Escritura
Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor.
El texto comienza diciendo “las casadas” toda mujer que ha contraído matrimonio, no importa el grado de instrucción, edad, madurez espiritual, dones, talentos, clase social o experiencia que tenga tiene un mandato de parte del Señor. ¿Cuál es el mandato? Dice el texto: que “estén sujetas a sus propios maridos” la palabra sujetarse o someterse es un término militar, conlleva la idea de subordinarse, colocarse bajo el rango de autoridad correspondiente o someterse voluntariamente al liderazgo de otro. La idea de someterse no está muy de moda en nuestros días y muchas veces es por un mal entendimiento de ella. ante ello, me gustaría decirles lo que no es la sumisión bíblica. En primer lugar, no es un concepto exclusivamente para las mujeres, sino se aplica también a todo creyente. Por ejemplo, un texto antes de este dice lo siguiente “someteos los unos a los otros en el temor de Dios”. En segundo lugar, la sumisión no significa que la esposa sea inferior al marido. Por ejemplo, en la carta a los corintios Pablo dice que “Dios es cabeza de Cristo” esto no significa que Cristo es inferior a Dios el Padre, más bien enseña que hay una división de las tareas y responsabilidades dentro de la Trinidad, de la misma forma la sumisión de la esposa en ninguna manera nos habla de inferioridad, sino nos enseña la necesidad de orden, estructura y de compartir responsabilidades dentro del hogar. En tercer lugar, la sumisión no significa que la mujer es una esclava, una empleada del hogar o alguien que nunca puede dar una opinión ni utilizar sus dones y talentos. Entonces ¿qué es la sumisión? Wayne Mack lo define muy bien al decir “La sumisión significa que la esposa coloca todos sus talentos, habilidades, recursos, y energía a disposición de su marido. Sumisión quiere decir que la esposa cede y utiliza todas sus habilidades bajo la dirección de su esposo para el bien de él y de la familia. Significa que se considera como parte del equipo de su marido y no un contrincante que lucha contra él y procura sobrepasarlo. No es solamente un ser independiente que va por su propio camino, es compañera de equipo de su esposo que lucha por los mismos logros. Tiene ideas, opiniones, deseos, pedidos y percepciones y con amor se los hace conocer, pero sabe que en todo buen equipo alguien tiene que tomar las decisiones finales. Sabe que los miembros del equipo deben apoyar al capitán, a sus planes y decisiones, o no habrá progreso sino, por lo contrario, habrá confusión y frustración. En el plan de Dios, él ha colocado al varón como cabeza del hogar y tiene la responsabilidad de amar, proveer, proteger y servir a su esposa y su familia, la esposa por su parte debe de someterse voluntaria y amorosamente a él. Las palabras “a sus propios maridos” limita la sumisión de la mujer a un solo hombre, aquel que ella ha escogido como compañero de toda la vida, aquel que le pertenece y que vela por ella. Y por último el texto termina diciendo “como al Señor” El Señor manda que la esposa sea sumisa, el obedecerle es una prueba de su amor a Dios sin embargo el negarse a someterse equivale a estar en rebelión contra Dios mismo. Sé que hacerlo no será una tarea fácil y menos aún si la pareja que tiene no conoce al Señor, ya que puede ser que muchas veces en vez de responder con amor lo haga de mala forma, sin embargo, una mujer llena del Espíritu se someterá de todas formas ya que entiende que esa es la voluntad del Señor. Dios los bendiga. Corpus Unum
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