Dame ahora sabiduría y ciencia, para presentarme delante de este pueblo; porque ¿quién podrá gobernar a este tu pueblo tan grande?

Tras la muerte de David, su hijo Salomón tomó el mando de su reino, comenzando a reinar de una muy buena manera, ya que buscó el rostro del Señor. En primer lugar, reunió a todos los líderes de Israel y con toda esta asamblea se dirigieron a Gabaón ya que ahí se encontraba el tabernáculo de reunión de Dios, un lugar donde las personas se encontraban con Dios. Salomón y el pueblo fueron a ese lugar con el propósito de ofrecer sacrificios y consultar al Señor. Ofrecieron mil holocaustos en el altar, esto demostraba la riqueza que tenía Salomón y su corazón al utilizarlo para glorificar a Dios. con esto salomón quería enseñar al pueblo que desde el principio buscaría a Dios y guiaría al pueblo a hacer lo mismo. Aquella misma noche se le apareció Dios a Salomón y le dijo lo siguiente “Pídeme lo que quieras que yo te de” waoo es una promesa increíble. Salomón tenía la oportunidad de pedir lo que sea, que Dios se lo pensaba dar. Esta muestra de gratitud de parte de Dios no fue solo porque él sacrificó mil animales, sino por el corazón que tenía Salomón, él tenía un corazón rendido enteramente a Dios.  ¿Qué harías en su lugar? ¿Si Dios te hiciera la misma propuesta que pedirías? Muchos pediríamos un motón de bienes y riquezas, creyendo que una billetera bien cargada lo resuelve todo, otros pediríamos fama y gloria, ser reconocidos en todo el mundo conocido como uno de los reyes más poderosos y sobresalientes; otros pediríamos la destrucción de nuestros enemigos, ya que sin enemigos sería mucho más fácil extendernos y gobernar, otros por su parte pedirían salud y muchos años más de vida. Waoo era una decisión difícil de tomar. Sin embargo, Salomón tomó la decisión correcta. Dice el texto que él respondió al Señor con estas palabras “Dame ahora sabiduría y ciencia, para presentarme delante de este pueblo; porque ¿quién podrá gobernar a este tu pueblo tan grande?” Salomón era un hombre joven, sin experiencia para gobernar un pueblo sumamente grande, así que pide a Dios sabiduría, un corazón entendido para juzgar sabiamente a su pueblo, un corazón que sepa discernir entre lo bueno y lo malo. Y saben, agrado a Dios el pedido que hizo salomón y le dijo “sabiduría y ciencia te son dadas y también te daré riquezas, bienes y gloria como nunca tuvieron los reyes que han sido antes de ti, ni tendrán los que vengan después de ti” Esta historia es hermosa ya que nos enseña que es lo que verdaderamente debemos de pedir al Señor en oración. Como padres muchas veces creemos que nuestra familia marchará bien si tan solo tuviéramos más bienes económicos, decimos “si Dios me proveyera de una casa más grande o de un hermoso carro eso mejoraría nuestro hogar”, otro decimos “si me volviera un padre famoso y reconocido creo que mis hijos me respetarían más, así que pedimos a Dios eso”, otros por su parte “piden a Dios salud y una larga vida” dicen “la felicidad radica ante todo en una buena salud y piden eso al Señor” ¿Por qué es que muchas veces cuando hacemos este tipo de peticiones delante de Dios, el responde con un rotundo no? Creo que Santiago tiene la respuesta, es su carta dice lo siguiente “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.” Que hermoso sería que como papás, ante la llegada de un hijo a la familia, cada día clamemos a Dios sabiduría, sabiduría para saber cómo criar a esa pequeña criatura que Dios ha puesto en nuestras manos; sabiduría para conducirlo a temprana edad a los pies de Cristo, sabiduría para enseñarle a distinguir entre lo bueno y lo malo; sabiduría para en medio de un mundo lleno de maldad él pueda tomar decisiones correctas, sabiduría para enseñarle a ser un hombre o mujer de Dios; Sabiduría para guiarle como comenzar una relación con un joven o una señorita y sabiduría para enseñarle a formar una hermosa familia. Dios los bendiga Corpus Unum.