqueo con el rey fue escrito en las crónicas del reino. El segundo hombre en poder en el reino se llamaba Amán. Fue un descendiente de Agag, rey de los amalecitas en los días de Samuel. (Recuerde que los amalecitas fueron los enemigos perpetuos de los judíos.  De hecho, Dios había jurado guerra para siempre contra los amalecitas de acuerdo con lo que dice Éxodo 17:16.) Toda la gente del reino se inclinaba delante de Amán, y le daba homenaje, menos Mardoqueo. Como un judío, Mardoqueo rehusó inclinarse a ninguna persona, solamente a Dios. La determinación de Mardoqueo de no inclinarse fue reportada a Amán. El funcionario pérsico se llenó de mucho enojo y comenzó a observar diariamente si Mardoqueo se inclinaba o no cuando el pasaba.  Por fin, decidió buscarle la muerte.  Pero como la decisión de Mardoqueo se basaba en su herencia judía, Amán decidió también matar a todos los judíos en el reino cuando le matara a él. Los efectos depravados del orgullo y los celos son muy evidentes en los pensamientos y acciones de Amán. Los elementos de la conspiración fueron la decepción y el abuso del poder.  Primero, él engañó al rey. Dijo al rey que había ciertas, pero no especifico, ciertas personas en el reino que no obedecían las leyes del rey y eran una amenaza para el gobierno. Amán ofreció un soborno de diez mil talentos de plata, estamos hablando de unos diecinueve millones de dólares, si hacemos la conversión de aquel dinero a nuestro tiempo, si el rey autorizaba el edicto. Puesto que los ingresos del imperio entero eran solamente quince mil talentos de plata cada año, el rey aceptó efusivamente. (El dinero probablemente iba a venir de las riquezas saqueadas de la gente que Amán iba a asesinar.) El rey tuvo tanta confianza en Amán que no averiguó la identidad o la cantidad de la gente que sería destruida. El edicto fue escrito y sellado con el sello del rey mismo. Se mandaron mensajeros por todo el reino con el edicto de que todos los judíos – jóvenes y ancianos, mujeres y hombres serían masacrados dentro de once meses. Cuando se publicó el decreto, Asuero y Amán tuvieron un banquete. La pregunta que podemos hacernos a estas alturas de la historia es ¿Dónde estaba Dios mientras se planeó la intriga y se publicó el decreto? Dios, mi estimado oyente, Dios estaba trabajando, Dios ya había puesto a Ester en un lugar clave cerca del rey. Ahora, utilizaría a Mardoqueo para aconsejar a Ester y ponerse en acción.   Los judíos de Susa, la capital, escucharon del edicto.  Se habían puesto en cilicio y ceniza como muestra de su luto. Ester escuchó la aflicción de su primo e investigó la causa.  Mardoqueo le mandó una copia del edicto del rey y le explicó la conspiración de Amán. La animó a ir delante del rey y pedir protección para ella misma y para su pueblo. Ella respondió que cualquiera que viniera sin invitación ante el rey sería asesinado, a menos que el rey le extendiere el cetro de oro. Mardoqueo le recordó a Ester que ella también era judía, y también moriría si el decreto era cumplido. Dos de las declaraciones significativas en el libro ocurren en este contexto.  Mardoqueo preguntó a Ester «¿y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?» su pregunta reconoce la providencia de Dios en hacer a Ester la reina de Asuero para proteger a los judíos. Ester pidió que los judíos ayunaran y oraran por tres días. Después, ella iría sin invitación frente al rey. Ella dijo, «y si perezco, que perezca». Del capítulo 5 al capítulo 8 podemos ver el método de la protección de Dios. Jesús dijo que la gente de Dios debe ser «prudente como serpientes y sencillos como palomas» de acuerdo a Mateo 10:16. Ester usó su sabiduría dada por Dios al acercarse al rey. Se vistió con sus vestiduras reales y se colocó en el patio interior donde el rey podía verla mientras estaba sentado en su trono.  El rey la vio, extendió a ella su cetro de oro, y ella se adelantó y tocó la punta del cetro. El rey le preguntó qué era lo que deseaba. Ella no tenía el valor de acusar a Amán ni de revelar la conspiración bajo tales circunstancias. Entonces, ella invitó al rey y a Amán a una fiesta que ella iba a preparar.  