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Primera Linea De Defensa
Familia - Parte 5
Paul Tinoco Huaraca
(Centro De Vida)
Duración: 00:05:00 Minutes
Listens:
10
Aired on Ago 02, 2019

Escritura

Efesios 2:19

Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios.

El apóstol Pablo hace un contraste en lo que éramos antes de conocer a Jesús y lo que somos ahora en Cristo. Nuestra condición sin Cristo era de extranjeros y advenedizos, un extranjero es una persona que no es ciudadano de un determinado lugar y un advenedizo es aquel extranjero que aun viviendo en un determinado lugar no tiene los derechos propios de los ciudadanos. Sin Cristo solo éramos extraños, ajenos a la ciudadanía celestial, no teníamos ningún derecho de estar ahí y menos aún gozar de los privilegios que Dios da a sus hijos. Sin embargo, el día que por la fe rendimos nuestra vida a él, el día que con un corazón arrepentido nos acercamos delante de su presencia, todo en nosotros cambio. Nacimos de nuevo, y cómo tal pasamos de ser “ciudadanos terrenales a ciudadanos celestiales” de “hijos de ira a hijos de Dios” “de la familia del diablo a la familia de Dios”. ¿no es esto maravilloso? ahora en Cristo gozamos de una ciudadanía celestial y no estamos solos, sino que la compartimos al lado de nuestra familia en la fe, aquellos a quienes la escritura llama santos, los creyentes de todos los tiempos y de todas las edades. A la edad de 16 años por motivos de estudio, Dios permitió que viaje a un país extranjero por el espacio de 10 años, deje mi hogar, deje mi familia terrenal, sin embargo, saben nunca me sentí absolutamente solo. Conocí a hermanos y hermanas mayores que me trataron como su hijo, conocí a hermanos y hermanas jóvenes que me trataron como su hermano. Fue un tiempo maravilloso donde experimente el amor de una familia en la fe. No importa a qué lugar del mundo viaje uno, siempre que encuentre a una familia cristiana encontrará a unos amigos y hermanos, encontrará a la familia de Dios. Hay un coro que me gusta mucho y dice lo siguiente “Soy feliz porque soy de la familia de Dios; me lavó. en la sangre mi Salvador. Heredero con Cristo, hijo soy por su amor; soy feliz en la familia, la familia de Dios.” Agradezco a Dios por darme una maravillosa familia cristiana, sé que no todo es color de rosa, hay momentos en que estamos en desacuerdo con alguien, momentos en que experimentamos pruebas y adversidades, momentos de dolor, momentos de tristeza y muchas lágrimas, sin embargo, también hay momentos de compañerismo, alegría, diversión y gozo, sea cual fuere el momento que estemos atravesando, sé que tengo hermanos que estarán a mi lado en cualquiera sea la situación, sé que tengo una familia que me ama y se preocupa por mí. Y saben que es lo más maravilloso de todo esto, es que esta no es una familia común y corriente es la familia de Dios, es Dios quien la cuida, es Dios quien la guarda, es Dios quien la moldea a su imagen, y es Dios quien la preservará hasta el fin de los tiempos. Todos esos bienes materiales que tanto dinero y esfuerzo nos han costado obtener, quedarán en el olvido el día que nuestro corazón deje de latir, sin embargo, aquellos hermanos con los que compartimos cada semana serán nuestra grata compañía por toda la eternidad. Dios los bendiga. Corpus Unum

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