El rey aceptó la invitación. Amán fue complacido. Una invitación a una fiesta privada con el rey y la reina era el honor más alto que se podía tener en aquellos días. Se jactó después con su familia y sus amigos de que había sido invitado. Ester no encontró una oportunidad para mencionar el destino de los judíos en aquel momento. Cuando el rey preguntó cuál era su petición, ella simplemente invitó al rey y a Amán a un segundo banquete para la noche siguiente. Mientras tanto, Dios seguía trabajando. Durante la noche entre los dos banquetes, el rey no pudo dormir y pidió que le leyeran las crónicas de su reino. Mientras le leyeron las crónicas, el rey escuchó sobre el reporte de cómo Mardoqueo acabó con la conspiración para asesinar al rey. El rey preguntó si algo había sido hecho para honrar a Mardoqueo. (Él no sabía de la conexión entre Mardoqueo y Ester). Ningún honor había sido extendido. Entonces, al día siguiente preguntó a Amán cómo honrar a un hombre que había alegrado al rey. Pensando que él mismo recibiría el honor, Amán le dijo al rey que debía darle un desfile por la ciudad en el caballo del rey, vestido con una vestidura real, con la propia corona del rey en su cabeza. Imagínese su consternación cuando el rey le dijo «Hazlo así con el judío Mardoqueo, que se siente a la puerta real y no omitas nada de todo lo que has dicho». Entonces Amán tuvo que acompañar a Mardoqueo, quien era su enemigo despreciado, tuvo que acompañarlo por la ciudad y anunciar que el rey deseaba honrarle.  Después él regresó con prisa a su casa, humillado. Amán estaba tan seguro del éxito de su plan que había edificado una horca de setenta y cinco pies de altura en la cual tenía la intención de ahorcar a Mardoqueo. Deseaba que toda la ciudad viera cómo él trataba a sus enemigos.  Llegó la hora del segundo banquete. Amán recobró la calma antes de asistir. Cuando el rey preguntó a Ester cuál era su petición, ella pidió su vida y la vida de su pueblo. Ella señaló a Amán como el destructor de su pueblo. El rey mandó que Amán fuese ejecutado en la misma horca preparada para Mardoqueo. Pero eso no resolvió el problema. Todavía había un edicto que autorizaba la matanza de los judíos en el día trece del mes doce. Aquel edicto no podía ser revocado, porque una ley de los Medos y Pérsicos no podía ser anulada. Entonces un segundo edicto fue promulgado y publicado, de que los judíos podrían defenderse contra sus enemigos en aquel día. Cuando la gente supo del segundo edicto, sólo los que odiaban más a los judíos se atrevieron a atacarles. Aquel día fatal por fin llegó y un total de 75 mil de los enemigos de los judíos fueron asesinados, incluyendo 800 en la ciudad de Susa. Ejecutaron a los diez hijos de Amán por el delito de su padre. Mardoqueo fue elevado al puesto de Amán como el segundo gobernador del reino.  Los judíos celebraron su salvación con una fiesta grande. La reina Ester y Mardoqueo enviaron cartas a todos los judíos, pidiendo que lo hagan con una celebración anual de la salvación de su destrucción, porque Amán se había propuesto matar a los judíos. «Pur» en su idioma, para determinar el día para matar a los judíos, ellos tomaron el término «Purim» por el nombre de la celebración. Los judíos celebran la fiesta del Purim hasta el día de hoy. Pero la historia no termina todavía.  Ester vivió como la reina del rey Asuero por trece años.  Su influencia continuó sobre Artajerjes, el hijo de Asuero. Fue Artajerjes quien permitió que Esdras regresara a la Palestina para reavivar la religión de Israel. Fue el mismo Artajerjes quien permitió que Nehemías viajara para reconstruir los muros de Jerusalén. La influencia de Ester apoyó en todo eso. Ahora bien, ¡Observemos la providencia de Dios!, Él colocó a una niña judía quien era huérfana como la reina sobre un imperio pagano para preservar la nación de la cual el Mesías vendría.  Adoramos a un Dios soberano, y le llamamos «Padre» por medio de Cristo Jesús. Que Dios bendiga nuestras vidas con este panorama bíblico de hoy y que nos ayude a recordar siempre que Dios está obrando aun en medio de nuestras dificultades. Que Dios le bendiga, nos vamos a escuchar en la próxima lección. Radio Bautista Centro de Vida y Lifeword en español presentaron su programa Seguidores del Maestro, un programa de la Editorial Bautista Misionera de América, para mayor información puede visitarnos en www.lifeword.org sección en español. Bendiciones.

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